No ficción
Justo Sotelo responde a un patrón de escritor no tan habitual como pudiera parecer a primera vista. Que un catedrático de economía escriba novelas cuenta con una tradición relativamente larga –J. L. Sampedro constituye un buen ejemplo, además de reciente- pero no lo es tanto que, además de escribir, se interese por un tipo de estudios –como los de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada- volcados en la reflexión sobre los principios, métodos y conceptos por los que se regula el análisis y comprensión de los textos literarios. Este proceso ha culminado con la elaboración de una tesis doctoral –que yo he dirigido al lado de Fernando Rodríguez Lafuente- en torno a un concepto central de la moderna teoría de la ficción: el de mundo posible o mundo ficcional. Al margen de otras consideraciones, el trabajo de Justo Sotelo pone ante todo de manifiesto el valor de las ideas para el estudio de la literatura y cómo, lejos de desvirtuar su vivencia, ayudan a profundizar en el conocimiento de las singularidades que le son propias. El autor hace un uso excelente del concepto de mundo ficcional para explicar el oficio de novelar de H. Murakami, escritor que encarna en grado eminente la mayoría de los rasgos más característicos de la narrativa actual. Desde otro punto de vista, el libro de Justo Sotelo –Los mundos de Haruki Murakami, Madrid, Izana Editores, 2013- viene a ratificar la rentabilidad de determinados conceptos nacidos en el ámbito filosófico aclimatados posteriormente, como ha ocurrido tantas veces, al campo de la reflexión literaria. La inspiración procede en este caso de uno de los grandes teóricos de la ficción literaria, Lubomir Dolezel, y, más específicamente, la propuesta formulada en uno de sus libros más importantes: Heterocósmica. A su luz, Justo Sotelo acomete el análisis de los universos creados por el autor japonés.