El Capitán
Roberto Nascimento tiene bajo su mando una unidad del Batallón de Operaciones
Policiales Especiales (BOPE). Corre el año 1997 y el Papa Juan Pablo
II ha anunciado su próxima visita a Río. Comienza entonces una
operación de cuatro meses cuyo objetivo es sanear la favela Providencia
bajo la consigna de que ninguna bala perdida deberá molestar el sueño de Su
Santidad durante la estancia.
La voz en off de Nascimento nos va describiendo el trabajo del
batallón en un entorno en el que la corrupción es norma, así como su situación
personal, atormentada por la presión y el miedo a la bala perdida ahora que va a
ser padre. El BOPE, cuyo símbolo es una calavera blanca en fondo negro cruzada
por dos pistolas y un machete, fue creado en un principio para combatir los
secuestros, pero con el tiempo se reenfocó para lidiar con los narcotraficantes
reyes de las favelas.
Los hombres de negro son elegidos meticulosamente entre policías honrados que
superan las duras pruebas físicas y psicológicas de los entrenamientos a los que
son sometidos para integrar la unidad. Su brutalidad es conocida así como su
incorruptibilidad. Actúan como un comando militar entrando en las callejuelas de
las favelas con extremado sigilo y terrorífica eficacia. La realidad es que solo
ellos penetran en las favelas. La policía, mal preparada para este tipo de
guerra, ha preferido desviar sus esfuerzos en los trapicheos para redondear un
sueldo mísero, llegando incluso a entablar verdaderos negocios organizados de
tráfico de armas con los propios narcos.
El BOPE tortura, asesina y ejecuta. Es un ojo por ojo aceptado, limpio
incluso, cuando no hay imprevistos, unos “héroes” que representan la barrera
infranqueable y vital entre las clases media y alta y la pobreza más
absoluta. La corrupción política e institucional está enraizada a todos los
niveles y las reglas del juego parecen intocables. Los policías honestos acaban
corrompiéndose para poder salir a flote, sin duda una exigencia del sistema al
que pertenecen. Y en las favelas la única fuerza motriz es el narcotráfico.
Tropa de élite es un film rápido, molesto, violento e impactante,
con un guión ágil, exacto y efectista. Pero sobre todo está hecho con una más
que respetable dosis de honestidad. Una película imprescindible que refleja la
realidad y la hipocresía imperante, que abre también el debate sobre esa parte
de las clases privilegiadas que se queja de la corrupción pero la utiliza, de la
violencia pero la alimenta aceptando el sistema, comprando incluso la droga que
consume parapetada en sus barrios inmaculados mientras los niños caen abatidos
por estar en el sitio equivocado a la hora equivocada.
José
Padilha y su equipo merecen el Oso de Oro que la Berlinale les ha
concedido este 2008, un comienzo a lo grande que probablemente no haya hecho más
que empezar. Cabe mencionar también que el trabajo de Braulio
Mantovani como guionista ya brilló en la antes aludida película
Ciudad de Dios.
Tráiler con subtítulos en
español de Tropa de élite, película de José Padilha
(colgado en YouTube por rulo7911)