Y, además de la literatura, Manuel Pérez Otero se entretiene con el
cine, su verdadera vocación frustrada. “Tengo que colgar en YouTube un
cortometraje que estoy realizando con unos amigos. Dura tres minutos y se
titulará Antes del principio. Pero
antes necesitaría acabarlo. La pereza no deja de interponerse”, anuncia Manuel, un hombre
aparentemente inconsistente pero que posee la inventiva de Woody Allen, el coraje y la tenacidad
del explorador de la Antártida Robert F.
Scott y la vana ilusión de los catadores de fábulas, los que meditan sobre
cosas y cosillas trascendentales, como lo hace el grupo de rock Siniestro Total: ¿quiénes somos?, ¿de
dónde venimos?, ¿adónde vamos? Estas preguntas, a las que aún no ha hallado
respuesta (“en la respuesta estoy”), se acrecientan con otras de su estilo, que
se enfrentan con el sentido de la
vida y con sus conceptos universales: ¿qué es lo bueno?, ¿qué es la
objetividad?, ¿qué quiere decir que el mundo se mueva por la relación de causa y
efecto?...
“Supongo que me aficioné a la
filosofía porque siempre me ha interesado la búsqueda de respuestas para ciertas
preguntas. Por el camino aprendes –con suerte– a perfilar un poco mejor algunas
de esas preguntas. Y si ya te esfuerzas mucho, tal vez obtienes respuestas.
[...] Tuve la fortuna de toparme con un profesor de filosofía en la enseñanza
media que estaba por la labor de incentivar nuestras inquietudes teóricas y,
después, con un departamento universitario en la UB [al que pertenece Manuel en
la actualidad] excepcionalmente dotado de personal docente e investigador
competente.”
Si esas circunstancias hubieran
sido muy diferentes, quizá no habría dejado plantado al Instituto Nacional de la
Seguridad Social, en el que trabajaba como auxiliar administrativo, para
opositar a una plaza de filósofo (“lástima que ahora se intente buscar rédito
inmediato a este tipo de carreras que forman el espíritu buscando la
comprensión. La filosofía no ha de ser fundamentalmente productiva, tampoco en
lo referente a su instrumentalización político-ideológica”). Claro que si, en
principio, no hubiera nacido, no habría valido para nada su etimología
analítica, porque el antes cuántico se habría confundido con la microestructura
del después…
“El corto se titula Antes del principio porque juega con una
idea que encontramos, por ejemplo, en hipótesis científicas sobre el origen del
lenguaje formuladas por el lingüista Andrew Carstairs-McCarthy: la
versatilidad expresiva de lenguajes naturales que no tuvieran verbos. Los
personajes de la película hablan sin usar verbos. Y se les entiende bastante
bien.”
En la página web Patatabrava.com
(“una manera diferente de vivir la universidad”) se recogen “las frase míticas”
del profesorado universitario. Una de las más votadas por los estudiantes tiene
el sello de Manuel Pérez Otero: “Una verdad es [respecto a la falsedad] como un
soltero [respecto al matrimonio]. ¿Hay solteros casados? No. ¿Hay solteros que
podrían estar casados? Sí”.