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miércoles, 7 de mayo de 2008
Octavio Paz y el Muro de la vergüenza del Congreso Mexicano (Historia, además, de un cartel con poesía)
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[9057] Comentarios[1]
Para los diputados aztecas el nombre del poeta Octavio Paz no es digno de figurar en el Muro de Honor del Congreso. El no haber sido ni stalinista ni castrista, el no haber sido “progre”, parecer ser la causa que explica el suceso

Juan Antonio González Fuentes 

Juan Antonio González Fuentes

Hay un viejo refrán español que dice algo así como que “nadie es profeta en su tierra”, aludiendo a lo difícil que es en nuestra cultura el que a alguien le reconozcan en su propia tierra los méritos contraídos en el desempeño de su profesión o en cualquier otra actividad de dimensión pública. Pero aunque no haya, creo, refrán específico para el asunto, en España, quizá para compensar, existe la buena costumbre de no hablar mal de los muertos, al menos durante una larga temporada.
 
Es muy probable que durante la larguísima presencia española en lo que hoy es la América hispana algunas costumbres y formas de actuar españolas echasen raíces en tierras tan fértiles. “Nadie es profeta en su tierra” parece que también es un dicho que tiene fácil aplicación en México, al menos en lo que respecta a algunos personajes, y pienso ahora mismo en el que para muchos es su más grande poeta e intelectual de todo el siglo XX. Me refiero a Octavio Paz, como quizá alguno haya ya imaginado.
 
Diez años largos han trascurrido desde la muerte del poeta, y hace muy poco tiempo los diputados aztecas, tan “progres y cultivados ellos”, tan modernos y adelantados, le negaban por mayoría al único premio Nobel de Literatura mejicano el que su nombre figurase con letras de oro en el Muro de Honor del Congreso. ¿La razón?, pues siguen sin hacerle mucha gracia a la mayor parte de la progresía mejicana las críticas que en su día vertió Paz contra la intolerable dictadura castrista y, sobre todo, contra el brutal stalinismo que reinó durante décadas de horror en la muy “progresista”, sangrienta y liberticida Unión Soviética. Así que el genial poeta no es merecedor de figurar con honores en la casa de la política de su patria, y no lo es porque a los actuales padres de la patria mejicana no les resulta el poeta suficientemente digno, ni él ni su obra. Vamos, como para marcharse del país dando un sonoro portazo: ahí os quedáis señores sabios y aduaneros tontorrones de póstumos honores.
 
Cartel del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México
 
Cartel del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México
 
Pero el poeta Paz, para conmemorar la primera década de su desaparición, ha merecido otra bofetada en forma de poema, esta vez por parte de la máxima institución pública y política de su país, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México, equivalente a nuestro Ministerio de Cultura. Este organismo ha tenido la feliz idea de recordar al poeta editando un cartel o póster conmemorativo y colgándolo en distintos lugares públicos y bien visibles. El cartel ofrece a la mirada una fotografía de la cara de Paz junto a la que impresos se pueden leer los versos siguientes: “No olvides nunca/ que el primer beso/ no se da con la boca,/ sino con los ojos”.
 
Pues bien, según denuncian los expertos en la obra del Nobel de 1990, tales versos no son del gigantesco poeta. José de la Colina, autoridad al respecto, ha señalado que esos versos cursis y sin ritmo no tienen ni por asomo el aire de haber sido escritos alguna vez por Paz. Para otra autoridad en la materia, Héctor Tajonar, los versitos es casi imposible que sean de Octavio Paz, pero si definitivamente lo fueran, la elección es pésima, pues no son nada representativos de lo que es su obra. La viuda, Marie-José, ha declarado no haber escuchado ni leído jamás los versos, pero no descarta la autoría de su marido, aunque subraya que lo más sencillo es que sean los autores del cartel los que resuelvan la situación “confesando” de dónde han salido las palabras atribuidas a Paz, y que quizá pertenezcan a un ensayo, a una artículo..., y han sido descontextualizadas.
 
Todo parece resuelto a estas alturas, todo menos la pifia de homenaje que, a poco, se ha convertido en casi afrenta y burla a la memoria del enorme poeta, o cuando menos, ejemplo palpable de dejadez chapucera e impresentable. Los dirigentes del Consejo Nacional para la Cultura más arriba citado, han reconocido el error y han presentando excusas, aunque tal vez, la mejor excusa posible ante tamaña pifia es la de abandonar el cargo y dedicarse a otra cosa, el cultivo de margaritas, pongo como ejemplo.
 
Pero la pregunta que ahora queda en el aire es la lógica y automática tras el doble y chusco agravio el señor poeta de apellido Paz (que allá donde esté no dejará de sonreírse ante las chapuzas): ¿de quién son los naftalinosos versos? Me dicen que en internet corren las apuestas, con Neruda y Lorca a la cabeza, poetas que, por cierto, como fueron sin duda progres, y en el caso del chileno incluso pro stalinistas, de haber sido mejicanos es muy probable que no hubieran tenido entre los diputados problema alguno para estar en el famoso Muro de Honor del Congreso, desde hoy, sin duda, otro muro de la vergüenza, o de la desvergüenza.
 

 
NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.

Comentarios
06.06.2009 1:48:29 - caren



el libro se me ase muy interesante ya que es escrito por un autor muy veraz este libro eslo maximo me encanta










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