Juan Antonio González Fuentes
Madrid. Finales de octubre y mañana de sábado. Me levanto temprano, y desde la ventana del salón observo el cielo de un azul turquesa que brilla intensamente desde sí mismo. Parece un día de comienzos de primavera, y nada en el ambiente indica que en apenas sesenta días saludaremos un nuevo año con toda la tradicional parafernalia. En la cocina preparo un nespresso y corto una porción del panetone que ayer compramos en un supermercado que ya ofrecía entre sus ofertas cajas de turrones y mazapanes. M. sigue durmiendo y la escucho removerse de vez en cuando bajo la calidez de las sábanas. Tengo toda la mañana por delante, y eso me produce una sensación de libertad y agobio por igual. Cojo el libro que comencé a leer ayer durante el viaje en tren desde Santander, y me siento con él abierto en el sofá desde el que puedo seguir contemplando el azul intenso del cielo madrileño. El libro es la tan comentada biografía de García Márquez (Una vida, Debate, 2009) escrita por el londinense Gerald Martin, páginas que en su versión original en inglés poblaban los escaparates de las librerías neoyorquinas, como comprobé hace tan sólo unas semanas. Leo la biografía del Nobel colombiano, no autorizada pero sí “tolerada” por él, para luego escribir un comentario en la acogedora pantalla blanca que desde hace más de dos años me ofrece acogedora la revista electrónica Ojos de Papel.
Estoy acompañando en su trayectoria vital a un García Márquez de unos 17 años que estudia el bachillerato en el Liceo Nacional de Varonés de Zipaquirá, a unos 50 kilómetros de Bogotá. En esa época García Márquez conoce en Magangué a la que con el tiempo será su mujer, Mercedes Barcha, que entonces sólo tenía unos nueve años de edad. Corría el año 1945, y el futuro autor de Cien años de soledad escribió un poema titulado “Soneto matinal a una colegiala ingrávida”, existiendo motivos más que sobrados para sospechar que la tal “ingrávida colegiala” era Mercedes. El soneto es una imitación de los poemas de los años veinte de Neruda, y la versión que se conserva, titulada “Niña”, está firmada por Javier Garcés, pseudónimo del autor en aquella época. A continuación reproduzco el soneto, muestra imprescindible de la prehistoria literaria del colombiano.
Gerald Martin: Una vida (Debate, 2009)
“NIÑA”
Al pasar me saluda, y tras el viento
que da el aliento de su voz temprana,
en la cuadrada luz de mi ventana
no se empaña el cristal, sino el aliento.
Es tempranera como la mañana,
cabe en lo inverosímil como un cuento,
y mientras cruza el hilo del momento,
vierte su sangre blanca la mañana.
Si se viste de azul y va a la escuela,
nadie adivina si camina o vuela,
porque es como la brisa, tan liviana
que en la mañana azul nadie precisa
cuál de las tres que pasa es la brisa,
cuál es la niña y cuál es la mañana.
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Últimas colaboraciones (OCTUBRE) de Juan Antonio González Fuentes en la revista electrónica Ojos de Papel:
LIBRO: Luis García Jambrina: El manuscrito de piedra (Alfagaura, 2008)
CREACIÓN: La lengua ciega (DVD, 2009)
CINE: Isabel Coixet: Mapa de los sonidos de Tokio (2009)
-LIBRO (septiembre): P.D. James: Muerte en la clínica privada (Ediciones B, 2009)
-LIBRO (julio): Stieg Larsson: Millennium 3. La reina en el palacio de las corrientes de aire (Destino, 2009).
-PELÍCULA: Niels Arden Oplev: Millennium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres (2009).
Más de Stieg Larsson:
-Millenium 1. Los hombres que no amaban a las mujeres (Destino, 2008)
-Millennium 2. La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (Destino, 2008)
NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.