Abrimos una gran caja que contiene un puzzle de múltiples piezas. La características principal del juego es que no va acompañado de la imagen final que quedará cuando se coloquen todas las piezas en su lugar adecuado. Algo semejante ocurre con la última novela de la madrileña
Berta Vias Mahou (1961),
Los pozos de la nieve (Acantilado).
Las pequeñas piezas del puzzle que propone esta novela son los recuerdos familiares, es decir, la memoria y sus frutos. Alguien situado en nuestro presente indaga en el pasado de su familia durante el siglo XX, el pasado de una familia alemana que huyendo del ascenso al poder de
Hitler y sus seguidores nazis, se instala en la España republicana.
Berta Vias Mahou: Los pozos de la nieve (Acantilado, 2008)Sin embargo, esa familia poco sospecha que tendrá pronto que vivir en carne propia la violencia de una contienda civil entre españoles, a la vez que todo el drama que en el país de origen desencadena el imparable ascenso del nacionalsocialismo, al persecución de los judíos y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
Todos los recuerdos, todos los descubrimientos sobre la familia que van realizándose desde el presente, acaban encajando poco a poco a lo largo de la trama hasta fijar una imagen, un escenario, un decorado en el que se desarrolló la vida y su enigma de uno de los integrantes de esa familia.
Los pozos de la nieve es una novela construida en torno a dos elementos principales y siempre de rabiosa actualidad: la recuperación de la memoria y la invención del pasado a través de un tejido de apariencias y medias verdades. Una novela muy en la estela de la gran tradición narrativa centroeuropea de entreguerras, algo que no debe extrañar si tenemos en cuenta que su autora, Berta Vias, es una de las principales traductoras de hoy de autores como
Stefan Zweig, Arthur Schnitzler o
Joseph Roth.