Reseñas de libros/No ficción
Grupo de Estudios Estratégicos: Qué piensan los “neocon” españoles (Ciudadela, 2007)
Por Rogelio López Blanco, viernes, 1 de junio de 2007
Nada menos que ya hace veinte años un grupo de profesores y expertos en relaciones internacionales interesados por los estudios en el ámbito de la defensa y la seguridad fundó un thik-tank o laboratorio de ideas, el Grupo de Estudios Estratégicos. El tiempo ha permitido consolidar una doctrina, una visión de conjunto sobre esas cuestiones de interés que permite diferenciar claramente sus análisis, muy influidos por la corriente neocon norteamericana que les sirve de inspiración.
Aunque los fundadores del grupo fueron siete, sobresalen, tanto en el libro como en el colectivo, los profesores Rafael Bardají, Florentino Portero y Manuel Coma. Sin desmerecer al resto de quienes colaboran en el volumen, que también tienen aportaciones relevantes (quédense con un nombre que sin duda va a destacar particularmente, Óscar Elía Mañu), son ellos quienes abanderan al grupo y cuentan con el mayor número de contribuciones (que ocupan más de las dos terceras partes de las páginas del libro).
La principal virtud del libro y del grupo es la claridad, tanto en la exposición de los temas que abordan como en su caracterización ideológica. No esconden ni disimulan sus posturas, ni de quienes están a favor, Estados Unidos como imperio hegemónica es considerado un factor clave de estabilidad y progreso para el mundo, Israel o la política aznarista, ni de quienes ven profundamente equivocados, la actual izquierda liderada por Rodríguez Zapatero es su principal bestia negra o la escuela realista norteamericana en el campo de las relaciones internacionales.
Lo mejor del libro es la caracterización de los peligros que amenazan la estabilidad y la seguridad internacional basándose en la historia, desde la Guera Fría hasta la actualidad de terrorismo de masas derivado de la ideología radical islamista (islamo-fascismo), y en el estudio y análisis profundo de los mecanismos que se pueden emplear para combatirla
Abundando más en el tema de las simpatías, desde su independencia financiera y de pensamiento, son fieles a una línea político-ideológica muy definida, la encarnada en política exterior por José María Aznar, sobre todo a partir de su mayoría electoral absoluta. De forma coherente con sus principios y percepciones de la realidad estratégica, prosiguen respaldando con toda contundencia la intervención en Iraq.
Lo mejor del libro es la caracterización de los peligros que amenazan la estabilidad y la seguridad internacional basándose en la historia, desde la Guera Fría hasta la actualidad de terrorismo de masas derivado de la ideología radical islamista (islamo-fascismo), y en el estudio y análisis profundo de los mecanismos que se pueden emplear para combatirla. La conclusión, bien razonada, es la misma que rige la política exterior de George W. Bush, que hay una guerra global y hay que ganarla. Sin embargo, la defensa acérrima de unos principios, como la idea de implantar a toda costa la democracia en Oriente Próximo, es incongruente con uno de los criterios capitales de esta tendencia del pensamiento internacional: no incurrir en la tentación de la ingeniería social ni política.
Pero lo menos afortunado del libro, en mi opinión, es que, haciendo una crítica rigurosa de las posturas de la izquierda, de los fundamentos errados de su cosmovisión, este trabajo se desdibuja un tanto con la caracterización hiperbólica de aquélla, cuando no mediante la más extrema caricatura de sus rasgos. El afán polemista no debería impedir la contención en los epítetos dirigidos contra la izquierda (“cobarde y cínica”, “hábito totalitario”, afán de “detentar eternamente el poder”, “los virus que nos infectan”, “fábrica de descreídos”, “opio del pueblo”), algo completamente prescindible aunque explicable por el calentamiento de la polémica política en los últimos tiempos.