Reseñas de libros/No ficción
Robert Service: "Stalin. Una biografía" (Siglo XXI, 2006)
Por Rogelio López Blanco, miércoles, 5 de julio de 2006
Lo que cuenta Robert Service en este libro es la historia del éxito de un sujeto y de una doctrina, nefastos ambos tanto para un pueblo como para la humanidad en su conjunto, pero eficaces en la consecución de sus objetivos. Aquí no se trata de comprender, sino de explicar en sus términos la consecución de este logro. La labor del historiador británico es formidable, por el despliegue de medios (fuentes, bibliografía...) y la sutileza de los análisis e interpretaciones. Pese al hermetismo del biografiado, a la manipulación deliberada a la que sometió su figura como personaje público, a las dificultades para investigar en los archivos, el resultado de la indagación de Robert Service es deslumbrante, un trabajo que impresiona por su penetración, objetividad y ambición.
Son muy abundantes los elementos que pueden destacarse, pero sobre todo
hay ciertas cuestiones fundamentales que quedan definitivamente aclaradas: la
personalidad de Iósef Dzhughashvili (1879-1953), las cualidades que le
permitieron acceder y perpetuarse en el poder absoluto, la explicación de las
etapas de terror y purgas y el asunto capital de si el estalinismo fue una
desviación de la genuina ideología bolchevique amasada por Lenin o su mera
continuación con el matiz de la impronta de la personalidad política y humana de
Stalin.
También sobresale el ajuste entre contexto y personaje, pues no
se trata de una simple biografía restringida al hombre, los avatares vitales y
las decisiones políticas. El marco histórico, las distintas personalidades de
los líderes revolucionarios, las pugnas entre la élite del Kremlin, el problema
de las nacionalidades y el papel de Rusia como eje dominante, el proceso de
modernización, los desgarros económicos y sociales, los efectos de la represión,
las relaciones internacionales, la expansión del comunismo, las guerras, etc.,
son minuciosamente analizados y engarzados con la trayectoria vital del
biografiado de tal modo que alcanzan un perfecto encaje en esta espléndida
obra.
El déspota georgiano consolidó un sistema de
poder que, después de la tremenda etapa del Gran Terror, de 1937-1938, mantuvo
su estabilidad tras la Segunda Guerra Mundial mediante el miedo a las purgas y
la continua rotación en los puestos de poder para evitar conspiraciones en la
elite
La violencia política era inherente a la doctrina y
estrategia bolchevique. Lenin y Trotski habían ordenado y dirigido matanzas,
Stalin se limitó a llevar al extremo este instrumento de poder y la lógica de su
aplicación. A él se debe la supervivencia del sistema soviético hasta 1989. Sin
su empeño por industrializar el país a marchas forzadas y acometer el
reforzamiento del Ejército Rojo, a costa de un bajísimo nivel de vida de la
población, que sufrió enormes penurias y episodios atroces de hambrunas, la URSS
habría caído ante el embate alemán de 1941 o hubiera entrado en descomposición a
consecuencia de las luchas entre facciones, el descontento social y el enorme
potencial de las tensiones disgregadoras, como ocurrió tras la caída el
Muro.
El déspota georgiano consolidó un sistema de poder que, después de
la tremenda etapa del Gran Terror, de 1937-1938, mantuvo su estabilidad tras la
Segunda Guerra Mundial mediante el miedo a las purgas y la continua rotación en
los puestos de poder para evitar conspiraciones en la elite, la permisividad
para que éstas mantuviesen sus clientelas y la creación de un amplio estrato de
cuadros intermedios jóvenes con privilegios de los que carecía el resto de la
población. A esto se suma una machacona labor de propaganda que, a partir de los
éxitos militares contra Alemania , el crecimiento económico, el prestigio como
potencia internacional de primer orden, la socialización de los servicios
básicos..., junto con el impresionante aparato represivo y el abrumador ambiente
de coerción, logró preservar el sistema pese, según el autor, al apreciable
descontento de gran parte de la población por la baja calidad de las condiciones
de vida y la variedad de grupos sociales afectados por las ejecuciones,
deportaciones y otras medidas extremas como el paso por el Gulag, un factor
central en el desarrollo soviético, basado en la mano de obra esclava que sirvió
para explotar los recursos naturales de las regiones cuyas condiciones
climáticas eran extremas.
Junto con Hitler y Mao, Stalin ocupa el primer
puesto en el escalafón de los mayores criminales de la historia. Como el
segundo, murió en la cama. Es preocupante recorrer el pasado y comprobar el
número de déspotas de uno y otro signo político que han llegado al fin de sus
días plácidamente. La historia es una maestra muy severa.