A mediados del pasado mes de diciembre, le dedicamos aquí un
post a la escritora y poeta argentina
María Elena Walsh. Se trataba de un ingenioso y reivindicativo texto dedicado a la
españolísima y castellanísima letras Ñ. Ha querido el infortunio que al cabo de unas pocas semanas, concretamente el pasado 10 de enero de este año, María Elena Walsh dejase de existir, quiero decir, muriese, puesto que, esa es la condición de la “inmortalidad” literaria, la escritora y poeta argentina no “dejará nunca de existir” mientras tenga un solo lector.
Buscando contribuir al logro de este último objetivo, quiero dejar en este
post unos poemas infantiles dedicados a los animales. Dicho de otra manera, un poema de María Elena Walsh expresamente escrito para que los niños se diviertan, piensen, reflexionen y estén en contacto con la poesía, con una forma de cantar a través de las palabras y su ritmo. En este sentido quizá convenga subrayar, para los poco informados, que la escritora argentina fue y es un referente inexcusable en el ámbito de la literatura infantil en su país y en buena parte de Hispanoamérica, algo así como lo que representó en España una poeta como
Gloria Fuertes. Bien, aquí les dejo con los poemas, poemas que pueden sin duda servir para que a los niños que hablan y se comunican en español les muerda la curiosidad de la poesía, su soniquete cantarín y musical.
María Elena Walsh en 1971, foto de "Pepe" Fernández (fuente: wikipedia)
Un Hipopótamo tan chiquitito
que parezca de lejos un Mosquito,
que se pueda hacer upa
y mirarlo con lupa,
debe de ser un Hipopotamito.
Un canario que ladra si está triste,
que come cartulina en vez de alpiste,
que se pasea en coche
y toma sol de noche,
estoy casi seguro que no existe.
Si cualquier día vemos una Foca
que junta mariposas en la cola,
que fuma y habla sola
y escribe con la cola,
llamen al doctor: la Foca está loca.
Hace tiempo que tengo una gran duda:
hay una Vaca que jamás saluda,
le hablo y no contesta.
pues bien, la duda es esta:
¿será mal educada o será muda?
Si las víboras fueran elegantes,
si usarán pantalón, galera, guantes
y moñitos de raso,
igual no habría caso:
quedarían tan feas como antes.
¿Saben qué le sucede a esa Lombriz
que se siente infeliz, muy infeliz?
Pues no le pasa nada,
sólo que está resfriada
y no puede sonarse la nariz.
¿Saben por qué la Garza colorada
sobre una sola pata está apoyada?
Porque le gusta más,
y piensa que, quizás,
si levanta las dos se cae sentada.
Siempre de frac y con zapatos finos,
No parece que fueran argentinos.
¿Por qué, por qué será
que no usan chiripá
ni poncho ni alpargatas los Pingüinos?
Una Hormiga podrá tener barriga
que a nadie desconcierta ni fatiga.
Lo que a toda la gente
le parece indecente
es tener una Hormiga en la barriga.
Un pajarito que se llama Blas,
que tiene pico largo y para atrás,
nadie lo ha visto aún
pues parece que es un
Pajarito que no existió jamás.
Un Sapo médico, en Cala
muchita,
cobra veinte centavos la visita.
Su única receta
ordena estar a dieta
de chupetín de remolacha frita.
En Tucumán vivía una Tortuga
viejísima, pero sin una arruga,
porque en toda ocasión
tuvo la precaución
de comer bien planchada la lechuga.
Si alguna vez conocen una Trucha
que en un árbol muy alto hizo la cucha,
que solamente nada
en agua no mojada,
señores, esa Trucha está enfermucha.
La Llama, pobre, es un animalito
Poco apreciado en la ciudad de Quito,
Porque en el Ecuador
Hace tanto calor
Que quien llama a las Llamas, está frito.