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miércoles, 2 de julio de 2008
¿Por qué los gobernantes de occidente hurgan en la entrepierna de la gente?
Autor: José Membrive - Lecturas[7498] Comentarios[0]
La intromisión de los poderosos en la vida íntima es un hecho, a lo largo de la historia, al menos de la mía

José Membrive

José Membrive

I

Hace un par de semanas
la señora ministra
agriamente afectada
pegaba la paliza
ante las cámaras.
 
“Una encuesta europea
seria y muy contrastada
envía a los hispanos
por ende a las hispanas
a la cola del sexo
en coitos por semana.
Dicho de forma clara:
el hispano varón
héroe del “latin lov”
El imán del turismo,
el pastel de las suecas,
el don Juan irredento
que tumbaba europeas
fuesen gordas o flacas
fuesen guapas o feas
está en sus horas bajas
el Tenorio está en crisis.
Aquí se jode menos
que en convento de lamas
y lo que es peor
Europa está enterada
las divisas no entran
el turismo hace aguas”.

Yo la escucho escamado
pregunto ¿qué interés
tiene siempre el poder
en meter sus narices
en ajena entrepierna
deje en paz a mi esperma
incordiante ministra
y piérdame de vista.
Trate de asuntos nuevos
no me toque… estos temas.

II

Sé que no es educado
disentir de ministra
mas soy gato escaldado
en temas de esta guisa.
Recuerdo con horror
al viejo confesor
cuando, apenas un niño,
entré en el seminario.
En su sermón diario
me pegaba la bronca,
justo por lo contrario

“El sexo no se nombra
el sexo no se toca
cuando se agita un poco
vuelve a la gente loca.
Si a alguno se le eriza
cúbrala de agua fría
si aún se muestra guerrera
recurra a la tijera
porque mejor le fuera
en el cielo castrado
que entrar muy buen dotado
a la infausta caldera.
Como el santo fulano
que convirtió en ofrendas
sus partes más pudendas
en plateada bandeja
que dejó en el altar”.

Yo escuchaba aterrado
renegando de aquello
que llevaba colgado
y hasta estuve tentado
a aplicar la tijera
a aquella insana fiera…

Pepito piscinas (1976), interpretada por Fernando Esteso y Helga Liné

Pepito piscinas (1976), interpretada por Fernando Esteso y Helga Liné

III

El tsunami del tiempo
se llevó el catecismo
porque el nuevo negocio
se llamaba turismo:
una sueca en bikini
provocó el cataclismo.

Un ministro atrevido
(otra vez el poder
dictando a todo el mundo
cómo y cuándo joder)
se inventó el latin-lov
y el país reprimido
respondió con ardor.

Se decretó el destape
-todo a golpe de pito-
y se abrió el gran burdel
que ofreciese al turismo
gratis polvo anti-estrés.

Y cada españolito
se quitó su sombrero
y, dejando la azada,
se fue de camarero
con promesa secreta
de tocar unas tetas
al cumplir la jornada.
Sin gastos ni disputas
que las casas de putas
se habían puesto muy caras
y el párroco del pueblo
de cerca vigilaba.

Por mor del patriotismo
el buen españolito
puso en marcha su pito
a favor del turismo.

Fue un éxito rotundo
las mujeres del mundo
practicando el deporte
nuevo del “sexuar”
que consiste en joder
sin tener que aguantar
la paliza mental
del propio semental.
Joder sin conocer
ni el nombre del extraño
que estaba presto siempre
a tirarse a un rebaño.
Joder sin el deber
de fingir el placer,
sin tener que aguantar
proyecto marital.
Gozar la furia hispana
un ratito en la cama.
Gozar de aquella cosa
que, como gaseosa,
explota al destaparla
y que a la media hora
se esfuma de la cama.

Norteñas atraídas
por la mágica fiesta
de sublimes corridas
en horas de la siesta…

Camareros peludos
dieron el do de nalgas
y así, las europeas,
en especial, las feas
obtuvieron sin cargo
turismo sexual.
Creció la economía
con la nueva moral

Pero surgió otra cosa:
que muchos europeos
en especial los feos
reclamaban su rosca.
En resumen, la hispana
que estaba a la sazón
con la pierna quebrada,
criando un batallón,
también fue reclamada.
Hubo que “liberarla”
de su vida de esclava
así que a la crianza
de numerosa prole
sumó media jornada
de limpieza de “rooms”
con la sublime paga
de alguna revolcada
con hombres de piel blanca
y cargados de pasta
que buscaban la faca
tras la liga racial
porque no se fiaban.

Durante muchos años
jornada, tras jornada
exprimiéndose el sexo
al servicio de Fraga.

Pero el paso del tiempo
trajo la democracia
para hacer el amor
no hay que ir a la playa
y el hispano de hoy
goza la obcecación
de la playesteishón
y no quiere otra lid
mas que el Barça-Madrid
y crear michelines
entre blandos cojines:
Se jodió la marrana
las turistas nos dejan
por la gente africana.
y la clase política,
no chupa do no mana…

En suma la ministra
a todos incitaba
a cambiar la estadística
por amor a la patria.

Me di por aludido
por el sermón político
pues yo no había jodido
tal vez desde el neolítico.
Así que, tras la cena,
acepto la condena
y por salvar a España
me sumo a la campaña
que pretende elevar
el nivel sexual
de nuestra insigne raza
y saque del agujero
-nunca peor dicho;
debí decir del nicho-
al sector hotelero.

Me meto en la bañera
-ya no soy el que era-
con trabajo constante
logro sacarla fuera
de aquella madriguera
de pellejo colgante.
La adobo en pachulí
y al izar mi bandera
(no más de media asta)
tumbo a mi compañera,
ella acepta y coopera.
Comienzo la labor
le quito la tetera
mas sin venir a cuento
me viene a la mollera
el viejo confesor
y me miro aterrado
pienso “no estoy casado
si falla el corazón
que lo tengo tocado
muero sin confesión
y sin estar casado,
será mi perdición
siglo y siglo, tras siglo
ardiendo cual carbón.

Quedo paralizado
pero el gran sofocón
me produce un bajón
y mi pene, espantado
huye a su madriguera
ruge mi compañera
y yo, como un pasmado,
lloro desconsolado.
No lloro mi impotencia
lloro por la ministra
lloro por el turismo
por los bajos impuestos
lloro por mi pensión
que no supe ganarme
sobre el amplio colchón.


NOTA: En el blog titulado Besos.com se pueden leer los anteriores artículos de José Membrive, clasificados tanto por temas (vivencias, creación, sociedad, labor editorial, autores) como cronológicamente.

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