Magazine/Cine y otras artes
El peso del azar
Por Eva Pereiro López, sábado, 31 de diciembre de 2005
Chris Wilton (Jonathan Rhys-Meyer), ex jugador de tenis de origen humilde, acaba de llegar a Londres ansioso por ascender en la escala social. Su empleo como profesor de tenis en uno de los clubs más refinados de la capital, le va a permitir codearse con la alta sociedad. Allí conocerá a los hermanos Chloe (Emily Mortimer) y Tom Hewett (Matthew Goode) con los que entablará una amistad más que estratégica. Poco después se casará con Chloe, logrando así el estatus que tanto ansiaba al convertirse en un alto ejecutivo de una de las empresas del padre de ella.
A Chris no parece faltarle nada, pero su matrimonio está exento de pasión. La aparición en su vida de la magnética Nola Rice (Scarlette Johansson), una actriz estadounidense de poco éxito, hará tambalearse el estatus que acaba de adquirir.
Woody Allen tiene sus altibajos creativos, pero a pesar de ello sus estrenos siempre despiertan expectativas, y muchas veces, como en este caso, éstas se ven recompensadas. Match Point es una película atípica en la carrera de este veterano director. Por primera vez la acción abandona Manhattan y se traslada a las calles de Londres. La ópera, en algunos momentos con un sonido rancio de disco antiguo, sustituye los ritmos vivos de jazz a los que nos tiene acostumbrados. Y además de no mencionarse en ningún momento a los judíos, Allen rueda su primera escena de sexo con el recato del que prefiere sugerir.
Con un elenco de actores impecable, luciendo un cuidadoso acento british y unos protagonistas magnéticos que devoran primeros planos inusuales en Woody Allen, la historia, llena de recovecos, evoluciona mediante un ritmo que va in crescendo con la aparente sencillez que proporciona la experiencia y el saber hacer del neoyorquino
La provocación sutil, sin embargo, sigue estando en los diálogos, que, con una progresión más sosegada, despliega ese ingenio punzante tan propio. Londres le sienta bien a Allen. Parece haber vuelto a alcanzar una plenitud y sobriedad que no tenían sus últimas creaciones. Match Point vuelve a elevarle a lo más alto, y se cuenta ya entre sus grandes clásicos.
Chris Wilton cree firmemente en el peso del azar a lo largo de la vida, pero la suerte no viene sola, hay que ir a buscarla o incluso provocarla. Si además a ella se aúna el talento, tanto mejor. Acaba de llegar a Londres y tiene claro que su meta es conseguir trepar a lo más alto, cueste lo que cueste. Autodidacta, de apariencia tranquila y reflexivo, no deja pasar ninguna oportunidad y pronto seducirá a Chloe, la hija de un importante hombre de negocios. A partir de ahí comienza su andadura entre la alta sociedad inglesa. Pero la suerte le reserva una sorpresa. Atraído por la novia del hermano de Chloe, Nola, una mujer tan intrigante como sugerente, pero, como él, de origen humilde además de estadounidense, hará que se debata entre las dos mujeres. Su matrimonio le proporciona estatus y prestigio, pero Nola despierta la pasión en él.
Con un elenco de actores impecable, luciendo un cuidadoso acento british y unos protagonistas magnéticos que devoran primeros planos inusuales en Woody Allen, la historia, llena de recovecos, evoluciona mediante un ritmo que va in crescendo con la aparente sencillez que proporciona la experiencia y el saber hacer del neoyorquino. La ambición, la suerte, el amor, la pasión y el remordimiento se entreveran con la sabiduría y lucidez características del ingenio del director, hasta desembocar, de manera lógica aunque sorprendente, en consecuencias terribles fruto de la ambición del protagonista.