Cuando los ejércitos aliados invadieron la Europa bajo el
poder nazi durante la
Segunda Guerra Mundial, muy poca gente sabía que parte de esos ejércitos lo eran de pega, es decir, que eran una especie de ejército fantasma con igual capacidad destructiva real que un infantil patito de goma. Sí, no me estoy inventando nada. Ahora les cuento.
Parte del ejército norteamericano desembarcado en las costas de Normandía estaba formado por estudiantes de arte, técnicos de sonido, modelistas, pintores… Todos juntos formaban una unidad denominada ghost army, o dicho con otras palabras, una unidad fantasma del ejército. ¿Por qué fantasma? Pues porque era una unidad que simulaba ser un gran ejército con gran capacidad destructiva. Y lo simulaba empleando trucos que parecen pueriles a nuestros ojos, pero que fueron muy efectivos en su día y en el transcurso de aquella guerra. Me refiero por ejemplo a trucos como el despliegue en el terreno de decenas y decenas de carros de combate hinchables, o de cañones de goma también hinchables, o de soldados que se inflaban como globos…, o a la colocación en lugares estratégicos de grandísimos altavoces por los que se emitía el terrorífico estruendo del paso de toda una división acorazada inexistente. Todos estos trucos más o menos pueriles, más o menos increíbles, fueron sin embargo de una efectividad pasmosa, pues los ejércitos alemanes en no pocas ocasiones se retiraron del campo de batalla, o retrocedieron kilómetros y kilómetros pensando que tenían enfrente a un ejército gigantesco y dispuesto a la más descarnada batalla.
El ghost army fue sencillamente un producto de lo que en el mundo del cine se llaman “efectos especiales, esos “efectos” que sirven para inventar y hacer creíble algo irreal al espectador: disparos, invasiones, incendios, animales monstruosos, tormentas, carreras de coches y un largo etcétera generalmente relacionado con situaciones peligrosas, muy caras o imposibles de reproducir.
El mando norteamericano decidió recurrir a los efectos especiales para simular un ejército mayor, más numeroso y mejor pertrechado del existente en la realidad. Para lograr su propósito recurrieron al sentido común, es decir, a los profesionales de hacer creíble lo increíble: artistas, técnicos cinematográficos… Insisto, el resultado final fue de una eficacia reveladora: los alemanes huyeron ante la presencia de tanques de goma, se dispersaron ante el sonido grabado y amplificado de cañones inexistentes.
Ghost Army Trailer July 2008 (vídeo colgado en YouTube ghostarmy23)
El ghost army fue un éxito rotundo aunque de proporciones modestas. Durante la invasión de Irak el ejército de
Sadam recurrió también a los efectos especiales (tanques falsos diseminados por campos de combate y “descubiertos” por satélites artificiales espías), aunque no tuvieron muchas fortuna, quizá porque los contrarios, los aliados, no eran ajenos a los trucos en tiempo de guerra.
P.D. James: