La Primera Guerra Mundial supuso,
entre otras muchas cosas, la evidencia expresiva en campos de batalla del
declive europeo tras aproximadamente cuatro siglos de hegemonía en torno al Mediterráneo. La
Segunda Guerra Mundial certificó la decadencia absoluta. Las potencias europeas quedaban como despojos que se repartían sobre un tablero de ajedrez los
EEUU y la
URSS. La
Guerra Fría fue el decorado en el que las dos nuevas superpotencias ejercían sus influencias y los europeos quedaban sometidos al papel de aliados y comparsas. Setenta años después, en 2011, los países europeos siguen en caída libre con respecto a su peso específico en el mundo de la economía y la política mundial. Tras la segunda gran guerra se pensó que
la unión europea se convertiría en la solución definitiva para evitar la postración de Europa, pero la actual crisis económica ha desnudado una vez más a los europeos dejando expuestas sus vergüenzas al aire duro y gélido de la decadencia espiritual y económica. Además de los EEUU y de Japón, China, Rusia, Brasil, México, Corea…, son economías y sociedades llamadas a situarse muy por encima de las europeas.
En caída libre en lo que respecta al peso económico del Viejo continente, en caída sin frenos en cuanto a su peso específico en las decisiones políticas del mundo, la única autoridad que aún podía esgrimir Europea era en el terreno de los valores y la cultura. Europea, es decir, sus pensadores y gentes de cultura levantaron durante siglos un edificio relacionado con la libertad, el progreso, la solidaridad, los derechos humanos, la apertura de miras, la justicia, el derecho, el respeto a los contrarios, la variedad de opiniones… Valores sobre los que se fue edificando el ideal de cómo debería ser concebible la sociedad más desarrollada y justa.
Pero esta idea y estos valores esencialmente europeos acaban de sufrir también el escupitajo del mayor descrédito. Me refiero a que una ciudad como San Sebastián acabe de ser elegida capital europea de la cultura para el año 2016. San Sebastián es la capital de Guipúzcoa, y en las últimas elecciones municipales en ambas circunscripciones ha obtenido mayoría de votos Bildu, el partido proetarra, es decir, el partido de los que están a favor de los asesinos del tiro en la nuca, la extorsión, el robo, el chantaje, las bombas, los impuestos revolucionarios, los secuestros y la persecución abierta a los que no piensan como ellos. Sí, San Sebastián, la ciudad que será capital europea de la cultura en 2016 es la ciudad en la que mandan los proetarras, es decir, los xenófobos, los que reivindican una cultura radicalmente autóctona, los que se mofan de
las víctimas del terrorismo, los que retiran la bandera de España y el retrato del rey, los que exigen el empleo de un idioma rabiosamente minoritario, los que huyen del cosmopolitismo y la apertura como si fueran la peste, los que defienden una cultura cerrada, etnicista, partidista... Sí, esos, son los que mandan en San Sebastián. Sí, en San Sebastián alguien como
Fernando Savater debe pasear por las calles con escolta; también deben hacerlo los representantes políticos de los partidos no nacionalistas: PP y PSOE. En San Sebastián gobiernan los injustos, los que apuestan por el terror como eficaz medida de presión política, los que persiguen y golpean a los que no piensan como ellos, los que están decididos a imponer el pensamiento único (el suyo), los que chantajean a los diferentes, los que ejercen una ridícula xenofobia contra los no vascos, los que reinventan la historia a su conveniencia, los que homenajean públicamente a asesinos, los que persiguen la libertad de opinión, los intolerantes…, estos son los que mandan en San Sebastián, los que ahora deberán gestionar una candidatura contra cuyos valores y esencias ellos son el mejor ejemplo: la materialización repugnante y cobarde del fascismo, la intolerancia, la injusticia, la ausencia de libertad, el dogmatismo, la sinrazón, la violencia política…
El 29 de mayo se cumplieron los 20 años del atentado de ETA contra casa cuartel de Vic (vídeo colgado en YouTube por EFE)
La capitalidad cultural europea 2016 de San Sebastián es una burla a los supuestos valores de la europeidad, es un contrasentido, una ignominia, una infamia, un insulto a las víctimas del terrorismo y a quienes han dado su vida por la democracia y la libertad.
Hoy, 28 de junio de 2011 es un día triste para la idea de Europa, para la cultura europea. Se ha consumado la pantomima. Solo queda la denuncia, mirar hacia otro lado para no respirar el aroma nauseabundo de la farsa o marchar, emigrar de una Europea que es simplemente una lamentable y triste caricatura de sí misma.
Algo huele a podrido en Europa cuando la ciudad en la que campan a sus anchas los defensores de los terroristas es elegida capitalidad cultural europea. En estas condiciones, en estas circunstancias, renuncio a ser europeo, escupo con desprecio esa condición, y como en su día hicieron
Zweig, Marai, Cernuda, Wilder, Lang, Stravinsky, Schöenberg, Mann…, y tantos y tantos otros, es la hora de pensar en el exilio, de buscar otros horizontes en los que el aire sea quizá más pobre, pero sin duda más puro y honesto, y en el que los valores que construyen la sociedad no sean una pura mentira sobre la que se escupe con impunidad y desprecio.