Ayer domingo, el periódico santanderino
Alerta publicaba un artículo del escritor
Mario Crespo López en el que reseñaba la nueva edición de las obras completas de
José de Ciria y Escalante, libro publicado por la editorial barcelonesa Icaria al cuidado de
Alberto Santamaría y de mi mismo. Este es el artículo de Mario Crespo:
“Acaba de publicar la editorial barcelonesa Icaria el libro
José de Ciria y Escalante, prosas y poemas (1919-1924), con trabajos introductorios de
Juan Antonio González Fuentes y
Alberto Santamaría, dos de los más importantes y activos poetas santanderinos de los últimos años. Que los poetas estudien a los poetas con el rigor merecido no es algo que a veces se estile, aunque en Cantabria no escaseen este tipo de prácticas que ofrece resultados más que satisfactorios, aquí con Santamaría estudiando a Ciria en el contexto estético del ultraísmo y González Fuentes repasando su bio-bibliografía. La obra, que ha visto la luz el pasado mes de septiembre y ha merecido el
comentario elogioso de Luis Antonio de Villena, tiene una repercusión nacional y coloca por tanto a
Ciria (1903-1924) en el lugar que merece, y eso que el propio Santamaría ya se había encargado de preparar una cuidada selección poética de Ciria,
De mi Sortija Penden Todos los Merenderos, en la prensa artesana de Carmichael Alonso, con ilustraciones de
Sara Huete (Lloreda de Cayón, 2003), y que del poeta santanderino ya había publicadas tres importantes selecciones, la de
Leopoldo Rodríguez Alcalde (que le llegó a conocer) en la “Antología de Escritores y Artistas Montañeses” (Santander, 1950), la de
Arturo del Villar en la “
Quincena ultraísta” de “Los Libros de Fausto” (Madrid, 1983) y la de
Francisco Díez de Revenga en “4 Estaciones” de la Universidad de Cantabria (Santander, 2003).
Juan Antonio González Fuentes y Alberto Santamaría (eds): José de Ciria y Escalante prosas y poemas 1919-1924 (Icaria-Poesía, 2010)
José de Ciria no sólo es el misterioso “
Giocondo” al que se refiere su íntimo
Federico García Lorca en uno de sus “
Sonetos del amor oscuro”, sino un poeta y prosista verdaderamente malogrado, autor de unos textos que, si bien para algunos quizá no entran en lo más granado de nuestra literatura, sí pertenecen a un ultraísmo que parece que nunca se cansa de ofrecer agradables sorpresas al lector y que profesores como
Bernal, García Martín o
Gullón se han encargado de recordar en diferentes publicaciones. En esta edición preparada por González Fuentes y Santamaría pueden leerse datos esenciales sobre la biografía de Ciria y su significación en la historia de nuestras letras. Hijo de un funcionario de Hacienda enriquecido en el contexto de la Primera Guerra Mundial, José de Ciria pasó su corta vida entre Santander y Madrid. Unos años más joven que su paisano
Gerardo Diego, le pudo escuchar en el Ateneo de Santander sus conferencias sobre la “poesía nueva” que sin duda despertaron en él un nuevo aliento creativo, a la luz de las nuevas tendencias artísticas que soplaban desde Europa. Desde esa perspectiva estética se explica toda su breve obra: un puñado de colaboraciones en el periódico
La Atalaya, en la revista murciana
Suplemento Literario de La Verdad y en las revistas de vanguardia
Reflector (cuyo único número dirigió),
Ultra y
Grecia. En Madrid vivía nada menos que en el Hotel Palace, lo que da idea del poder adquisitivo de la familia, que sin duda contribuyó a abrirle las puertas de los círculos intelectuales. Participó en las actividades del
café de Pombo, el Ateneo de Madrid o la Residencia de Estudiantes, donde conoció a Lorca,
Dalí o
Fernández Almagro, tal vez quien más animó, tras la inesperada muerte de Ciria en junio de 1924, la edición de un folleto en su homenaje que recogiera su exigua obra poética y en el que habrían de participar personalidades como
Juan Ramón Jiménez, Gómez de la Serna,
Luis Buñuel y
Juan Larrea.
El libro de Ciria preparado por Juan Antonio González Fuentes y Alberto Santamaría enriquece con toda la deslumbrante frescura de la vanguardia el catálogo poético de la editorial Icaria. Sólo un “pero” me atrevo a poner en esta edición. A estas alturas del conocimiento poético de una etapa como fue la vanguardia, y teniendo en cuenta que ya existe una cierta bibliografía incluso sobre Ciria, se echa en falta notas al pie de página que den algunas claves de los textos reproducidos, tanto de la prosa como del verso; que hagan aclaraciones al respecto de algunos personajes que aparecen citados o de ciertos acontecimientos e instituciones. Esto no hubiera aumentado mucho la extensión del libro y en modo alguno hubiera sido complicado para dos autores de la reconocida competencia de González Fuentes y Santamaría”.