Juan Antonio González Fuentes
Villena, Luis Antonio de Villena publicó a finales del pasado año un libro de poemas en prosa que es maravilloso y terrible a la vez. Maravilloso y terrible por la calidad, belleza y precisión de la poesía destilada en prosa; por la abrasiva y cruel lucidez y autoconciencia con la que están escritos los poemas. El libro ganó el II Premio Viaje del Parnaso y lleva por título La prosa del mundo (Visor, 2007), frase con la que Hegel definió la vida, el vivir desgastador y cotidiano.
En La prosa del mundo Villena ofrece desoladores y hermosos poemas autobiográficos, perfilados con navaja y sangre por la crueldad y lo injusto que conlleva el mundo, la ya aludida vida en prosa. Y ofrece también recreaciones bellísimas de tristeza y melancolía en torno a cuadros de la historia en los que mezcla el delirio y lo ensoñado con los sonidos y ritmos desafinados de la contemporaneidad. La prosa del mundo es un libro complejo que, como señala el propio autor, canta y a la vez cuenta, constituyéndose así en un ejercicio poético llamado a influir en la poesía en castellano del presente y a convertirse en un referente ineludible de la poesía española de comienzo del XXI.
Luis Antonio de Villena: La prosa del mundo (Visor, 2007)
Han sido varios los poemas que me han sobrecogido por razones distintas y sobre los que he tenido la necesidad imperiosa de volver para leerlos y releerlos. Uno de ellos ha sido el titulado “El cuarto mago”, en el que Villena especula y juega con la figura de un supuesto cuarto rey mago que salió también en pos de la estrella que guiaba hasta el Mesías recién nacido en Belén.
Poema extraordinario, el cuarto mago simboliza, encarna, a esos protagonistas de la cotidianeidad, a los que se lanzan a la prosa del mundo llamados y guiados por una estrella como guía, pero de los que jamás se vuelve a saber una vez se ponen en marcha. Son los que nunca llegan, los que por motivos muy distintos quedan en el camino resultando inexplicable su ausencia en la meta. Es la historia de muchos, es la historia de todos nosotros: somos, hemos sido y seremos el cuarto mago
“(Cuando nació en el pesebre –cuenta la leyenda- cuatro poderosos reyes remotos, plenos de oro y sabiduría, vieron la estrella y supieron que debían ponerse en camino. Algo importante los llamaba. Tres, como bien sabemos, llegaron a Belén de Judá con su gran comitiva. Y conocieron. Y retornaron gozosos. Pero el cuarto rey no llegó jamás. Poseía igual poder e igual inteligencia, y partió de su trono con una comitiva igual o mayor que la de sus congéneres. Pero nunca arribó. Y la pregunta no ha sido jamás respondida: ¿Qué le ocurrió en el camino? ¿Por qué desdeñó la estrella? ¿La vida, sucia y bella? ¿El amor? ¿Descifrar otro papiro escrito en otra lengua? ¿Las caravanas que bajaban más al sur, con los hermosos y altos etíopes? ¿Saber que no era solo? ¿Qué otros seguían el mismo sendero? ¿La fatiga, la soledad, el hastío, el vicio? ¿Tentaciones, derrotas, derrumbes? Nunca llegó a Belén. Y resulta inexplicable su ausencia. Ya que –claro es- tampoco retornó a su reino. Él fue así también. El cuarto rey. El otro mago. Y fue nuestro amigo. Lo recuerdas?).”
NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.