Como tantos otros judíos e intelectuales quedaron fascinados por el orden
soviético de la naciente Unión de Repúblicas Soviéticas (URSS), y ambos militan
en partidos comunistas, Morin en el Partido Comunista Francés y Bauman en el
polaco. Las atrocidades de Stalin, el paso de la historia y su propia maduración
intelectual les llevan, como señala Samï Nair, a adoptar una posición de judíos
abiertos al mundo y, en consecuencia, al abandono de la militancia en el partido
comunista.
La edición original francesa de
Mi camino apareció en
2008 en forma de una larga entrevista entre Morin y Djénane Kareh Tager,
escritora y periodista del diario francés
Le Monde. Entre ambos
estructuran un texto de carácter autobiográfico en el que con el estímulo de
breves y pactadas preguntas se desgrana la vida y la obra de Edgar Morin.
Propietario de un ego desmesurado, Morin ha ido dejando constantes
testimonios de su paso por el mundo. Desde su adolescencia ha escrito diarios
íntimos, algunos de los cuales no son accesibles todavía al público. Sus textos
autobiográficos son numerosos. El lector en español tiene a su disposición,
entre otros textos,
Diario de California (Fundamentos, 1973),
Mis
demonios (Kairós, 1995),
Vidal y los suyos (Círculo de Lectores,
2008).
Edgar Morin (Kairós, 2011) es una excelente biografía a cargo de
Emmanuel Lemieux a la que recurriremos en distintos momentos. En YouTube se
pueden encontrar
numerosos
vídeos referidos a él y se han rodado diversos
documentales sobre su vida y obra. El lector puede encontrar información añadida
en el Centro Edgar-Morin. En su
página web oficial se
encuentra la bibliografía completa del pensador (
página oficial en español).
Sin llegar al extremo de Rousseau,
lo cierto es que la construcción de una gran obra conlleva con frecuencia la
falta de atención a la familia inmediata. Divorciado de Violette, Morin se
casará dos veces más y mantendrá múltiples affaires
amorosos
Pero volvamos a
Mi camino.
Sus primeras páginas desgranan la biografía de nuestro autor. De nalgas, con el
cordón umbilical enrollado en el cuello, Edgar Nahum –años más tarde adoptará el
apellido Morin- nace, casi muerto, en París en 1921. Su padre, Vidal Nahum, es
un judío sefardí nacido en Salónica (Grecia). Dedicado con éxito al comercio,
admira Francia y su cultura. En contra del consejo de los médicos, la madre de
Edgar Morin, Luna Beressi, se empeña en tener descendencia. Lo consigue a duras
penas, pero debido a su grave y congénita lesión cardiaca, muere en 1931. Su
hijo Edgar queda al cuidado de su tía Corinne Beressi y de su padre. Ambos
contraerán matrimonio años más tarde.
Tanto en su texto autobiográfico,
Mis demonios (Kairós, 1995), como en la primera parte de este volumen,
Morin deja constancia del profundo y largo trauma que significó la pérdida de su
progenitora. En la importancia de la madre en la cultura judía no podemos entrar
ahora. Tanto Freud como los pensadores vinculados a la Escuela de Francfort han
dedicado páginas de gran interés a la relación madre/hijo.
Estudiante de
Letras y de Derecho, en 1942 se licencia en La Sorbona en Historia, Geografía y
Derecho. Meses antes, hechizado por la Unión Soviética como ya hemos señalado,
se afilia al Partido Comunista Francés (PCF) y comienza a realizar diversas
labores en la Resistencia. Es entonces cuando adopta el pseudónimo Morin.
Finaliza la Segunda Guerra Mundial como oficial del ejército francés y es
enviado a la Alemania ocupada. Su primer texto, publicado en 1946, refleja la
situación de la Alemania derrotada y dividida. Dicha obra entusiasma a Maurice
Thorez, el gran capo del PCF, y ello le abre puertas en el
milieu
intelectual.
Conviene señalar que la idea de
método en Morin no se refiere para nada a la concepción de metodología en las
ciencias. Los seis volúmenes de El método hay que contemplarlos como un
recorrido, una ayuda para afrontar la complejidad del mundo real y elaborar las
estrategias adecuadas
Edgar Morin se casa por
primera vez en 1945 con Violette Chapellaubeau, socióloga y compañera
intelectual. Ambos tendrán dos hijas. Es mal hijo y mal padre. Algo que el
lector sabe no tanto por
Mi camino como por el largo rastro
autobiográfico que, como ya hemos señalado, va dejando Edgar Morin a lo largo de
sus textos. Sin llegar al extremo de Rousseau, lo cierto es que la construcción
de una gran obra conlleva con frecuencia la falta de atención a la familia
inmediata. Divorciado de Violette, Morin se casará dos veces más y mantendrá
múltiples
affaires amorosos.
Morin, apoyado por sus camaradas del
PCF y sus amigos de la Resistencia, consigue entrar en la prestigiosa Comisión
de Sociología del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS)
en 1951. Su línea de investigación y de publicaciones gira en torno al
papel del cine en
la sociedad contemporánea. En sólo diez años es nombrado Jefe de
Investigación del CNRS. No obstante, Edgar Morin desbordará enseguida el
estricto marco de la sociología. De hecho, sociólogos de la talla de
Pierre
Bourdieu mantendrán una crítica constante a su obra.
Atento
a la importancia de los
medios de
comunicación y de la
cultura de
masas, Morin viaja y enseña a lo largo y ancho de América Latina y
es invitado entre 1969 y 1970 por el modélico Instituto Salk (La Jolla,
California) para estudiar las relaciones entre la biología y la sociología. De
esos viajes y de esa estancia cuaja el Morin que comienza a publicar
El
método, la gigantesca obra que le sitúa en el gran pensamiento de la segunda
mitad del siglo XX y le proporciona fama académica e intelectual en todo el
mundo.
El método es una obra enciclopédica compuesta por seis
volúmenes, el primero de los cuales aparece en 1977. Bajo el título
La
naturaleza de la naturaleza, se abordan los conceptos de orden, desorden,
sistema o información.
La vida de la vida reflexiona sobre la biología
del ser vivo. El tercer y el cuarto volumen podrían ser reagrupados en uno solo
dedicado al tema de la conciencia y la complejidad. El quinto volumen,
La
humanidad de la humanidad, la identidad humana está consagrado a la cuestión
de la identidad. Y el sexto volumen, titulado
La ética, propone una moral
compleja capaz de asumir viejas dicotomías como las derivadas de códigos
binarios tales como bien/mal o justo/injusto.
El pensamiento complejo tiene como
fin sobrepasar las barreras marcadas por la especialización, la fragmentación y
la compartimentación de saberes en nuestra
época
Llamado por algunos el “padre del
pensamiento complejo”, Morin entiende por complejidad “aquello que no puede ser
reducido a una descripción clara, a una descripción sencilla, a una ley simple”.
El conocimiento complejo intenta situar su objeto en el tejido al que está
vinculado y busca reconocer lo que vincula el objeto a su contexto, el proceso o
la organización en la que se inscribe.
El método es
precisamente el intento de Morin de imbricar los conocimientos separados. En el
volumen de 2001,
La humanidad de la humanidad, Morin define lo humano en
la relación entre la especie, el individuo y la sociedad. Al mismo tiempo
entiende al sujeto constituido por dos componentes básicos: el altruista y el
egoísta. El hombre es a la vez razón y locura, biología y cultura.
Conviene señalar que la idea de método en Morin no se refiere para nada
a la concepción de metodología en las ciencias. Los seis volúmenes de
El
método hay que contemplarlos como un recorrido, una ayuda para afrontar la
complejidad del mundo real y elaborar las estrategias adecuadas. El pensamiento
complejo, el saber complejo, debe entender las limitaciones del espíritu humano.
Es vano buscar fundamentos absolutos e incuestionables. El pensamiento complejo
tiene como fin sobrepasar las barreras marcadas por la especialización, la
fragmentación y la compartimentación de saberes en nuestra época.
Edgar
Morin sigue siendo a
comienzos del
siglo XXI un luchador e inconformista capaz de construir
una compleja visión del mundo. Sus creencias le siguen causando problemas. La
publicación en su querido diario
Le Monde de un artículo en defensa de
los palestinos es esgrimido en su contra por numerosos judíos que quieren
convertir en antisemita al descendiente de los sefardíes españoles expulsados a
finales del siglo XV.
Con todo, Morin no se rinde. Sigue publicando. Ahí
está su
¿Hacia dónde va el mundo? (Paidós, 2011).