En su día, realmente no sé cuál, el gran
Blas de Otero escribió un poema destinado a “homenajear” a
Gerardo Diego. Escribo “homenajear” así, entre comillas, porque el poema en cuestión al parecer no gustó nada a don Gerardo. No le gustó, intuyo, debido a que en el fondo el sentido de los versos eran una carga de profundidad contra la propia vida y mentalidad del vate santanderino. Gerardo se pasó la vida escribiendo y publicando libros, acumulando documentos, cartas, originales, anotaciones, comentarios...,
en su archivo. Y el poema de Blas de Otero, quizá paradójicamente dado el pensar izquierdoso del vate bilbaíno, es un acercamiento a la vida y a los libros mucho más hedonista y, casi diría, exquisito. El poema de Blas es en sí mismo toda una poética, toda una declaración de intenciones, todo un canto a la vida por ser vida, un gran libro en el que deberíamos concentrar todo nuestro interés. Ah!, y no puedo estar más de acuerdo en eso de que lo bonito es una pierna de mujer. A mí, particularmente,
me da lo mismo la izquierda que la derecha. En este sentido soy apolítico y “ambidiestro”.
Blas de Otero
DIOS NOS LIBRE DE LOS LIBROS MALOS
QUE DE LOS BUENOS YA ME LIBRARÉ YO
Para qué tantos libros, tantos papeles, tantas pamplinas.
Lo bonito es una pierna de mujer
-la izquierda a ser posible-,
un bosque bajo la lluvia, un buque norteamericano caído en
poder/manos (hay dos versiones) del enemigo,
hay tanto que contemplar,
excepto la televisión,
cómo perder el tiempo en leer, pasar la página, cuidarse
las anginas,
cuánto mejor callejear a la deriva,
esto sí que es un libro lo que se dice un libro de tamaño
natural
lleno de gente, tiendas, puestos de periódicos, casas en
construcción
y otros versos.
BLAS DE OTERO