De
izquierda a derecha: Paulson, Bernanke y Geithner
¿Cómo pudo
ocurrir?, se pregunta Ferguson, muy fácil, porque los que debían regular y
controlar eran los que se estaban poniendo las botas. Hubo un fallo abismal pero
consentido de todo el sistema: Bear Stearns, Lehman Brothers, AIG, Goldman
Sachs, Citigroup, y las agencias de calificación señaladas como culpables por el
congreso de EEUU, como por ejemplo Moody’s (de la que Warren
Buffet es accionista mayoritario), que otorgaba máxima
solvencia (la famosa triple A) a las entidades que se declararon en bancarrota
poco después por las hipotecas basura, y cuyos ejecutivos han salido de la
crisis con bonus récords mientras su presidente desde 2005 Raymond
McDaniel apuntó hace unos días: “Los inversores no
deberían confiar en las calificaciones para comprar, vender o mantener valores”.
No está mal. O Goldman Sachs, que apostaba en contra de las recomendaciones que
daba a sus clientes. Sin remordimientos, cual aves de rapiña, siguen
repartiéndose el pastel tras mencionar ante la comisión investigadora, “lo
siento, no lo volveremos a hacer, créanos".
Inside Job es un documental sobre el “todo vale”, sobre un atraco a
nivel mundial cuyos protagonistas han salido impunes y todavía más ricos, si
cabe. El film empieza de manera pausada y reflexiva – comenzando por Islandia,
el país europeo que tenía mayor renta per cápita -, pero a medida que van
desvelándose los entresijos de la locura y codicia exacerbadas de brokers y
altos ejecutivos ciegos de cocaína a los que no les importa pasar gastos de
prostitutas de lujo a sus respectivas empresas, el enojo va creciendo a la par
que la incredulidad ante un sistema corrupto cuyo control ha fallado
calamitosamente por inexistente.
Inside Job quiere ser punitivo. Profetas sin honor son entrevistados
por Ferguson –muchos altos cargos declinaron la invitación -, arguyen que la
complejidad de los mercados no permitía la previsión de las desastrosas
consecuencias de sus actos cuando se les insta a reconocer su falta de
profesionalidad y una voz sarcástica, la de Ferguson, el entrevistador, les
espeta: “You can’t be serious!” - ¡No puede estar hablando en serio! -
cuando se ignoraron sistemáticamente las voces de alarma que se dieron desde
distintos ámbitos, incluido el FMI.
Nada era un secreto: la desregulación financiera, el riesgo de los derivados,
la burbuja inmobiliaria, las hipotecas basura y, sin embargo, mientras los de
Wall Street se enriqueciesen, los gobiernos no pusieron trabas porque muchos,
apuntalados por aquellos en posiciones de alto nivel, eran los mismos peces
gordos. El colapso del edificio especulativo era inevitable, con la consiguiente
pérdida de empleos generalizada en todo el mundo, casas, pensiones y confianza
política. Y el narrador Matt Damon exhorta a los espectadores a que pidan
cuentas a sus gobiernos. Mientras, gente como Robert
E. Rubin (en Goldman Sachs durante 26 años, posterior
Secretario del Tesoro de 1995 a 1999 con la administración Clinton y finalmente
Chairman de Citigroup), Alan Greenspan (ex-presidente de la Reserva Federal de
1987 a 2006), Henry M. Paulson (alto ejecutivo de Goldman Sachs y posterior
Secretario del Tesoro de 2006 a 2009), Ben Bernanke (al frente de la Reserva
Federal con Bush y ahora con Obama) y Timothy F. Geithner (actual Secretario del
Tesoro), entre otros muchos, siguen tan tranquilos disfrutando de sus
privilegios y desempeñando sus funciones sin haber sido ni siquiera amonestados.
Inside Job es imprescindible.
Tráiler subtitulado de Inside
Job, documental de Charles Ferguson (vídeo colgado en
YouTube por cineencolombia)