Andy (Philip Seymour Hoffman) y Hank (Ethan Hawke) Hanson necesitan conseguir urgentemente dinero fácil. Andy tiene un plan y Hank, el menor de los dos hermanos, se deja convencer porque está con el agua al cuello. Pero el robo perfecto no existe y la tragedia está servida. Lo que presumían fácil y rápido es el comienzo de una pesadilla.
Andy parece haber alcanzado el éxito profesional como ejecutivo de una inmobiliaria de Nueva York. Sin embargo, su vida es más que insatisfactoria: su matrimonio hace agua – Gina (Marisa Tomei), su mujer, tiene una aventura con su hermano menor – y para pagarse la adicción a la heroína lleva tiempo malversando los fondos de la empresa. Cuando llega la inspección fiscal, se ve en la necesidad desesperada de reponer el dinero que ha estado utilizando para fines propios.
Hank no llega a final de mes ni siquiera estando pluriempleado. Se le va el sueldo pagando la pensión de la ex mujer y la manutención de su hija. Lleva tres meses de retraso, y, como siempre, acaba confiando en su hermano mayor que parece haber abusado del pobre diablo desde que eran críos.
De estructura fragmentada, el film se construye por medio de continuos saltos temporales que muestran las situaciones de los protagonistas y sus circunstancias durante los tres días anteriores al atraco, el día D, y la semana posterior a éste. Algo mareante, esta desconstrucción quizás aturda más que refuerce la furia sombría que se sucede ante la mirada rotunda de la cámara.
Hank queda encargado de cometer el delito, pero, débil de carácter, decide encargar el trabajo sucio a otro mientras él espera con el coche en marcha delante del local. Es este primer error el que desencadenará la tragedia. El robo perfecto con el que todos iban a salir ganando, se desvanece provocando una espiral de violencia que tiene su origen en el rencor y la venganza envenados por años de carencia afectiva.
La historia esconde en su carcasa la quietud con la que Lumet describe la rabia y el dolor soterrados que corroen a Andy, un Philip Seymour Hoffman enorme que merecerá sin duda ser recordado por su trabajo una vez más (obtuvo el Oscar al mejor actor por Capote en 2006).
La mirada grave, oscura y descorazonadora con la que el veterano director mira a la América contemporánea pierde sensiblemente algo de peso debido a una estructura del film que incurre en un abusivo empleo del flashback que impone un ritmo apabullante, cual tormenta apocalíptica. Aun así, este título inspirado en un brindis tradicional irlandés – “Ojalá estés en el cielo media hora antes de que el diablo sepa que has muerto” – será recordado.
Tráiler de la película Antes de que el diablo sepa que has muerto de Sidney Lumet (colgado en YouTube por baditri)