A Jing le gustaría ser profesora, si el Partido lo
permite, pero antes debe pasar por una reeducación adecuada para reafirmar su
fervor ideológico revolucionario de forma inequívoca. Atrás quedaron los años
más sangrientos en los que el terror provocado por las Guardias Rojas invadía
las calles de las ciudades. No puede fallarle a su familia. La madre, profesora
también, está en el punto de mira de las autoridades desde lo ocurrido y debe
mantener en estas difíciles condiciones a los dos hermanos pequeños. La
prudencia extrema de la chica por hacer exactamente lo que se espera de ella por
encima de cualquier deseo o pensamiento, es casi enfermiza. Sabe que un paso en
falso acabaría no sólo con ella sino también con los suyos.
Acogida patrióticamente por su nueva familia en el
campo, pronto conocerá a Sun (Shawn Dou), quien pertenece a una unidad de
ingeniería. El chico, sin embargo, proviene de buena familia, aunque la madre se
ha suicidado por capitalista – y uno no deja de pensar si el suicidio fue tal o
impostado. Por desgracia, no se nos darán más detalles sobre este escalofriante
marco de una época convulsa que los protagonistas parecen aceptar como
incuestionable. Pronto entre Jing y Sun brotará un amor de una inocencia y
pureza apabullantes, y el film se centrará en describir, con una delicadeza y
finura propias de la caligrafía china, la historia a la que secretamente ambos
acabarán sucumbiendo a pesar de los tiempos que corren.
Se
echa pues de menos que Zhang Yimou no haya ahondado más explícitamente en el
terror y dolor de una época que él conoció. Y que sus imágenes, de una sencillez
expositiva exquisita, de un lirismo extremo que ahonda en un candor difícil de
creer teniendo en cuenta lo que han padecido los protagonistas, no quieran
servir más que de envolvente y no de testimonio. Quizá ésta haya sido la única
posibilidad para zafarse de la censura. Quizá las heridas no deban ser expuestas
de nuevo abiertamente. En todo caso, la película merece nuestra atención así
como el refrescante trabajo de sus protagonistas, ambos noveles. Zhou Dongyu
obtuvo por ello el premio a la mejor actriz en el Festival de Valladolid
2011.