“¿Estoy soñando o esto está ocurriendo realmente?”. Esta
frase la pronuncia el álter ego de Federico Fellini, el personaje interpretado por Marcello Mastroianni, en Ocho y medio, la película que marca
definitivamente un antes y un después en la trayectoria del genio italiano.
Hasta La dolce vita Fellini fue un
director más o menos fiel a la tendencia neorrealista que él ayudó a crear, como explica Ugo Pirro en su espléndido libro Celuloide. Sin embargo no es difícil ver en las
películas de la primera etapa de Fellini claros elementos de ensoñación,
elementos o características oníricas. Pero fue a partir de Ocho y medio, repito, cuando todas las
películas de Fellini toman distancia con una “sintaxis” expresiva pegada a lo
racional y se pliegan a una construcción en la que la materialización de lo
inconsciente es la clave.
Este giro creativo en la producción cinematográfica
felliniana coincidió en el tiempo con la recomendación de su psicólogo de que
apuntase en cuadernos sus sueños. Fellini hizo caso al terapeuta, y comenzó a
dejar en cuadernos sus sueños en forma de dibujos y palabras.
Federico Fellini: The book
of dreams (Rizzoli, 2008)
Hasta la fecha parte de esos sueños fellinianos se habían
podido contemplar en algunas exposiciones y algunos fragmentos se habían
publicado en forma de libro. La noticia es que ahora la editorial Rizzoli los
publica completos en dos volúmenes muy bien editados bajo el título en inglés
(por qué) The book of dreams (El
libro de los sueños). La contemplación de estas páginas muestra la importancia
que tuvieron en el desarrollo de la segunda etapa del cine de Fellini, y la
calidad del Fellini dibujante, una faceta poco conocida del director y, sin
embargo, la que le permitió sobrevivir y hacerse un nombre de joven en la prensa
italiana a través de la colaboración en periódicos y revistas tras la II Guerra
Mundial.
Este libro de sueños no deja de ser un elaborado y
profusamente ilustrado diario personal de Fellini. Diario en el que aparecen
muchos de los temas recurrentes en su cine: las mujeres y lo erótico, su ciudad
natal y su infancia en ella, las pesadillas, lo surrealista, los amigos
creadores, el padre…, es decir, todo un completo ejercicio autobiográfico.
Sueños hechos dibujos y textos, materializados en trazos en letras. Sueños que
acabaron mostrándose a todos nosotros en forma de fotogramas inolvidables y
expresivos, en películas que son hoy cumbres de los sueños de muchos
cinéfilos.