Magazine/Cine y otras artes
Una exclusiva
Por Eva Pereiro López, martes, 5 de septiembre de 2006
Sondra Pransky (Scarlette Johansson) es estudiante de periodismo. Está en Londres visitando a una amiga. Una noche, mientras acompaña a ésta y a su hermano pequeño a un espactáculo de magia, la ayudante del mago Sid Waterman - un ineludible Woody Allen -, la elige para participar en el siguiente número. Mientras está encerrada en una caja para ser “desmolecularizada” - sea lo que sea eso -, se le aparece Joe Stromble (Ian McShane), un periodista recién fallecido, para contarle la última primicia: Peter Lyman (Hugh Jackman), hijo de Lord Lyman, es el asesino del Tarot. La inexperta Sondra queda entonces encargada de buscar las pruebas necesarias para sacar a la luz la exclusiva.
Scoop empieza con un funeral, el de Joe Strombel, el mejor reportero de la calle, según sus compañeros, el que primero se enteraba de todo. Pero esta vez, Stombel está muerto, y mientras viaja con las demás almas en el barco guardado por Flegias que cruza el río Estigia hacia el Reino de los Muertos - según la mitología griega -, se entera de una primicia, que por primera vez, no va a poder airear. No le queda, entonces, más remedio que pasarle la patata caliente a otra persona, ésta, todavía, en el reino de los vivos.
Sondra arrastrará a Sid en la investigación. Reacio, al principio, no queriendo perturbar su fácil y monótona vida de inimaginable mago, Allen acabará entrando en el juego y ambos se harán pasar, más o menos torpemente, por padre e hija para lograr acercarse al supuesto asesino.
Después de la magníficamente psicológica Match Point, viene Scoop, una comedia ligera que entretiene pero se volatiliza rápidamente una vez vista
Pero la pareja, sin pruebas contundentes, no parece ponerse de acuerdo en si Lyman es o no culpable. Y a medida que la joven estudiante frecuenta al distinguido y encantador joven, va cayendo en sus redes, olvidándose del poco instinto de reportera que la falta de experiencia conlleva.
Después de la magníficamente psicológica Match Point, viene Scoop, una comedia ligera que entretiene pero se volatiliza rápidamente una vez vista. Londres y la aristocracia británica vuelven a subir al escenario, pero, lejos de la intriga o del enfoque pulido que los personajes merecieron en aquélla, las cartas están aquí sobre la mesa desde el principio y el desarrollo resulta demasiado previsible.
Sin ser una película indispensable, ni siquiera para los fans de Woody Allen, Scoop logra entretener y arrancar alguna que otra carcajada al público.