Juan Antonio González Fuentes
Hace algunos años, Ella regresó a Santander para dirigir una gran tienda de una multinacional francesa en un centro comercial de la ciudad. Entre sus responsabilidades estaba la de formar a otros directores procedentes de distintos lugares de España. Uno de ellos, bastante joven todavía, llegó para su formación desde Barcelona, y una vez terminadas las formalidades pertinentes, entablaron conversación y le dijo a Ella que provenía de familia cántabra a pesar de llevar afincados en Cataluña mucho tiempo, y que su tío abuelo (quiero recordar que ese era exactamente el lazo de parentesco) era Jean Leon. Lo dijo, al parecer, como si no conocer a Jean Leon fuera algo poco menos que extraordinario. Pero no, Ella no lo conocía de nada, nunca había oído hablar del tal
Jean Leon.
A su vez Ella me comentó a mí la anécdota, y lo cierto es que yo tampoco tenía ni la más remota idea de quién era ese sujeto, aunque la historia sí despertó mi curiosidad. El aspirante a director de tienda barcelonés fue dando detalles sobre su pariente: había nacido en Santander, había emigrado a EE.UU., se había hecho amigo de las estrellas de Hollywood, y tenía un vino famosísimo con su nombre. Además, dijo, se acababa de publicar una biografía del tal Jean Leon.
Picado por la curiosidad, busqué el libro hasta dar con él. En efecto, en el año 2002 el periodista
Sebastián Moreno dio a la imprenta el libro
Jean Leon. El rey de Beverly Hills (Ediciones B, Grupo Z, Barcelona). Lo compré y lo leí con interés en un santiamén.
Jean Leon
Jean Leon vino al mundo como
Ceferino Carrión en Santander en el año 1929. Cuando contaba 19 años, Ceferino abandonó la ciudad en la que nació, una ciudad arrasada por el incendio del año 1941 y en la que las huellas de la Guerra Civil estaban muy presentes. Ceferino se embarcó como polizón en un barco que lo depositó en la ciudad de los rascacielos, Nueva York.
En la gran ciudad trabajó como camarero en un local propiedad de
Frank Sinatra y del marido de
Marilyn Monroe,
Joe DiMaggio. Allí, el español les hizo un gran favor a ambos personajes: les facilitó una coartada delante de la policía tras propinarle una paliza a un supuesto amante de la actriz rubia. Ninguno de los dos lo olvidó jamás el favor, y ayudaron cuanto pudieron al joven camarero. Este había conocido a
James Dean con anterioridad, trabaron amistad y decidieron montar juntos un restaurante. La muerte en accidente de tráfico de la joven estrella truncó el negocio.
Ceferino decidió emigrar a la costa oeste, y con ayuda de sus amigos italianos logró montar por fin su propio negocio, un restaurante que acabaría convirtiéndose en mítico:
La Scala. La comida era buena, fundamentalmente platos no muy complejos de la consistente gastronomía italiana, los vinos tampoco eran malos y los precios asequibles. El resultado es que, animados por Sinatra y compañía, muchas estrellas de la industria del cine empezaron a dejarse ver por el restaurante, a comer allí pasta y otras especialidades, y hacer del local un sitio al que había que ir si uno quería estar en la pomada. Corría el año 1957, y por
La Scala se dejaban ver
Gary Cooper, Marlon Brando, Tony Franciosa, Robert Mitchum, Paul Newman, Liz Taylor, Bogart, Lauren Bacall…, y también políticos como los
Kennedy o
Nixon.
El santanderino Ceferino Carrión, quiero decir el norteamericano Jean Leon, que ese fue su nombre de guerra, el título por el que todo el mundo le conocía en su ambiente californiano y neoyorkino, se acabó convirtiendo en un hombre muy rico y con perspectivas. Parte de su dinero lo invirtió en la que acabó convirtiéndose en su gran pasión, los vinos. Compró tierras de cultivo en California y en Cataluña, contrató enólogos de prestigio y creó un vino,
el Jean Leon, que hoy puede encontrarse en prácticamente todas las cartas de vino de los mejores restaurantes de todo el mundo.
Ceferino, Jean Leon, murió de cáncer en 1996 contando con la amistad o el trato al menos de muchas estrellas y de mas de un presidente norteamericano,
Ronald Reagan incluido.
Ahora, el director de cine
Agustí Vila pone en circulación la película documental
3055 Jean Leon, en la que recoge esta historia en imágenes. La historia de un santanderino de posguerra que acaba haciendo carrera en el Beberly Hills de los sueños de celuloide.
Jean Leon, aún no he probado este vino, pero espero hacerlo escuchando canciones de Sinatra e imaginando una conversacion con mi difunto paisano de Hollywood.
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NOTA: En el blog titulado
El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.