Magazine/Cine y otras artes
Crítica de la película Das Fräulein, de la directora Andrea Štaka
Por Eva Pereiro López, lunes, 1 de octubre de 2007
Ruža lleva un restaurante de comidas en Zurich. Su estricta y silenciosa vida parece centrarse en el local, despersonalizado y sintético. Mila, una de las empleadas, se encarga de cocinar y servir los platos a los obreros que trabajan por la zona. Ambas son inmigrantes bosnias y llevan muchos años fuera de su país. Mila sigue albergando el sueño de volver algún día mientras que Ruža parece haber borrado por completo su pasado. Un día aparece Ana, una joven llena de vida, dispuesta a disfrutar cada gota a pesar de la dolorosa experiencia sufrida durante la guerra que asoló la antigua Yugoslavia.
Fräulein es un film inteligente, escueto en su despliegue de medios, de ambiente grisáceo, frío y agresivo, a tono con la ciudad de acogida, crudo y a la vez lleno de destellos de buen cine con un guión sólido que narra con sensibilidad unas vidas acotadas, frustradas por la realidad - la vida de muchos. Es el primero de la directora suiza, de padres inmigrantes de la ex Yugoslavia, Andrea Štaka, premiado con el Fipresci en el festival de Valladolid 2006 así como mejor película en el festival de Locarno.
Fräulein es una pequeña joya en bruto, nada fácil de digerir, que brilla sin necesidad de pulido gracias, entre otras cosas, al espléndido trabajo de sus actrices
Zurich es la ciudad dónde empiezan y se estrellan los sueños de una inmigración que quizás no ha ganado con el cambio, pero que resiste manteniendo la esperanza para generaciones futuras. Ana es como el viento fresco, sin apegos, la guerra se encargó de destruir lo poco que podría haber quedado en pie, vive el día a día como puede recordando que, de momento, está viva. Ha llegado a Zurich por casualidad, y en su deambular el día menos pensado lo abandonará, impulsada en una huida hacia adelante.
Entre Ana y Ruža se entabla con dificultad por la desconfianza y el aislamiento de la segunda, una relación compleja de necesidad, de amistad, de cariño, de reconocimiento del dolor y la soledad que ambas comparten aunque el origen sea distinto. Al principio indeterminado, el contexto de cada una de ellas se irá definiendo a lo largo del film, hasta que cada gesto o actitud logra ser comprendido y el dolor, expresado con palabras.
La historia de Mila corre paralela. Ella y su marido se aferran a una idea inicial que les permitía hacer frente al desarraigo. Pero el tiempo ha roído las amarras y poco les une ya a ese paraíso inexistente que era una isla de seguridad.
Fräulein es una pequeña joya en bruto, nada fácil de digerir, que brilla sin necesidad de pulido gracias, entre otras cosas, al espléndido trabajo de sus actrices. Humana y desgarradora, la historia de Štaka no se olvidará fácilmente.