Juan Antonio González Fuentes
Tanto las obras de
Shakespeare como las de
Cervantes, esencialmente
El Quijote en el caso de este último, han servido de inspiración e impulso para la escritura de mucha buena música a lo largo de los últimos 4 siglos. Óperas, canciones, suites orquestales, poemas sinfónicos…, de muy diversos compositores y estilos han encontrado en la literatura de estos dos escritores el trampolín necesario para convertirse en música, en canto, en discurso orquestal.
Pero haciendo un rápido repaso mental, encuentro una curiosidad reseñable en el fenómeno apuntado: rara vez han sido los compositores compatriotas de los dos autores quienes han escrito la mejor música, quienes han escrito la “música cervantina” o la “música shakespereana” más presente y aclamada en las salas de concierto.
Si en los dos casos que nos ocupan el hecho es evidente, en el del autor español quizá haya pesado en exceso, a lo largo de la historia, el desconocimiento general de nuestros compositores más allá de nuestras fronteras, y el desprecio con el que generalmente los tratamos en nuestras programaciones. Dejando a un lado el caso de
Manuel de Falla, cuya ópera cervantina
El retablo de maese Pedro sí concita la unanimidad de la crítica y la aquiescencia normalizada de los programadores, el resto de la música escrita por españoles en torno a la obra de Cervantes, en torno a Don Quijote fundamentalmente, nunca ha podido competir ni en el aprecio crítico ni en su presencia en las salas de concierto o en los escenarios operísticos nacionales e internacionales, con las partituras cervantinas de autores como
Richard Strauss, Massenet, Ravel, Jacques Ibert, Salieri, Telemann, o
Anton Rubinstein…
La razón, quiero insistir en ello, no siempre está fundamentada en la calidad de las partituras, sino en el desconocimiento y en el poquísimo caso que les hemos hecho, tradicionalmente, a quienes han escrito música entre nosotros, y a quienes hemos despachado con cajas destempladas a la mínima de cambio.
Para poder paliar en parte este desconocimiento, el
sello discográfico Naxos, cuya labor en la difusión de la música en general y de la española en particular merecería un monumento en algún lugar muy visible y destacado de nuestra geografía, acaba de editar un cd que lleva por título
Don Quijote en la música española, y que recoge música inspirada en el personaje cervantina y nunca antes grabada de
Asenjo Barbieri, Gerrado Gombau y
Jorge Fernández Guerra. Al trabajo de estos tres músicos se le añade en el disco partituras ya editadas en otras ocasiones de
Joaquín Rodrigo y
García Román.
El director de orquesta
José Ramón Encinar, titular del
coro y orquesta de la Comunidad de Madrid, es el encargado de dirigir en la grabación a estos conjuntos, a los que acompañan un grupo de cantantes que, sin ser desde luego voces de primer nivel, sí resuelven con dignidad sus partes.
Un disco, por tanto, necesario, y que muy bien podría funcionar como punta de lanza de un ambicioso proyecto que alguien en España debería ponerse como objetivo a alcanzar: compilar una colección lo más completa posible de grabaciones con la mejor música española inspirada en la obra de Cervantes:
Falla, Chapí, García Abril, Roberto Gerhard, Óscar Esplá, Jesús Guridi, Cristóbal Halffter, Jacinto Guerrero..., serían, sin duda, algunos de los músicos presentes.
Aquí queda hecha la sugerencia.
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NOTA: En el blog titulado
El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.