Director: Rogelio López Blanco      Editora: Dolores Sanahuja      Responsable TI: Vidal Vidal Garcia     
  • Novedades

    Wise Up Ghost, CD de Elvis Costello and The Roots (por Marion Cassabalian)
  • Cine

    Avatar, película de James Cameron (por Juan Antonio González Fuentes)
  • Sugerencias

  • Música

    Preliminaires, CD de Iggy Pop (por Marion Cassabalian)
  • Viajes

  • MundoDigital

    Por qué los contenidos propios de un web son el mayor activo de las empresas en la Red
  • Temas

    Stalin, de Robert Service (reseña de Rogelio López Blanco)
  • Blog

  • Creación

    Los crímenes del número primo (por Reyes Calderón)
  • Recomendar

    Su nombre Completo
    Direccción de correo del destinatario
martes, 24 de julio de 2007
Jesús Polanco, el primer "gran muerto" de la Transición
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[10635] Comentarios[2]
Jesús Polanco es el primer gran protagonista de la Transición española que muere de viejo, con casi ochenta años de edad. Es el primer gran muerto de su generación.

www.ojosdepapel.com

Juan Antonio González Fuentes

Mi abuela murió una noche de mediados de septiembre de hace dos años. Recuerdo que aquella noche cenaba yo con unos amigos en Las Olas, un restaurante de las afueras de la ciudad situado justo frente al mar. Serían las once de la noche cuando sonó el móvil y mi madre, viuda desde hacía apenas dos años, me dijo que el final se estaba aproximando a marchas forzadas. Tardé apenas media hora en llegar a casa de mi abuela. Estaban allí sólo mi madre y su hermana, mi tía. En efecto, entré en la habitación en la que desde hacía siete meses yacía mi abuela moribunda y perdida por completo la noción de este mundo, y ya lo estertores de la muerte anunciaban el desenlace que se produjo en apenas unas horas. Acababa de cumplir en julio 95 años.

Pasadas unas semanas de la desaparición, mi madre me comentó un día cuánto echaba de menos a su madre, la única persona con la que había compartido un determinado mundo ya extinto del todo salvo en su propia memoria, y remató la frase apuntando que era ella ahora quien más cerca estaba, en buena lógica, del abismo fronterizo de la muerte.

La reflexión me impresionó porque apuntaba una verdad incuestionable que me afectaba doblemente: por mi madre y por mí mismo. Si mi madre se encontraba ahora en primera línea de espera de la muerte, y así era, inevitablemente el hecho me situaba en segunda línea. El tiempo, la edad, los años, se me vinieron de repente encima con la contundencia de un enorme y pesado muro de ladrillos.

Desde entonces he comprobado con estupefacción que hay ministros más jóvenes que yo, que al alcalde de mi ciudad, Santander, le saco casi una década, que hace años que dejé de pertenecer a la nueva generación de poetas españoles, que puedo hablar de cosas que ocurrieron (¿te acuerdas?) hace más de veinte años, etc, etc...


www.ojosdepapel.com

Jesús Polanco


Toda esta íntima y casi obscena confesión viene a cuento de la muerte del señor Polanco. Me explico. La noticia de la muerte de Jesús Polanco (lo del “de” lo voy a obviar por sentido del recato) me sorprendió en un Madrid de piscinas altivas, terrazas a la sombra de daiquiris y piernas femeninas de vértigo, cenas en restaurantes de un Chueca gay y besucón, y brunch de mediodía en locales de una calle Malasaña con pretensiones de calle de serie televisiva neoyorkina. Escuché la noticia en la radio, y luego vi algún reportaje televisivo a vuela pluma, como quien no quiere la cosa. No compré el periódico en todo el fin de semana, y por fin me hice con uno, casi de madrugada, en un Vips cariacontecido de la Gran Vía.

Leí todo lo referente al señor Polanco mientras Iker Jiménez contaba en la Cuatro cómo C.G. Jung se pasó la vida viendo fantasmas y entablando conversaciones con ellos al borde de un hermoso y oscuro lago suizo. Leí los artículos elogiosos con media sonrisa en los labios; leí también con otra media sonrisa aquellos que aprovechaban el momento para clavar alfileres, cuchillos, navajas y estoques en el lomo del muerto. Todos los comentarios hablaban de empresas, de dinero, de poder, de periódicos y medios de comunicación, de partidos políticos, de amistades y enemistades, de informaciones privilegiadas, de mediaciones, de puñaladas traperas, envidias, de grupos culturales, de corrientes de opinión... Todos los artículos, todas las opiniones tenían un denominador común: la dimensión casi legendaria del empresario, su ir y venir vital y profesional propios de un guión hollywoodiense.

Sin embargo nadie hacía especial hincapié en un hecho simple y de carácter histórico: Jesús Polanco es el primer muerto de total relevancia de entre los que protagonizaron de principio a fin eso que se llama, con mayúsculas, la Transición española a la Democracia. Polanco es el primer gran protagonista de la generación de la Transición que muere anciano, con casi ochenta años de edad.

Han muerto otros protagonistas de aquellos tiempos, eso es evidente, pero o fueron personas de una importancia secundaria, o eran personas que ya entonces pertenecían con claridad meridiana a generaciones anteriores, decididamente franquistas. Jesús Polanco tenía poco más de 40 años en los estertores del franquismo, y mediaba esa edad cuando cofundó El País en 1976. Las dos primeras y decisivas décadas de democracia española estuvieron capitaneadas, dirigidas, por la generación de Polanco, entonces en plena madurez profesional, en plena madurez como personas. Nombres y hombres de aquella etapa decisiva de nuestra historia más reciente pueden apuntarse varias, pero los realmente importantes con rostro y nombre, es decir, directamente destacados con luz y taquígrafos, pueden, creo, contarse con los dedos de las dos manos, y sobran dedos: el Rey Juan Carlos, Adolfo Suárez, Felipe González..., todos andaban durante los años decisivos de la Transición entre los treinta y tantos, los más jóvenes, y los 50 años, los más mayores, como Polanco.

Jesús Polanco es el primer muerto verdaderamente “ilustre” y “protagónico” de la Transición española. Quizá Suárez no tarde mucho en sumarse a la lista. Polanco, el "Jesús del Gran Poder" español de las últimas décadas, ha muerto en Madrid viejito y consumido por la edad y la enfermedad. Quien ha puesto y quitado en España a lo largo de más de treinta años, quien dicen logró amasar una fortuna de más de 2.500 millones de euros, quien sentenciaba carreras y lustres de todo tipo desde sus medios de comunicación ha muerto. Hasta ayer mismo, con uno sólo de sus gestos, encumbraba o hundía, enriquecía o despojaba, daba gloria o condenaba al olvido... Hoy es sólo unas líneas de un fría lápida más del cementerio de la Almudena, un ulular poco entendible que quizá quiera entablar conversación con cualquier paisano a orillas de un lago verde y oscuro de la aburrida Suiza.

______________________________________________________________________
NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.


Comentarios
24.07.2007 13:45:08 - Harry
Comentarios ...Me ha gustado el enfoque histórico de la muerte de Jesús Polanco, pero creo oportuno matizar que más bien es un "gran muerto" de la democracia española. Su influencia, todo el peso de ella, la adquirió con los socialistas (SER, Plus y otras bicocas). Por tanto, si aceptamos que la Transición finaliza con el acceso de la izquierda al poder (1982), Polanco aún no era quien llegó a ser a esas alturas del partido. En ese sentido, me parece oportuno citar a otro editor, este sí con gran papel en la Transición, en la que desplegó una actividad incansable y trascendental, Juan Tomás de Salas. Desde aquí un recuerdo para este hombre. Que amboslosdos descansen en paz. Saludos.

06.01.2010 17:11:36 - Gonzalo N.



Interesante artículo sobre don Jesús, quien tanto tapó, derrumbó hasta extremos increibles,obstaculizó, a pocos o a ninguno aupó, él era su fin y los demás un medio para ello. ¿JL Cebrián...?, un servidor que tenía información de primera mano sobre "aquel" que tenía informes sobre los demás españoles con algún rango. Y completando la terna podríamos agregar, con mucha voluntad, al dueño de Zeta ediciones, Antonio Asensio, que también jugó fuerte desde su imperio mediático y mediado, ya que tenía una plantilla de profesionales extraordinarios en todos los aspectos del periodismo, es más, se presumía que tenía la crema del rojerío periodístico mas profesional habido en España y casi, digamos, de la Transición. Le falló el "talón" de Aquiles, el endeudamiento excesivo, que le venció casi coincidió con su muerte. ¡Muy bueno lo de Juan Tomás de Salas, creo que no se le hizo justicia! Cambio-16, supuso un puente necesario y necesitado por los demás, para llegar adonde llegaron y llegamos nosotros.










  • Suscribirse





    He leido el texto legal


  • Reseñas

    El Reino del Ocaso, de Jon Juaristi (reseña de Inés Astray Suárez)
  • Publicidad

  • Autores