Son las nueve y media de la noche. Escribo desde Madrid, a donde he llegado tras casi cinco horas de viaje en tren. El suplicio del viaje lo he paliado con la lectura. He venido leyendo un libro complejo, difícil, pero realmente rico y profundo. Se trata de la magnífica edición que hace tres años publicó la editorial Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores de los
Cuadernos (1894-1945) de
Paul Valéry.
Se trata de una antología. En efecto, entre 1957 y 1961 la vida literaria europea quedó literalmente boquiabierta por la publicación, en 29 volúmenes, 26.600 páginas, de los cuadernos de reflexiones y apuntes que Valéry había escrito a lo largo de cincuenta años, hasta su muerte en 1945, cuando la II Guerra Mundial llegaba a su final.
Valéry, durante cinco décadas, estuvo levantándose entre las cuatro y las cinco de la mañana para escribir durante tres o cuatro horas seguidas sobre los temas más diversos: lo autobiográfico, fórmulas matemáticas, apuntes filosóficos, psicología, reflexiones políticas e históricas... Todo un documento monumental de primerísimo orden que hizo exclamar a
T. S. Eliot que Valéry era la personalidad intelectual más interesante de su tiempo, y a
Octavio Paz afirmar que el verdadero filósofo francés de la época no era
Sartre, si no Valéry.
Paul Valéry: Cuadernos (1894-1945) (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores)
El poeta y pensador utilizó algunos de estos apuntes en su obra publicada y conocida, pero los Cuadernos eran desconocidos en su totalidad cuando por fin vieron a luz. El libro que les recomiendo es una selección llevada a cabo por el poeta y profesor
Andrés Sánchez Robayna, y la traducción al español (magnífica, al menos en el sonido) también se debe a Sánchez Robayna, y a
Maryse Privat y
Fátima Sainz. Este es un libro imprescindible en cualquier biblioteca de verdadero fuste, y aunque no se lea nunca de cabo a rabo, su disposición en apuntes y reflexiones breves permite la consulta de sus más de 500 páginas, se abran éstas por donde se abran.
Leyendo estos apuntes he pensado que Valéry nació en 1871y murió, ya lo he dicho, en 1945. Esto significa que el poeta tenía 30 años cuando murieron
Verdi o la
reina Victoria, que vivió en plena madurez la debacle de la I Gran Guerra y el estallido de la
Revolución Rusa, y que era un anciano cuando los campos de concentración
nazis masacraban a
millones de judíos por el mero hecho de serlos. Quiero decir con esto que Valéry, uno de los poetas más grandes del último siglo, y un pensador de una potencia sobrecogedora, recogió madrugada a madrugada, en el
París que era el centro del mundo occidental, y durante horas y horas de escritura, las ideas y reflexiones de un hombre sabio y ojo avizor en un tiempo de cambios radicales, de rupturas, de evolución sin igual en la historia de la humanidad. Estos cuadernos son la consecuencia lúcida de esos instantes. Un tesoro intelectual sin igual.