Juan Antonio González Fuentes
Hace unas semanas la Segunda cadena de TVE emitió la versión íntegra (del director) de la película de
Francis Ford Coppola Apocaliypse now (1979), película inspirada en el célebre relato de
Joseph Conrad El corazón de las tinieblas, texto protagonizado por ese personaje que ya es un mito de la literatura universal llamado
Marlow.
La revisión de la película me hizo rebuscar en la biblioteca el conocido relato, hasta dar con la preciosa edición que hace años editó Valdemar con traducción del especialista
Dámaso López García, y que ofrecía además los otros dos relatos con abren y cierran, de algún modo, la historia de Marlow. Los tres relatos que integran las páginas del libro
El Corazón de la Tinieblas y otros relatos, se asemejan a esas muñecas rusas que encierran en su interior otras muchas de menor tamaño y cuyo paulatino hallazgo nunca deja de sorprender -aunque sea perfectamente esperado- dando así lugar a una sucesión de descubrimientos a los que ni el deseo ni la imaginación quieren poner fin. Cada una de las muñecas aparecidas en este singular juego del escondite, es una realidad en sí misma, pero sólo adquiere toda su gracia y sentido como parte del conjunto. Eso mismo podemos decir de
Juventud, El corazón de las tinieblas, y
En las últimas, cuentos que Joseph Conrad reunió en un único volumen en 1902, y que por separado poseen un sentido que sólo alcanza su más plena dimensión puesto en directa relación con el de las otras dos narraciones.
Como explica el espléndido traductor Dámaso López García en un prólogo construido todo él sobre inteligentes observaciones, fue el propio Conrad quien admitió en su correspondencia la clara relación existente entre las tres historias, al señalar que éstas vienen a representar las edades del hombre: juventud, madurez y vejez respectivamente, estableciendo un lazo de unión entre las tres piezas que de ninguna manera pueden obviarse. Sin embargo, Dámaso López nos advierte que sería un grave error leer estos cuentos sólo como una alegoría de esos tres momentos en la vida del hombre.
Fotograma de
Apocaliypse Now Redux
Estoy de acuerdo con él. El estilo con el que están escritos estos relatos es de tal riqueza que facilita una gran diversidad de acercamientos e interpretaciones, desde la más apegada al hilo de los simples hechos narrados, a la más especulativa en torno a temas como la civilización, la memoria, la honestidad, la soledad o la muerte. Depende de la madurez y capacidades del lector el que la lectura discurra por una determinada senda.
La propia evolución intelectual y vital posibilitará a lo largo del tiempo muy diferentes acercamientos a este volumen de relatos, algo que si bien puede aplicarse a casi cualquier otro libro, adquiere para éste matices ejemplificadores. El trato con estas historias de Conrad es una inversión cuyos réditos no dejarán de cobrarse a lo largo de toda la vida.
Llegados a este punto, no quisiera perder por completo de vista el asunto que hasta aquí nos ha traído. Es decir, la recomendación de un libro destinado a un público juvenil. En este sentido, creo que ha quedado suficientemente claro que las narraciones que integran
El corazón de las tinieblas..., dadas la gran riqueza de asuntos abordados y sus distintas posibilidades interpretativas, junto al decisivo hecho de presentar historias dentro de un contexto marítimo y aventurero, ofrecen en principio muchas posibilidades para interesar a aquellos jóvenes decididos a embarcarse -y nunca mejor dicho- en lecturas que comportan ya bastantes exigencias.
De todas formas,
Juventud es sin duda el relato que desde la ortodoxia presenta más puntos directos de contacto con los jóvenes. Se nos cuenta el viaje en un viejo barco de vapor -desde Inglaterra a Bangkok (Oriente como metáfora de lo maravilloso por descubrir), del joven oficial Marlow, personaje que con veinte años más a cuestas protagonizará después
El corazón de las tinieblas. A todas luces se trata de un viaje iniciático (un viaje que, como escribe Conrad, bien puede servir de explicación de la vida), cargado de acontecimientos que ponen a prueba la divisa del viejo barco, "Triunfar o morir", divisa que, como es evidente, el joven Marlow hace suya inmediatamente, y con él, por extensión, toda juventud merecedora de tal adjetivo. El final de viaje, con el simbólico hundimiento del vapor envuelto en llamas y en alta mar, significa el término de la juventud de Marlow, su definitivo ingreso en la madurez, y la constatación de que todo (la juventud, la fuerza, la aventura, las ilusiones...) acaba sin remisión: a todo le aguarda su propia muerte.
"¡Esto es todo lo que ha quedado!" -exclama Marlow al concluir su juvenil andanza- "Un momento tan sólo: un momento imborrable, de aventura, de encanto, ¡ah, la juventud...! El destello del sol sobre una costa desconocida, un momento para recordar, un momento para suspirar, y... ¡adiós!, noche. ¡Adiós!". Sí, la juventud es un momento tan sólo, un momento que, Conrad nos lo recuerda en este imprescindible libro, va desvaneciéndose mientras se le espera.
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NOTA: En el blog titulado
El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente ..