Acaba de empezar
el otoño y nos adentramos en la vida rural de un pueblecito danés contiguo a un
bosque. Vemos a un grupo de hombres cazando, más tarde atreviéndose a tirarse al
agua de un lago desnudos y finalmente bebiendo cantidades no despreciables de
alcohol. Una tarde entre amigos en la que Lucas (Mads Mikkelsen), ya entrada la
noche, acaba llevando a Theo (Thomas Bo Larsen) a casa a rastras.
Lucas
es inocente y el espectador no tiene la menor duda sobre ello. Después de perder
su plaza como profesor en una escuela debido a los recortes, encuentra trabajo
como auxiliar en la guardería de la pequeña población. Klara (Annika
Wedderkopp), la hija pequeña de Theo, su mejor amigo, acude a la guardería en la
que trabaja. Un día la niña, algo confusa, le da a Lucas un beso en la boca
además de un regalo, un corazón de perlas. Éste, apartándola delicadamente, le
explica que los besos son propios de las mamás y los papás y que sería mejor que
le diese a alguno de sus compañeros el regalo.
Klara,
dolida y desorientada, le cuenta a la directora una mentira cuyas consecuencias
está muy lejos de comprender. Una mentira que saca de una imagen que el hermano
mayor tenía en su pantalla táctil y que germinará en la pequeña comunidad rural
como una epidemia, desencadenando una escalada de violencia tras la sorpresa y
la desconfianza iniciales. La niña, con una fisionomía sorprendentemente
adolescente, sometida a las preguntas de los adultos dirá exactamente lo que
éstos quieren oír una y otra vez. Y del abuso de una niña pasamos a los
supuestos síntomas de sus compañeros, una invención, que los padres reportarán a
la policía. La gradual angustia de Lucas, magistralmente retratada por Mads
Mikkelsen a medida que se van sucediendo los acontecimientos que ni siquiera el
dictamen del juez logrará detener, la marginalidad y el oprobio a los que se ve
reducido son terroríficos.
No
hay pruebas y Lucas vuelve a casa. Sólo su hijo adolescente y el padrino de
éste, le han estado esperando todo este tiempo. Pero la comunidad ya no acepta
su inocencia. Y hasta que el protagonista no se confronta con la población en la
misa de Noche Buena, y en particular con Theo, el padre de Klara, no volverá a
permitírsele formar parte de ella. Aun así, la semilla de la desconfianza no
podrá ser erradicada y lo empañará todo a partir de ese momento. El final de
esta sobresaliente película sobre la negación de la presunción de inocencia, la
venganza y brutalidad que la población aplica sin miramientos, nos dejará
incluso más intranquilos si cabe con una última escena de caza. Nada
volverá a ser lo mismo.
Tráiler
subtitulado de la película La caza, del director Thomas Vinterberg
(vídeo colgado en YouTube por
CANANADISDISTRIBUCION)