Juan Antonio González Fuentes
Hay novelistas, poetas, pintores, músicos..., artistas cuya principal característica es el enigma. Eso les hace especialmente atractivos a ojos como los míos. Son raros, o como ha dicho de forma sublime el poeta español Pablo García Baena, son “animales distintos”.
Les hace distintos, además de su mirar y situarse siempre en el lado de la vida (en el claro o en el oscuro), el que nunca se muestran embarcados en hacer carrera o preocuparse excesivamente por los resultados materiales de su trabajo. Su principal afán es el de vivir y materializar los efectos o resultados de ese vivir en notas, palabras, colores, volúmenes, espacios... El trabajo creativo es para ellos un juego sagrado que se mantiene, principalmente, contra sí mismos, a veces en dura pugna consigo mismos.
Un ejemplo exquisito de animal distinto es el novelista inglés Henry Vincent Yorke (1905-1973), más conocido por su pseudónimo, Henry Green. De este autor había hasta la fecha muy pocas cosas traducidas al español, algo en Argentina y algo en España, pero ahora cualquiera de nosotros puede acercarse con singular provecho hasta el trabajo de este raro gracias a la editorial Lumen, que acaba de publicar traducido al español uno de sus mejores libros: Viajando en grupo.
Henry Green fue un miembro destacado de ese peculiar grupo de británicos que a lo largo de la historia ha acabado conformando un subgénero humano: los excéntricos nativos de las Islas. Nacido en la región de Gloucestershire en una familia muy rica relacionada con la industria, como es casi preceptivo entre los excéntricos británicos estudió en dos de las instituciones académicas más longevas y elitistas de su país: Eton y Oxford. Sin embargo no finalizó sus estudios universitarios, según cuentan las crónicas, debido a diferencias irreconciliables con el que fue su tutor, el conocido escritor C.S. Lewis, autor, entre otras obras, de Una pena en observación, título que ha disfrutado de mucho éxito entre los lectores españoles.
Henry Green: Viajando en grupo (Lumen, 2008)
Durante la Segunda Guerra Mundial ejerció como bombero, y fue muy buen amigo de un escritor esencial en el siglo XX inglés. Me refiero al católico Graham Greene. No publicó muchos libros, y su actividad literaria se concentró en poco más o menos veinticinco años, desde 1926, año de publicación de Blindness, su primera novela, hasta Doting, aparecida en 1952. En medio quedan títulos como Party Going (1939), Pack My Bag (1940), Caught (1943), Loving (1945), Back (1946), Concluding (1948), y Nothing (1950).
En sus últimos años de vida decidió vivir como un vagabundo muy rico, encerrado en su propia mansión, y ejercitándose con ardor en los trabajos del alcohol. En esos años tomó una decisión que no es muy infrecuente entre los literatos raros: no dejarse fotografiar. No existe, por tanto, una crónica retratada de su paulatino envejecimiento y de su declive físico.
Su literatura tiene tres claves poco frecuentes juntas. Primera, el sentido del humor. Segunda, una ironía con el mismo efecto del ácido sulfúrico sobre una mantelería de seda. Tercera, un gran conocimiento in situ de las atmósferas altas y bajas de la sociedad en la que vivió: fue siempre un vástago rico en contacto permanente con las clases más pudientes; pero también trabajó, por ejemplo, como un simple obrero en la fábrica de cerveza de su padre, o como ya ha quedado dicho fue bombero en los muy difíciles momentos en los que Inglaterra fue sometida a constantes bombardeos por parte de la aviación nazi.
Las tres claves aparecen en los libros que se han publicado en España, Loving en 1957 y ahora Viajando en grupo. Esta última es la historia de un grupo de ocho amigos ricos y sin muchas cosas que hacer que cuando van a iniciar un viaje de placer deben esperar en un hotel londinense a que se disipe una muy espesa niebla. Los ocho se ven obligados a matar el tiempo que les queda por delante, y ante esa necesidad empiezan a sucederse una serie de enredos y situaciones bastante cómicas que revelan la verdadera naturaleza mísera y sin ninguna altura de estos educados y sofisticados amigos. Una novela muy entretenida que es ideal para iniciarse en las artes de este animal distinto que fue Henry Green.
NOTA: En el blog titulado
El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de
Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.