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Germán San Nicasio (foto de Marta Encinas)

Germán San Nicasio (foto de Marta Encinas)

    AUTOR
Germán San Nicasio Ramos

    LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO
España (1978)

    BREVE CURRICULUM
Mientras abandonaba, retomaba y volvía a abandonar sus estudios de arquitectura, realizó numerosas exposiciones de pintura. Es autor de las novelas Verde pañuelo (Espasa, 2003, Premio Fundación Joselito), Mejor guión adaptado (Almuzara, 2006) y La cárcel de Jackson Pollock (Eutelequia, 2010)




Opinión/Entrevista
Entrevista a Germán San Nicasio, autor de Diario de un escritor delgado: “Soy una mezcla de Kurt Cobain y Belén Esteban”
Por ojosdepapel, miércoles, 1 de febrero de 2012
Germán San Nicasio es un hombre bañado en literatona. En esa “hormona de la literatura” que trata de perseguir (¿para qué, si la lleva dentro?) en el Diario de un escritor delgado (Eutelequia, 2011). Este madrileño fue el primer autor que publicó Eutelequia. Su novela La cárcel de Jackson Pollock se convirtió en el título inicial de una creciente colección de narrativa en la que predominan voces de autores jóvenes, desconocidos para el gran público, que retratan en sus obras los miedos y las ansiedades y el vacío y los problemas y las necesidades de una nueva generación que se debate entre el hastío consumista y la espiral del miedo.


***


Diario de un escritor delgado
tiene como leitmotiv la peripecia de un escritor en busca de editor. ¿Publicar es un infierno?

Publicar es peligroso. Nunca sabes si es demasiado pronto o demasiado tarde. Mis dos primeras novelas, por ejemplo, las publiqué demasiado pronto y estaban muy verdes. Ahora intento que eso no me pase. Cuando escribo una novela lo que más hago es corregir, me paso la vida corrigiendo y no paro de retocar cosas hasta que veo la novela publicada y entonces me libero y empiezo con otra. Publicar es la única manera que conozco de librarme de las novelas que escribo. O, si nos ponemos pedantes, es la manera que tienen las novelas de librarse de mí. Lo de encontrar un editor que te apoye y te comprenda ya es otra historia. Yo de momento estoy muy contento con el mío, o sea, con la mía, en femenino, que es editora. Clea, un beso.

En sus páginas habla a menudo de la hormona de la literatura. ¿Y eso qué es?

Sí, la Literatona. Es una especie de Testosterona literaria. Digamos que si la Testosterona regula el apetito sexual, la Literatona regula las ganas de escribir, o de follar con las palabras, que decía Francisco Umbral. Es la hormona que marca la diferencia entre los escritores de verdad y los no escritores.

Entonces, ¿le tiene miedo a la menopausia literaria?

El día que me llegue la menopausia literaria, que me llegará, como a todos, significará que me he quitado un gran peso de encima. Y me explico: cuando no necesite escribir será porque he alcanzado un nivel de serenidad suficiente como para estar en paz conmigo mismo. Pero no adelantemos acontecimientos. Ahora mismo si no pudiera escribir no quiero ni pensar qué sería de mí. Mi economía no da para psicólogos profesionales, así que espero poder levantarme mañana por la mañana y seguir soltando mis desahogos en forma de literatura.

Página 58 de su diario: "Una humanidad con unos niveles de pesimismo cercanos a la depresión siempre será más fácil de gobernar -pastorear- que una humanidad respondona o con el entusiasmo necesario para sublevarse". Parece el manifiesto del 15M. ¿Cómo no le dio por ir a Sol a promocionar su libro?

En general no me gustan las aglomeraciones de gente. Y si además toda esa gente está con los ánimos encendidos por algún motivo, esté de acuerdo o no, prefiero no encontrarme cerca. La manera que yo tengo de promocionar mis libros es escribirlos lo mejor posible. Todo lo que venga después, el éxito o el fracaso del libro, ya es cuestión de suerte.

Hablando de promocionar: Lucía Etxebarria se fotografió desnuda para dar vidilla a su libro y usted sale enseñando pelo en pecho y con los ojos pintados en la portada del libro. ¿Una imagen vale más que mil palabras, incluso si se es escritor?

No lo sé, supongo que dependerá de la imagen en cuestión y de las mil palabras que pongamos en la balanza. No sabía que Lucía Etxebarria también me ha plagiado a mí en lo de desnudarse. No, es coña, estoy deseando ver sus fotos. En el caso concreto de mi portada, pues bueno, uno de los cometidos que tiene la fotografía es servir como declaración de intenciones, para avisar al lector de lo que va a encontrarse dentro. Y en ese sentido creo que la fotografía se aproxima bastante a la idea que tengo de mí mismo, que es un poco cambiante: hay días que me gusto mucho y hay días que no me gusto nada. Como escritor soy a veces una especie de híbrido de Kurt Cobain y Belén Esteban. Y creo que esto queda bastante claro en este Diario de un escritor delgado, que es una colección de bufidos a todo volumen y tiene mucho de carnaza y amarillismo. Kurt Cobain berreaba por los escenarios del mundo y yo berreo en mis libros. Belén Esteban cuenta sus chismes íntimos en la televisión y yo escribo los míos en mis libros.

Sigamos. Página 60: "El cáncer del tiempo me sigue devorando". ¿Qué es eso? ¿Hay quimioterapia que lo mitigue?

Supongo que el paso del tiempo se caracteriza por sacar de quicio a los impacientes. El protagonista del libro está atravesando una racha complicada. Quiere ser escritor, ha escrito una novela y le gustaría verla publicada, pero, por más que lo intenta, no encuentra una editorial que le preste un mínimo de cariño y atención. De modo que el tiempo va pasando y el hombre va perdiendo la paciencia, sin llegar nunca a rendirse del todo pero agarrándose unos mosqueos tremendos. Es una historia que puede aplicarse a cualquier persona de hoy que se encuentre en el paro y se esté dejando los cuernos enviando currículos a las empresas y haciendo entrevistas en busca de trabajo. Todo el que está en una situación así sabe cuánto duele tachar los días en el calendario. ¿Hay quimioterapia contra la impaciencia? Supongo que sí, ahora hay quimioterapia para todo, incluso para la propia quimioterapia. Mi padre siempre lo dice: las prisas no son buenas consejeras.

El cine y Umbral son constantes en su libro. ¿Cuáles son sus películas favoritas y sus libros umbralianos preferidos?

Bueno, Francisco Umbral es un escritor que yo admiro mucho en lo que se refiere a personalidad, dominio del lenguaje y estética. Aunque luego es bastante aburrido y siempre está contando las mismas historias mil veces, pero esto es algo que nos pasa a todos. Los escritores somos todos unos “pesaos” de la leche. Títulos de Umbral que recomendaría: La noche que llegué al Café Gijón, Mortal y rosa y Diario de un escritor burgués, que es un libro que homenajea a mi Diario de un escritor delgado, o a lo mejor es al revés, no sé, ahora mismo no tengo claro quién homenajea a quién. Y en cuanto al cine, bueno, más que el cine en sí, me gustan las actrices. En serio, no sé qué me pasa pero es ver a una señorita, o señora, en una pantalla de cine y automáticamente yo me transformo en un orangután y ella se convierte en un mito erótico para mí. Es una especie de mecanismo perverso que tengo por aquí dentro. Es cuestión de rachas, ahora estoy enamorado otra vez de Anne Hathaway. En fin, yo es que me enamoro de cualquiera.

¿Escribir un diario y fotografiarse para la portada es el colmo del ego de un escritor?

No sé si es el colmo, pero yo reconozco que algo de ego sí tengo. En realidad todos los escritores que conozco no son más que egos andantes, yo el primero, faltaría más. De todos modos, lo de fotografiarme para la portada no ha sido sólo ego. Es un poco como decirle al lector: yo soy el que ha escrito esta mierda, puedes partirme la cara si no te gusta. El escritor tiene que dar la cara. Y luego que el lector decida si el libro es realmente una mierda o no. Por cierto, que la fotografía es de mi amiga Marta Encinas, no tengo más remedio que decirlo porque casi estamos hablando más de la foto que del libro…

Cuando ve a alguien leyendo un ebook a usted le dan ganas de...

Depende, si es guapa y parece simpática pues supongo que me dan ganas de invitarla a tomar algo, aunque luego nunca me atrevo.

Página 301: "La vida, al fin y al cabo, no es más que una hija de puta". ¿No es usted demasiado joven para pensar eso?

Estoy a punto de cumplir 34 años y no me siento demasiado joven para casi nada. No, hablando en serio: la vida es un regalo maravilloso y hay que intentar aprovecharla al máximo. Yo estoy enamorado de la vida, lo que pasa es que a veces la vida no me corresponde y me mosqueo. A lo mejor lo que me pasa es que soy un llorón y siempre me estoy quejando por todo, pero la verdad es que no tengo ningún motivo para quejarme ni para escribir las cosas amargas que a veces escribo. De todos modos, tampoco me considero un escritor ni una persona especialmente amarga, es más, yo me considero a mí mismo bastante cachondo, pero bueno.

Pregunta obligada: ¿próximos proyectos?

Intentar ser lo más feliz que pueda. Ese es mi proyecto más importante. Y en lo que se refiere a la literatura, bueno, tengo varias ideas en la cabeza. Mi problema, o sea, uno de mis problemas, es que siempre tengo muchas ideas y me cuesta decidirme por una en concreto, y es una faena, porque al final esto es lo mismo que no tener ninguna idea. En cualquier caso, prefiero no pensar mucho en el futuro, sobre todo porque hay cosas que no dependen de mí, como la inspiración, por ejemplo. Así que los días que me sienta más o menos inspirado para escribir, pues intentaré aprovecharlos escribiendo, y los días que no, pues los aprovecharé haciendo otras cosas.
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