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Andrés Ginestet: <i>Pax</i> (milrazones, 2012)

Andrés Ginestet: Pax (milrazones, 2012)

    TÍTULO
Pax

    AUTOR
Andrés Ginestet

    EDITORIAL
milrazones

    OTROS DATOS
ISBN: 978-84-938927-8-4. Santander, 2012. 248 páginas. 28 €



Andrés Ginestet (Alemania, 1964)

Andrés Ginestet (Alemania, 1964)


Tribuna/Tribuna libre
Pax
Por Andrés Ginestet, lunes, 10 de diciembre de 2012
Pax es un libro de artista, que conjuga texto con imágenes para transmitir una visión muy personal, completamente original y novedosa, de la violencia y cómo evitarla. Como dice en el prólogo el profesor José Luis Condom Bosch, del Departamento de Sociología y Análisis de las Organizaciones de la Universidad de Barcelona: «La aportación más interesante de este libro es que temas complejos, escritos de un modo divulgativo, están apoyados de ilustraciones que llegan a todos y todas con independencia de la edad. Debemos recordar la dificultad que supuso en nuestra infancia pasar de los libros ilustrados a los que solo tienen letra. Esta vuelta a nuestras infancias nos hace permeables al mensaje central del texto. Andrés Ginestet nos facilita lo que se denomina “pensamiento lateral”, tan valioso en las universidades y organizaciones pero que sistemáticamente relegamos a esos pocos (auto) elegidos, denominados artistas».

Prólogo a Pax

El lector quedará gratamente sorprendido con un texto con ideas que pudiera ser muy complejo pero que Ginestet explica de forma sencilla (no simple). Es un texto orientado a un público de ciudadanos del mundo inquietos por participar en los tiempos que están viviendo más allá de limitarse a ir al supermercado a comprar lo que dictan los televisores. Es un texto que no se limita a estas páginas de papel sino que puede ser ampliado a través de Internet en documentos más especializados que Ginestet y otros comparten. Advierto de que están en diversos idiomas (ya que el alcance del libro es de orden mundial). El concepto del libro quizás es algo distinto del que un adulto suele leer. Aprovechando que Andreu Ginestet es un gran artista plástico (escultor, pintor y fotógrafo), le pedí que ilustrara los conceptos centrales del libro. El making of de la producción artística en torno al libro la pueden consultar en la web de milrazones. Andreu dibujó cerca de 12 metros de ilustración que después ha recortado e insertado junto al texto para ir conduciendo al lector a lo largo de todo su discurso.

 

La aportación más interesante de este libro es que temas complejos escritos de un modo divulgativo están apoyados por ilustraciones que llegan a todos y todas con independencia de la edad. Debemos recordar la dificultad que supuso en nuestra infancia pasar de los libros ilustrados a los que solo tienen letra. Esta vuelta a nuestras infancias nos hace permeables al mensaje central del texto. Ginestet nos facilita lo que se denomina «pensamiento lateral», tan valioso en las universidades y organizaciones pero que sistemáticamente relegamos a esos pocos (auto) elegidos denominados artistas. Este deseo de compartir ha permitido crear un libro del cual el autor desearía recibir un feedback. No debe sorprenderle al lector que el autor le haga preguntas a lo largo del texto. Si el lector sigue atento a la evolución de este libro en Internet verá cómo aparece una página web con un foro donde el propio Ginestet debate con los lectores el libro. Solo un artista capacitado para canalizar la creatividad y entender a los ciudadanos podía dar este paso tan innovador en el mundo del libro en castellano.

 

Hace 20 años cuando conocí al autor quedé muy sorprendido de las reacciones que generó Elan, su ópera prima, en los ciudadanos alemanes. Como Elan es una escultura, las palabras no alcanzan a describirla desde todos los ángulos en que es posible interaccionar con ella. Prefiero que el lector visite la web del autor y vea en youtube los vídeos que muestran la obra y las reacciones que desencadenó. Quizás la inauguración de las «decoraciones» de la Capilla Sixtina causó reacciones similares. En la actualidad pocos genios han tenido la capacidad de entender e influir en las masas. Creemos que esta obra a través de la decoración del ciberespacio podría lograrlo.

 

Pax ha sufrido muchos cambios desde la primera versión que me mostró el autor. Desde el primer momento vi que podía ser un libro de gran interés para la mayoría de lectores. Es un libro adecuado para aquellos que las grandes productoras de contenidos clasifican como «eruditos» ya que aborda temas complejos. Es adecuado para los que etiquetan como «militantes» porque puede influir en su crecimiento personal y en el de sus semejantes. Para aquellos que denominan «ingenuos» puede ser también apropiado ya que la prosa de Ginestet es comparable a una conferencia ágil.

 

Desde mi punto de vista solo faltaba que fuera atractivo para los denominados «pasotas». Aquellos que compran el libro impulsados por familiares y amigos para colocarlo en una estantería necesitaban una obra de arte. Para mejorar la experiencia de lectura, así como para dar más difusión a los contenidos tratados, Andreu y yo nos trazamos una hoja de ruta que convirtió un texto que inicialmente era un ensayo lleno de citas bibliográficas y tecnicismos en lo que ahora tienen entre sus manos. Este libro es un trabajo artístico, ágil de lectura, profundo de ideas y con la posibilidad de la participación del lector. Para hacerlo llegar al gran público hay que creer en el concepto primitivo del libro como medio de comunicación mas allá de un medio de control ideológico de masas (…y de hacer mucho dinero). También es necesario que el escritor entienda este arte como la escultura. Primero se trató de dar forma y después ir añadiendo «barro» hasta llegar a la forma deseada.

 

Puede caer en la tentación de querer corregir alguna página, donde podemos encontrar una palabra poco acertada. El objetivo del autor no es otro que motivar al lector a la acción. El uso de una palabra en lugar de otra está meditado. No busca la perfección sintáctica, sino el empujar a la acción. Una acción que, por pequeña que pueda parecer, puede tener efectos mayores de lo esperado, como comprenderá si usted lee con atención el libro.

 

A Salvador Dalí en varias ocasiones le preguntaron por las incursiones que había hecho en otras artes como el cine. Su respuesta es muy interesante y muestra por qué un artista se centra en un arte aunque su creatividad y pensamiento artístico lo aplica a otras en menor grado. Lo relevante aquí es que el pensamiento artístico muestra una superioridad al pensamiento científico en términos de creatividad. Si buscamos soluciones nuevas no necesitaremos al científico hasta que el artista haya trazado una idea que conmueva y cale en los corazones de las personas. Posiblemente es el motivo por el cual en el pasado las cortes de papas y reyes mantenían un nutrido grupo de artistas.

 

Sabemos que parte de las personas que siguen la obra de Ginestet son dirigentes con ganas de introducir cambios pragmáticos en el sistema de paz. El lector también debe entender con estas líneas que algunos políticos no están de acuerdo con el texto y han hecho lo posible para impedir su publicación. Un concepto de paz pragmático se enfrenta a políticas de poder y de guerra, también muy pragmáticos.

 

Pax ya aspira a una segunda edición, debido a las expectativas que ha generado en diversos ámbitos científicos, políticos y ciudadanos. Queremos anunciar que la segunda edición se realizará con las aportaciones que los lectores envían al autor a través de correspondencia y participación en foros de Internet.

 

José Luis Condom Bosch

Profesor del Departamento de Sociología y Análisis de las Organizaciones de la Universidad de Barcelona.

 

***

 

Paz, un concepto huérfano

 

Si bien le puede parecer una provocación a cualquier persona que se preocupe de este tema, es necesario definir un aspecto que puede parecer sorprendente: la paz es un concepto huérfano.

 

¿Qué quiere decir esto? El enunciado parece absurdo, puesto que la paz preocupa a todo el mundo y es un tema tan discutido, como su oponente, la guerra. ¡Uuuups! ¿cómo he dicho? El oponente a la paz, ¿es la guerra? Si fuera la guerra el oponente a la paz, estaríamos hablando de una paz pasiva, es decir de la tregua. Hablar de la paz activa, y esto es lo que hemos dicho que haremos siguiendo los pasos de Johan Galtung, implica mucho más que hablar de la dicotomía de paz y guerra. Para nosotros, los términos opuestos son paz y violencia. Entendemos que tanto la paz como la violencia deben comprenderse como la suma de esfuerzos colectivos. De forma técnica afirmamos que la paz es el resultado de la gestión sostenible de complejidad humana.

 

Aclarada la primera duda, vamos a la siguiente. ¿Por qué hablar de la paz como de un concepto huérfano? La paz hasta hoy en día se idealiza y no se trata como una realidad económica, banal y cotidiana posible, por la sencilla razón de que no existe un sustituto del sistema de violencia para regular la complejidad humana lo suficientemente popular.

 

Querer la paz es en primer lugar trabajar en la sustitución del sistema de la violencia por soluciones culturales diferentes, que de forma técnica nacen del concepto de la vida y por su uso diario pertenecen al ámbito de la vida. Johan Galtung, con su universidad de la paz (Transcend) hace un muy buen trabajo. Pero tampoco Transcend se ha especializado en tratar el asunto que proponemos.

 

Por lo tanto, si no existe una institución en la Tierra que se dedique de forma específica y técnica a sustituir la complejidad humana no sostenible (violencia) por complejidad sostenible, obligatoriamente seguimos con el mismo problema y la violencia sigue siendo necesaria. Por lo tanto, la paz, desde un punto de vista técnico, y a pesar de los muchos esfuerzos de tantísimas organizaciones y personas, es un ideal huérfano desde el punto de vista técnico. Para que deje de serlo hemos propuesto algunas medidas que vamos a ver a continuación.

 

Sobre la visibilidad y la invisibilidad

 

Es más fácil ver e identificar al agresor y neutralizarlo, que a la víctima, que muchas veces es totalmente invisible. Esto ocurre porque no les hemos echado el ojo a las víctimas. Nos ha preocupado más el color de los ojos de los agresores, que echarle el ojo a la víctima. Se nos da bien el miedo y no se nos da bien la compasión. Miramos a lo que nos da miedo y no miramos o miramos mucho menos a aquello que nos da pena: sencillamente, la atención humana se construye según los focos de atención preferidos durante la educación.

 

Si una sociedad diseña la educación de forma que las víctimas son invisibles… Se podría esperar que si bien en una sociedad la gente en general se porta de esta manera hacia los más débiles, las élites vieran los asuntos de forma diferente y supieran tratar a víctimas y agresores de forma más equilibrada. Pero dentro de las élites intelectuales de un país ocurre casi exactamente lo mismo que en la ciudadanía general. Es triste saber que somos tan inocentes que pensamos que mantenemos a una élite para que haga el bien y resulte que es inepta. Una élite trabaja por mantenerse en el poder y no en crear excelencia ni progreso. Entonces, ¿para que la mantenemos?

 

De forma paradójica, es posible que el interés por las víctimas incluso sea más elevado entre personas desfavorecidas pero felices, que no entre personas infelices pero opulentas.

 

También ocurre esto porque las víctimas no han sido un foco de trabajo dentro de la ciencia. Si dentro de la ciencia se hubiese fomentado un interés académico suficiente, mediante el mecanismos de la excelencia científica, las víctimas habrían obtenido mayor atención mucho antes. Poco a poco mejora la situación. La victimología –por ejemplo– contribuye a una mejora. Tardaremos algo, porque la cultura mediática prefiere al agresor y no a la víctima (¿¡menos mal!?). Claro que estas cosas no se pueden generalizar. Solo se puede hablar de tendencias, no de casos en general. Solo se puede hablar de lo que publican los medios contando las líneas en cada periódico dedicadas a agresores y agresiones y compararlo con las líneas dedicadas a las víctimas y victimizaciones. La disparidad es muy obvia, aunque poco a poco mejora la situación.

 

Es necesario explicar y enseñar la victimización para que deje de ser invisible. La violencia recibe suficiente atención, por no decir demasiada. Pero la cuestión es que la victimización y la violencia son dos caras de exactamente la misma moneda y que lo que deseamos es emanciparnos de este mecanismo de cambio.

 

Es un mecanismo lleno de trampas con consecuencias muy nefastas para toda parte implicada, y también en la política. Por lo tanto no nos resulta difícil entender que la política falla si psicopatías –como la invisibilidad– que llevan a la violencia, la influyen. Pero, en cambio, lo que si nos preocupa es que haya tantas psicopatías (por ejemplo cegueras) en la política. ¿Cómo es posible? Es una pregunta muy interesante. La contestaremos por etapas.

Nota de la Redacción: estos textos corresponden al prólogo del profesor José Luis Condom Bosch y a dos capítulos del libro de Andrés Ginestet, Pax (milrazones, 2011). Queremos hacer constar nuestro agradecimiento a la Editorial milrazones en la persona de su editor, Jesús Ortiz, por la generosidad de facilitar la publicación en Ojos de Papel.
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