Tal planteamiento tiene un profundo componente antipolítico y antipartido,
sumamente
enraizado en el discurso “movimientista” de los
populismos. De este modo, los movimientos populistas
intentan ocupar el mayor espacio posible de la escena política, de ser posible
desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha, en un
intento de
representar al “pueblo” de forma monopólica y sin ningún tipo de
intermediarios. “El Peronista trabaja para el MOVIMIENTO.
El que en su nombre sirve a un círculo, o a un caudillo, lo es sólo de
nombre”
. Esta idea queda clara en las
Veinte verdades del
peronismo (la anterior es la tercera), una especie de catálogo de las virtudes
del buen peronista. Desde esta perspectiva, la verdad segunda dice: “El
Peronismo es esencialmente popular. Todo círculo político es antipopular, y por
lo tanto, no es Peronista”, por eso queda meridianamente claro lo que puede
sonar como una obviedad, pero en el fondo no es tal “Para un Peronista no puede
haber nada mejor que otro Peronista” (verdad sexta).
Ahora bien, para
que la antinomia “Patria Antipatria” funcione es necesaria la coacción. De ahí
que la siguiente frase de
Eva Perón, “A la fuerza brutal de la antipatria
opondremos la fuerza popular organizada”, haya sido convertida en bandera de
numerosos movimientos autoritarios en Argentina, dada la propensión que tiene de
incitar al diálogo permanente entre las partes. En su momento los Montoneros la
hicieron suya, y en la actualidad el
grupo La Cámpora, de la Juventud
Peronista también la ha incorporado. Se da la casualidad de que
el impulsor y uno de los principales dirigentes de La Cámpora es
Máximo
Kirchner, hijo de la
pareja
presidencial argentina. Otro slogan favorito de estos
grupos, y otros semejantes, es el de “¡Patria sí, colonia no!”, que permite
otorgar a estos movimientos la correspondiente nota de color nacionalista y
antiimperialista.
Hugo Chávez ha hecho de su programa
semanal Aló, Presidente una tribuna de intolerancia
Este lenguaje que apela claramente a la confrontación es
utilizado de forma corriente por
Hugo Chávez, que ha hecho de su programa
semanal
Aló, Presidente una tribuna de intolerancia.
Durante la campaña
para las elecciones locales y regionales de fines de 2008, el presidente dijo de
forma contundente: “somos los continuadores de una batalla
contra los antipatrias, los traidores, los que se venden, la burguesía, los
pitiyanquis y a estos partidos viejos que ahora se visten de nuevos, pero son la
misma macolla, de los godos, de la cosiata; éstos que hoy están desesperadamente
tratando de reeditar el Pacto de Punto Fijo… Hay que decir que ese pacto murió
el 4 febrero de 1992”.
Los traidores,
sin embargo, no son sólo los opositores, los traidores también son aquellos que
osan disentir de los postulados del líder máximo
bolivariano. En un terreno marcado por la polarización
social y la crispación no hay lugar para las medias tintas. Por eso, “Quien
traicione a
Chávez se muere políticamente. Aquí no hay chavismo sin
Chávez. En Venezuela en este momento no hay terceras posiciones. El que
no está con
Chávez está contra
Chávez”.
Esta situación
está muy bien descrita por
Enrique Krauze en su excelente libro
El
poder y el delirio (Tusquets, 2008): “
Chávez ha
asumido frente a la oposición una actitud que recuerda a la Contrarreforma:
quienes disienten no son adversarios políticos sino enemigos de la verdad,
herejes de la religión oficial: “escuálidos”, “pitiyanquis”, “traidores a la
patria”, “vendepatrias”. Contra ellos lanza sus invectivas dominicales en
Aló, Presidente. Contra ellos tiene sus propios tribunales de la
inquisición: el programa de televisión
La Hojilla y los sitios de
Internet como
aporrea.org, donde
los usuarios chavistas no sólo descargan sus odios teológicos contra los
“escuálidos” sino que expulsan a sus propios correligionarios que se desvían de
la pauta canónica. La lógica de este sitio y de otros afines se debate entre la
intolerancia y el victimismo. Lo más increíble es que tiene a gala “no aceptar
propaganda opositora ni golpista”. Además, los usuarios más veteranos de
“Aporrea” tienen la opción de expulsar a los que consideren usuarios
problemáticos, saboteadores y opositores encubiertos” (p. 336).
La lógica binaria es palmaria y
aplastante y las dos opciones son ser masista (del MAS) o
fascista
Esta es la misma línea que lleva adelante el
gobierno boliviano de
Evo Morales. En una alocución el pasado diciembre,
de cara al referéndum para aprobar su proyecto de Constitución, el presidente
Morales señaló: “Sabemos que la derecha se va preparando para
enfrentarnos en las próximas elecciones nacionales”, y ante esa situación, de
por sí normal en cualquier país democrático, a los dirigentes sociales del campo
y de la ciudad, según la interpretación presidencial, sólo les quedan dos
caminos.
Se trata de la
más pura lógica binaria, donde tampoco hay lugar para
opciones intermedias o para introducir matices. La lógica es palmaria y
aplastante y las dos opciones son ser masista (del MAS) o fascista. En palabras
de
Morales: “Si son fascistas, estarán con los vende patrias y si son
masistas, (como) brazo del pueblo para garantizar este proceso revolucionario”.
Es éste el contexto donde, más allá de lo que pueda decirse o
manifestarse,
no hay lugar
para la política. Es éste el contexto en el cual las
elecciones sólo sirven y son legítimas si se ganan. Sólo con potentes
organizaciones sociales y con partidos políticos bien organizados y mejor
gestionados, apartados de cualquier sospecha de corrupción, será posible que la
palabra vuelva a convertirse en el mejor camino para solucionar y dirimir los
conflictos.
Mientras
tanto, sin instituciones de por medio, sin los célebres checks and balances
de los anglosajones, predominará la ley del más fuerte, lo que en este
contexto significa la ley de quien controla el poder del
Estado. El problema de fondo de tanta polarización social
es que resulta muy fácil dividir a la sociedad, pero suturar las profundas
heridas causadas puede demandar el esfuerzo de
varias
generaciones.
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Hugo Chávez en Aló, Presidente (vídeo colgado
en YouTube por cronicas117)