Juan Antonio González Fuentes
Mi madre tiene una casa en Comillas, costa de Cantabria, lugar de nacimiento del Marqués de dicho nombre, y pueblo en el que el Modernismo catalán dejó plasmadas en piedra algunas de sus llamativas realizaciones.
La casa tiene un pequeño porche que da a un coqueto jardín, en el que durante todo el verano, el final de la primavera y el comienzo del otoño da gusto estar sentado, dejándose mecer por el vaivén de una mecedora mientras se contemplan las voluminosas hortensias que dan color pastel al breve panorama.
Durante el comienzo de este último otoño, recalé unos días en la casa para tomar un respiro y disfrutar en el jardín de los últimos rayos de sol cantábrico dotados de alguna fuerza. Y así, entre paseo y paseo, visita a la cercana playa de Oyambre, visita al puerto del pueblo en el que nació el enésimo poeta del mar español,
Jesús Cancio, y otros entretenimientos que fueron surgiendo en aquellos días, me topé y leí un libro que mi hermano
Jaime había dejado por allí y que trataba de algunas de las grandes batallas de la historia. No recuerdo ahora mismo quién era el autor de aquellas páginas, pero sí que era español y joven, que la edición era una bonita, y que lo narrado estaba escrito con gracia, rigor, documentación y desenfado, haciendo del libro, para quienes nos gusta el tema, un pasatiempo más que recomendable.
Heródoto-Diodoro de Sicilia:
La batalla de las Termópilas (RBA, 2007)
Entre aquellas famosas batallas descritas y explicadas en el libro, estaba la de las
Termópilas, en la que un reducido grupo de griegos, y entre ellos los célebres espartanos, presentaron batalla a un numerosísimo ejército de persas, quienes intentaban conquistar los territorios de la actual Grecia. Curiosamente, meses después de aquella lectura llega a nuestras pantallas con notable éxito de público la película
300, dirigida por
Zack Snyder y basada en la novela gráfica del mismo nombre realizada por
Frank Miller, y cuya trama está estrechamente ligada a la célebre batalla entre griegos y persas.
Al rebufo del éxito cinematográfico han ido apareciendo en las librerías distintos libros sobre el tema que, seguro, concitan el interés de muchos lectores y de quienes después de ver la película les ha picado la curiosidad y quieren profundizar en sus conocimientos o verificarlos. De entre todos los títulos que han encontrado un hueco en las librerías, quizá el primero que el aficionado deba llevarse a casa sea, y por razones que presumo obvias, el que ha sacado a la calle con inteligencia y oportunidad editorial el sello
RBA, actual propietario de la
Biblioteca Clásica Gredos, de cuyo fondo ha extraído
La batalla de las Termópilas de
Heródoto-Diodoro de Sicilia, con traducción de
Carlos Schrader y Juan José Torres Esbarranch.
Cualquiera que desee saber qué les sucedió en el verano del año 480 antes de Cristo a
Leónidas y a sus guerreros espartanos, no le quedará otro remedio que recurrir, como primera fuente de información, a Heródoto. Sin su concurso, más bien poco es lo que sabríamos de ese y otros episodios míticos de la historia de Grecia, ese crisol civilizatorio en el que todo occidente hunde sus raíces.
Leónidas y los espartanos bajo sus órdenes cambiaron el discurrir de la civilización en aquella batalla veraniega. Sin su concurso, los persas al mando del
rey Jerjes muy posiblemente hubieran conquistado la Hélade y hecho de esta parte del mundo una provincia más de su vasto imperio. Quizá hoy no seríamos lo que somos, para bien y para mal, si Leónidas y los suyos no hubieran interferido en el discurrir de la historia, estableciendo un antes y después.
Leámos cómo Heródoto cuenta la batalla de las Termópilas, cómo nos narra uno de los acontecimientos esenciales que nos explican como europeos y occidentales. Somos hijos de una gran batalla, sí, es sólo un titular periodístico un tanto hinchado y alevoso, pero encierra su buena, su gran parte de verdad: somos hijos de las Termópilas.
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NOTA: En el blog titulado
El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.