El cristiano mágico se articula en torno a una historia mínima: un
rico magnate norteamericano, Guy Grand, decide pasar su tiempo
gastando bromas pesadas que casi siempre terminan costándole una buena suma de
dinero y, en lugar de escarmentar, sigue perpetrando nuevas bromas que llenan su
aburrida existencia de un poco de emoción. Este frágil argumento, que ocupa
apenas 150 páginas, no es más que una excusa para que Terry
Southern pueda mostrar los defectos y míseras de una
sociedad guiada (y cegada) por el poder económico y el valor monetario de las
cosas, y donde el lema “tanto tienes, tanto vales” rige las vidas de
las personas.
El motor y epicentro de la novela es sin duda el personaje
de Guy Grand y sus extravagantes ocurrencias. Caracterizado por
el narrador como rico, bromista y excéntrico, un “tipo curioso”, en definitiva,
el protagonista de El cristiano mágico es, más que analizado, esbozado por el
autor, enfrentando al lector a una parodia de personaje. Grand es el típico
estereotipo del gran magnate, pero si en El gran
Gatsby de Scott
Fitzgerald adquiría una dimensión trágica, en este texto Southern
lo reduce a un niño malcriado al que le gusta gastar bromas
pesadas.
La novela se sustenta, además de en el personaje protagonista, en el humor y
en las hilarantes anécdotas que articulan una estructura que, por otra parte, es
difusa y algo predecible. En todos los capítulos que componen el texto se nos
plantea una misma escena: Guy Grand toma el té con sus dos ancianas tías y una
ridícula amiga de éstas, Ginger Horton. Entre sorbo y sorbo de té el narrador
nos presenta al personaje protagonista a través de sus ocurrencias: en todas,
Guy Grand decide gastar una broma pesada con el dinero como reclamo, y tras
causar la indignación de los que la han sufrido, el “problema” se resuelve con
una “alta suma de pasta“.
Quizás el punto débil del texto reside precisamente en esa estructura, en la
que se encadenan situaciones e historias sin un hilo argumental concreto, lo que
convierte en ocasiones a El cristiano mágico en un texto repetitivo que
pierde su capacidad de sorpresa tras los primeros capítulos. Y es que, cuando
uno llega al final del libro y descubre el porqué del título, Guy Grand y sus
aventuras han perdido parte de su atractivo.
No obstante, Terry Southern se asegura de que al menos cada capítulo-escena
contenga una imagen poderosa (por ejemplo, la careta de cerdo,
la multa, el barco…) que caracterice cada nueva broma del personaje y sea capaz
de impactar al lector en torno a una nueva faceta de la tiranía del
dinero.
En este sentido, las historias de Grand sirven como espejo y crítica
de ciertos aspectos de la sociedad americana, lo que nos conecta con
los principales temas del libro. Como artefacto contracultural El cristiano
mágico funciona muy bien a través de la sátira sobre la obsesión por el
dinero, por la grandeza y por el poder, sobre la avaricia del ser humano, del
capitalismo y el desnudo planteamiento de que todos los seres humanos,
absolutamente todos, tienen un precio por el que están dispuestos a humillarse.
Una sátira que permite a Southern plantear al lector una reflexión sobre la
moral de la sociedad norteamericana, dominada por la escala que establece el
dinero y el valor económico de las cosas. Y esto, pese a lo limitado del
argumento, es lo que fortalece el significado de la novela.
El cristiano mágico, un artefacto
contracultural
Terry Southern es un autor más conocido como guionista que como narrador, y
esto se advierte en la textura narrativa de El cristiano mágico, que
contiene una estructura y lenguaje cercano a lo audiovisual. El trabajo de
Southern será más fácil de ubicar si hablamos de su participación en los guiones
de filmes como Easy Ryder, Casino Royale, Barbarella o Dr.
Strangelove (¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú), por el que el
autor estadounidense recibiría una nominación a los Oscars. También El cristiano mágico
encontró una adaptación cinematográfica en un film protagonizado
por Peter Sellers y el beatle Ringo Starr.
Situado en el contexto de la contracultura
americana e incluido en paralelo dentro de la “corriente” beat,
Southern se sirvió de El cristiano mágico para construir una crítica
del sistema americano desde una cierta distancia, lo que le permite ser un poco
más ácido y menos experimental que los beat. Utilizando precisamente un
personaje del stablishment (el gran magnate capitalista), se permite
criticar esos valores que encarna el personaje de Guy Grand desde dentro, a
través del infantil punto de vista del magnate. En este sentido, el personaje de
Grand, sin saberlo, intenta exponer y ridiculizar el sistema que lo ha creado,
pero lo hace como una broma, como una diversión. Southern denuncia algunos males
del capitalismo y de la sociedad norteamericana, pero se queda en un mero
divertimento.
En definitiva, El cristiano mágico es un texto que funciona de una
manera poderosa como sátira o divertimento, pero como obra literaria es algo
limitada. Hilarante en ocasiones, en otras estremecedor, es un libro interesante
en cuanto a lo que tiene de crítica social y moral.