Para entender estas contradicciones a las que hacemos
referencia, así como el propio conflicto de los protagonistas, hay que conocer
la complejidad del Japón de finales del XIX y principios del XX. Uno de los
epicentros del origen de la angustia vital de los personajes de Soseki
reside en las consecuencias de lo que se conoce como
bunkei kaika
(civilización y progreso), motivadas por el empuje del ansia modernizadora
del Japón de la
era
Meiji. En este nuevo contexto en el que los gobernantes de Japón
deciden abrir sus fronteras físicas e intelectuales a la influencia occidental,
lo asiático y lo tradicional comienzan a oponerse a una nueva fuerza renovadora
que impulsará la apertura a Occidente del país nipón, creando conflictos entre
los intelectuales japoneses que perciben este nuevo “resurgir” como una
pérdida de la identidad. Los valores tradicionales que definen a la
sociedad japonesa del XIX han quedado obsoletos bajo los nuevos aires de la
revolución Meiji, provocando el cuestionamiento de la identidad que durante
siglos se ha definidos por valores que han dejado de ser primordiales en la
nueva era de la occidentalización.
En este sentido, el
tema central
del libro es, como pone de manifiesto el
profesor
Carlos Rubio en el prólogo, el
aislamiento, pero también la
pérdida de identidad y la
angustia como síntoma y epicentro de los
problemas vitales de los personajes. E incluso del propio Soseki quien, como sus
criaturas, también vivió esa angustia generada por un complejo sentido de
pérdida de identidad. En este contexto, el escritor japonés explora esa angustia
a través de personajes representados por intelectuales, como lo es el Ichiro de
El caminante, el
sensei de
Kokoro o el propio Soseki.
Intelectuales, como señala Carlos Rubio, “
hundidos en las contradicciones de
la modernidad japonesa”. Testigos de un Japón que en muy pocos años ha
cambiado unos modelos políticos y sociales tradicionales por otros valores
modernos y “exportados”, los intelectuales nipones perciben ese relevo como una
sustitución y pérdida de la propia identidad más que como una evolución. Lo cual
provoca conflictos y contradicciones que son las que modelan la
psique de
personajes como el Ichiro de
El caminante, definiendo su angustia a
partir de un mundo que vivieron y que se ha transformado en algo que no
reconocen. Así, “
Los héroes típicos de Soseki son intelectuales a caballo
entre los valores del pasado que han quedado destruidos, pero que no se pueden
identificar con los valores de una sociedad basados en el éxito material.”
(1).
El caminante es una nueva
muestra de la maestría literaria de Natsume Soseki, un autor que ya es bien
conocido entre los lectores de habla
hispana
En esta novela ese héroe al que alude
Carlos Rubio no es su narrador-protagonista, Jiro, sino Ichiro, su atormentado
hermano. Planteado como secundario durante los tres primeros capítulos del libro
(los narrados en primera persona por Jiro), se convierte en verdadero
protagonista en el cuarto capítulo. En éste surge un sutil y complejo análisis
psicológico del personaje, permitiendo comprender sus contradicciones y el
origen de su aislamiento y angustia. La complejidad de las relaciones
familiares, la sospecha de que no existe la posibilidad de una verdadera
comunicación en un matrimonio, la angustia ante un mundo que se desmorona.
Pero, pese a ese foco puesto en el personaje de Ichiro como símbolo de
la angustia que muchos intelectuales japoneses vivieron ante los cambios de su
país, la obra queda deliberadamente abierta y se cierra con una serie de
conflictos sin resolver, obligando al lector a plantearse varias preguntas que
quedan sin respuesta. ¿Cuál es realmente la historia de
El caminante? ¿El
conflicto entre dos hermanos por una mujer? ¿La angustia vital de un personaje
como Ichiro? Y, ¿quién es el “caminante” de la obra?
En definitiva,
El caminante es una nueva muestra de la maestría literaria de Natsume
Soseki, un autor que ya es bien conocido entre los lectores de habla hispana.
Merece la pena acercarse a este “caminante” no sólo para disfrutar de un relato
rico y complejo, sino también para comprender la significación de un momento
histórico y social del Japón del siglo XX como fue el periodo Meiji.
NOTAS:
(1) Rubio, Carlos, Claves y
textos de la literatura japonesa. Una introducción, Cátedra, Madrid, 2007,
p. 630.