Juan Antonio González Fuentes
No hace mucho tiempo escribía en estas mismas páginas sobre la aparición en el mercado discográfico mundial de toda la obra de Chopin editada en varios discos compactos por el sello holandés Brilliant a precio realmente muy asequible. El resultado artístico y económico de la aventura no les ha debido salir del todo mal a los inventores de la propuesta, pues ahora se atreven en apostar por la misma idea pero llevada al caso de Beethoven, lo que implica un riesgo quizá mayor tanto en lo artístico como en lo económico, pues el número de discos es ahora considerablemente mayor.
Cien discos a un euro cada disco permite tener en la propia casa de uno toda la escritura musical del genio de Bonn al alcance de su reproductor de compactos, y en versiones que, sin ser tal vez las más excelsas del mercado o la historia de la fonografía, sí son interesantes y de nivel medio alto.
La obra musical de Beethoven es inmensa, y recorre muchos géneros y formas. Sin embargo, sus pilares básicos los conforman las sinfonías, los conciertos para piano y orquesta, las sonatas para piano, la Missa Solemnis, las óperas, los cuartetos para cuerda y las sonatas para violín y piano.
Ludwig van Beethoven
Pues bien, todo este corpus homérico, un universo de música que ofrece a cualquier ser humano una vida entera de escucha, análisis y disfrute atento, lo sirve el sello Brilliant en versiones realmente increíbles para que cuesten un euro por unidad, el precio de un litro de leche.
El sólido alemán Kurt Masur, ex responsable de la Filarmónica de Nueva York, a quien escuché hace unos veranos en Santander con la Nacional de Francia, dirige la integral de las sinfonías beethovenianas a la casi siempre espléndida y ya mítica Orquesta de la Gewandhaus de Leizpig. El magnífico pianista Frederick Gulda es el encargado de sacar adelante la integral de las sonatas y los cinco conciertos para piano y orquesta, páginas en las que le acompañan la Filarmónica de Viena dirigida por el siempre competente Horst Stein. La Misa Solemne es cosa de uno de los más grandes maestros británicos del siglo XX, Sir Colin Davis. Leonore y Fidelio, las dos óperas que escribió el de Bonn, se incorporan no en versiones inolvidables pero sí de un nivel muy bueno, a cargo respectivamente del norteamericano Herbert Blonstedt y de Christoph von Dohnanyi, de quien guardo un recuerdo imborrable en una 5ª de Mahler en Santander dirigiendo a la Orquesta de Cleveland. Los cuartetos de cuerda, esa Capilla Sixtina de la escritura musical de cualquier tiempo, la sirve el Cuarteto Guarnerius. Las sonatas para violín y piano son cosa en esta edición de dos mitos de la música culta del siglo XX, el violinista belga Arthur Grumiaux y la pianista rumana Clara Haskil.
Pero esto no es todo. Una vez ofrecida toda la obra beethoveniana en versiones de nivel bueno o notable, el sello Brilliant hace un espléndido “regalo” a quienes han comprado su propuesta, pues incluye nada más y nada menos que 15 compactos con grabaciones legendarias de obras del genio de Bonn. ¿Por ejemplo? La Tercera Sinfonía a cargo de Otto Klemperer, la ópera Fidelio al mando de Futwängler, la celebérrima Novena del año 1951 dirigida en Bayeuth por el mismo Futwängler, sonatas para piano a cargo de Solomon, Schnabel...
Todo, quiero insistir en ello en estos tiempos que se avecinan de alicaída economía, por la cantidad de 100 euros redondos, suma por la que ya casi no se puede comprar ni un jersey de marca, o por la que no se compran dos frascos de perfume francés o italiano. ¡Todo Beethoven, lo bueno, lo mejor, lo excelso y lo imprescindible en 100 discos por 100 euros! ¡Vaya regalo para estas Navidades que se nos echan encima!
NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.