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viernes, 11 de diciembre de 2009
A William Faulkner no le gustaban las cenas de los Kennedy
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[7992] Comentarios[0]
Al presidente John F. Kennedy y a su esposa Jackie, futura Onassis desbancando en el millonario trono griego a la traviata Maria Callas, les gustaban los convites privados en la Casa Blanca. Unos dicen que era cuestión de pulsar así el sentir de la élite intelectual y artística norteamericana con respecto a la política Kennedy, otros cuentan que era sobre todo cuestión de barnizar el día a día administrativo con deslumbrantes capas de glamour y de mundanidad


Juan Antonio González Fuentes 

Juan Antonio González Fuentes

Al presidente John F. Kennedy y a su esposa Jackie, futura Onassis desbancando en el millonario trono griego a la traviata Maria Callas, les gustaban los convites privados en la Casa Blanca. Unos dicen que era cuestión de pulsar así el sentir de la élite intelectual y artística norteamericana con respecto a la política Kennedy, otros cuentan que era sobre todo cuestión de barnizar el día a día administrativo con deslumbrantes capas de glamour y de mundanidad.

Lo cierto es que por esas veladas washingtonianas desfilaron los más importantes narradores autóctonos de la época, desde Gore Vidal hasta su archienemigo Norman Mailer, pasando por el judío Saul Bellow y por el dramaturgo Arthur Miller, cuya mujer de apellido Monroe y nombre Marilyn, desconozco si ya entonces proseguía la velada entre las sábanas del señor presidente.

Buceo un poco en la historia y me encuentro con que el italiano Sinatra y su clan de Ratas (los célebres Rat Pack) también eran frecuentes en los saraos presidenciales, no sé si porque al señor de la Casa le gustaba que La Voz interpretase sutilmente los standards de George Gershwin o Jerome Kern (dos judíos que surtieron de música a los negros de jazzmen de Harlem hasta nuestros días), o porque un miembro de los Ratas, el guaperas y blandito de Peter Lawford era pariente in law de los Kennedy. Incluso me topo de bruces con el catalán Pau Casals, quien con su violonchelo entre las piernas llevaba años convertido en un exiliado español clase ambassador en la Corte del nuevo imperio salido de la II Guerra Mundial.

Faulkner en 1954, fotografiado por Carl Van Vechten (foto wikipedia)

Faulkner en 1954, fotografiado por Carl Van Vechten (foto wikipedia)

El caso es que el matrimonio Kennedy invitaba y todo el mundo acudía. Es más, estoy seguro que muchos conciliaban el sueño rezándole a los santos de los imposibles, prometiéndoles cumplir una promesa si recibían la codiciada invitación al centro del poder beautiful del globo terráqueo. Nadie, entonces, quizá, se planteaba colarse en la fiesta al ritmo de una canción de Mecano, como ha ocurrido recientemente en una party de la obamanía, claro remedo en negro de los guateques kennedianos.

¿Todos soñaban con ser invitados? Todos no, siempre hay alguna excepción. Por ejemplo, el escritor sureño William Faulkner, creador de esa tierra mítica de nombre Yoknapatawpha, antecedente de Macondo y, con el Quijote de don Miguel de Cervantes, de todo el realismo mágico colombiano, mejicano, argentino y peruano. Faulkner recibió por correo la invitación presidencial, y leo en unas líneas escritas por Manuel Vicent que la respuesta fue la siguiente: “Señor Presidente: yo no soy más que un granjero y no tengo ropa apropiada para ese evento. Ahora bien, si usted tiene algún interés en cenar conmigo, con mucho gusto le invito a mi casa de Rowan Oak, en Oxford, Mississippi”.

No se puede ser ni más orgulloso, ni más educado, ni más altivo, ni más sencillo, ni más antisistema..., en un único párrafo. Un párrafo made in William Faulkner que, en sí mismo, es toda una obra maestra literaria en el terreno de la alta y altiva diplomacia.

***

Últimas colaboraciones (DICIEMBRE) de Juan Antonio González Fuentes en la revista electrónica Ojos de Papel:

LIBRO: Gerald Martin: Gabriel García Márquez. Una vida (Debate, 2009)

-LIBRO (noviembre): Miklós Bánffy: Los días contados (Libros del Asteroide, 2009)

-CINE (noviembre): Woody Allen: Si la cosa funciona (2009)

-LIBRO (octubre): Luis García Jambrina: El manuscrito de piedra (Alfagaura, 2008)

-CREACIÓN (octubre): La lengua ciega (DVD, 2009)

-CINE (octubre): Isabel Coixet: Mapa de los sonidos de Tokio (2009)

-LIBRO (septiembre):  P.D. James: Muerte en la clínica privada (Ediciones B, 2009)

-LIBRO (julio): Stieg Larsson: Millennium 3. La reina en el palacio de las corrientes de aire (Destino, 2009)

-PELÍCULA (julio)Niels Arden Oplev: Millennium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres (2009)

Más de Stieg Larsson:

-Millenium 1. Los hombres que no amaban a las mujeres (Destino, 2008)

-Millennium 2. La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (Destino, 2008)


NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.


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