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    GÉNERO
CINE

    TEMA
Crítica de la película Entre copas (Sideways), del director Alexander Payne (por Eva Pereiro López)

    OTROS DATOS
País: USA.
Año: 2004.
Duración: 123 min.
Género: Comedia dramática.
Interpretación: Paul Giamatti (Miles Raymond), Thomas Haden Church (Jack Lopate), Sandra Oh (Stephanie), Virginia Madsen (Maya).
Guión: Alexander Payne y Jim Taylor; basado en la novela de Rex Pickett.
Producción: Michael London.
Música: Rolfe Kent.
Fotografía: Phedon Papamichael.
Montaje: Kevin Tent.
Vestuario: Wendy Chuck.

























Magazine/Cine y otras artes
Exquisito paladar
Por Eva Pereiro López, miércoles, 2 de marzo de 2005
Miles (Paul Giamatti) y Jack (Thomas Hadsen Church) emprenden viaje por las carreteras que atraviesan las tierras vinícolas de California. Jack está a punto de casarse y desea aprovechar este último respiro para echar una cana al aire. Miles, apasionado por el vino, pretende disfrutar de una excepcional cata y olvidarse de su estado de depresión crónica.
Llega a las salas Sideways, título original de Entre copas (traducción que pierde en significados), la última película de Alexander Payne -About Schmidt (2002), Election (1999), Citizen Ruth (1996)- respaldada unánimemente por la crítica y galardonada con los premios a la mejor comedia y mejores actores principales (Paul Giamatti & Virginia Madsen) en los Golden Globe.

Miles lleva dos años intentando superar su divorcio. Escritor frustrado y profesor de inglés muy a su pesar, acumula tantas inseguridades y falta de autoestima como pasión por el vino, ese único placer que no le ha defraudado nunca y en el que ahoga sufrimiento y penas. La soledad, su pertetuo pesimismo, el fracaso de su matrimonio y tantos sueños rotos más han acaba por hacer de él un personaje resignado y sumido en el alcohol que tiene sus momentos de brillantez e ironía sagaz ante un buen pinot noir.
El acierto de Payne es construir, con todo este material dramático, una inteligente comedia con reflexión de fondo y saber canalizar adecuadamente con humor irónico y sagaz las vidas mundanas de sus personajes

Jack es un actor fracasado que tuvo su momento de gloria años atrás en una serie de televisión, pero ahora no hace más que prestar su voz para los anuncios en espera vana de la interpretación de su vida que le lanzará al estrellato. Es un seductor obsesivo que se niega a madurar aunque parece que al fin ha decidido, no se sabe bien por qué razón, casarse. Su único deseo antes del gran día es echar una cana al aire, vivir al máximo sus últimos días de libertad y asegurarse de que no se está equivocando de chica.

No hay pareja de cuarentones más dispar, por lo menos a primera vista, y sin embargo tienen en común las ambiciones fallidas y una juventud marchita. Su recorrido entre viñedos, de cata en cata, estará lleno de sorpresas. Miles, que ya es un acostumbrado de esos parajes, volverá a ver a Maya (Virginia Madsen), también divorciada, que hace de camarera en uno de sus restaurantes favoritos mientras acaba la carrera de horticultura. Y Jack se cruzará con Stephanie (Sandra Oh) y caerá obnubilado ante su cuerpo sinuoso y sus propias ilusiones de juventud perdida.

El acierto de Payne es construir, con todo este material dramático, una inteligente comedia con reflexión de fondo y saber canalizar adecuadamente con humor irónico y sagaz las vidas mundanas de sus personajes. El cuarteto protagonista está impecable y Paul Giamatti hubiese merecido sin duda una nominación al Oscar – error de la Academia. Resulta inverosímil el resultado excepcional entre la conjunción de su capacidad interpretativa y sus facciones. Nadie mejor que él hubiese podido dar vida y credibilidad a Miles. Y es esa credibilidad la que espanta y atrae a la vez, como la vida misma.

Sideways es de visita obligada para cualquier amante del séptimo arte. Y la escena en la que Miles y Maya explican el porqué de su pasión por el vino será recordada largamente.
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