En una primera fase es usual que, por mucho que se insista, no prioricen ni
los motores de búsqueda ni la planificación de contenidos ni la eficacia en
la comunicación. Si no hay desestimiento puede ser algo fructífero, ya que la
experiencia forma parte del aprendizaje.
Todo cambia en el momento en que los propietarios comienzan a preocuparse y
valorar el rendimiento de su página web en términos de visibilidad de los
productos, servicios e informaciones que quieren difundir, de la penetración de
su imagen de marca o de la utilización del web como canal comercial y
del eficaz uso de las redes sociales asociadas.
Cuando se tiene en consideración que cada vez es más importante la presencia
en la Red y se es consciente de las circunstancias que ello implica, la pregunta
final es obvia: ¿podemos gestionar personalmente nuestro website o dedicar a la
tarea, a tiempo parcial, a uno de nuestros empleados? Si esto se va a llevar a
cabo, hay que contestar antes (o después) a otra cuestión de calado, ¿se está
solucionando un problema o generando una falsa salida para aliviar la
preocupación?
En el mantenimiento de un sitio web y sus redes sociales asociadas, con el
fin de favorecer un crecimiento sostenido y mensurable sin grandes dispendios,
entran en juego una amplia cantidad de variables. Citemos unas pocas. La
generación de contenidos propios de calidad adecuados en un
mundo sobre saturado de información. El
fortalecimiento y la alimentación del web a través de metodologías de redifusión
en redes sociales y campañas de email marketing. La planificación estratégica de esos contenidos
para mantener el pulso de la regularidad y perseverar en los objetivos del
posicionamiento en buscadores. La estimación cuantitativa de los resultados a
través del seguimiento de las métricas.
Estar al día en torno a las novedades que surgen en el sector y conseguir
acoplar todos estos factores no es fácil. Por eso, en Nubulus proponemos una
solución que se traduce en dos términos: consultoría y externalización. El
primero tiene que ver con la prudencia. La consultoría o outsourcing permite ponderar los costes
y evaluar los problemas del web junto con el cliente antes de
embarcarse en un proyecto de relanzamiento. La segunda, la externalización,
supone compromiso, porque, puesto aquél en marcha, el cliente debe participar. Y también
seguridad, porque, aparte de las decisiones de carácter general, la gestión
corre a cargo de profesionales que organizan y supervisan los trabajos que
conlleva la propuesta aprobada por el cliente.