“Nosotros fuimos de los primeros en ocupar, el jueves 12 de mayo, un Centre
d’Atenció Primària, el de Comte Borrell. Y protestamos por los recortes en
sanidad y otras políticas sociales en la marcha del 14 de mayo. El domingo 15 de
mayo también salimos a la calle. Aquella noche algunos no se fueron a casa, y
estalló la revuelta”, explica
Ferran Pedret, que por sus ojos de lince y
los tres tercios de su barba recortada indiscutiblemente adquiere la aureola del
Che. Debe de ser la única persona que se conozca que ha perdido un
megáfono, y debe de ser el único “optimista redomado” que arrastra un
sentimiento que no llega a definir: “¿Cómo te diría? No me sale la palabra. No
es frustración, es… desazón. Sí, desazón”.
Una vez acampados en Plaça de
Catalunya, Ferran participó, como miembro del colectivo Inflexió, en las
asambleas y las comisiones de aquellas tardes primaverales, en las que se
ahondaba en las causas de la desconfianza hacia los estamentos del poder. Y se
buscaban soluciones: “La evolución de la cultura dominante en Europa ha ido
hacia la hegemonía total de la doctrina neoliberal. Ante esto, la izquierda
mayoritaria se ha resignado. Pero lo existente no es lo único posible. Y caben
dos opciones: o bajar los brazos o contribuir a una nueva cultura política de
izquierdas”. Para nosotros, sinónimo de la República Galáctica, puesto que en
una de las reuniones multitudinarias que se convocaron en la plaza se debatió la
creación de una Asamblea Constituyente al estilo de lo que ocurrió en la
Revolución Francesa el 20 de junio de 1789. Es decir, la creación de un nuevo
Estado. A esas digresiones asistió el Maestro Yoda (
Arcadi Oliveres).
Los artículos de esta República Galáctica, interpretando a Ferran,
acaparador de citas célebres (“dijo [
Honoré de]
Balzac que la
resignación es un suicidio cotidiano”):
Artículo Primero. De dónde
venimos.
“Entramos en una nueva fase de resistencia. Se ha roto el pacto
social que nació después de la Segunda Guerra Mundial, y que dio paso a la
creación de los Estados del Bienestar, sobre todo en Europa.”
Artículo
Segundo. Dónde estamos.
“La izquierda tradicional ha de superar las
viejas rencillas y construir sobre lo común. Ha de producirse una confluencia
progresiva hacia postulados compartidos. Se ha de luchar para lograr un nuevo
consenso. Pero primero se ha cuestionar todo, todo. Hemos de abandonar el
pragmatismo, en el que estamos encallados ahora, y ser realistas, lo que implica
darse cuenta de que toca luchar.”
Artículo Tercero. Adónde vamos.
“Basta ya de frases como “esto no se puede hacer o decir”. ¿Quién dice
que no se puede nacionalizar la banca? ¿Por qué la información económica se da
como un parte meteorológico, como si no hubiera acción humana posible que
pudiera incidir en él? La economía no son más que personas que interactúan, y
por ello, se pueden introducir reglas en su juego. Se ha de fortalecer la
sociedad, reconstruir el tejido: se nos había vendido una falsa concepción del
individuo, un individualismo con el que se nos amputó nuestra dimensión social,
lo que no hacía sino empequeñecernos, hasta que nos dimos cuenta de que éramos
fragmentos de algo que se había roto. Así, debemos volver a plantear la batalla
ideológica y cultural.”
“Nosotros repartimos el Manifiesto de Inflexió
[“Afirmem que és possible, desitjable, viable i urgent bastir una alternativa al
sistema econòmic i social capitalista…”], que lo habíamos redactado dos años
antes, en el 2009, y tenía total vigencia. Parece ser que entonces nos sentíamos
más solos de lo que realmente estábamos”, declara Ferran, animado por las
discusiones hasta altas horas de la madrugada, bajo la luz de las farolas: “Hoy,
los auténticos centros de poder no son corpóreos. O sea, que no vemos quién nos
manda. La creciente
financiarización de la economía prescinde cada vez
más de su vinculación con lo productivo. Quiero decir que ahora, a los
trabajadores europeos ya casi ni nos necesitan para explotarnos, sólo nos
necesitan para consumir, y de ahí la expansión del crédito en los años de
burbujas. Y ahora, cuando aún mucha gente cree que la destrucción completa de
los derechos conquistados es imposible, cabe recordar que el sistema puede
seguir funcionando y tolerar grados de exclusión social mucho más bestias.
Pensemos en la época victoriana. Hay que despertar”.
Quan succeeix
l’inesperat (Ediciones
Carena,
2011) comienza con una oración fúnebre: “És fàcil percebre al nostre voltant el
cansament d’amplis sectors socials…”. Y termina, cien páginas ahuesadas después,
con la palabra política entre signos de admiración. Ferran Pedret se considera,
indefectiblemente, un “sujeto político” que intenta contribuir como uno más al
“cambio histórico”. Otra cita al uso, esta del teórico marxista
Antonio
Gramsci: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en nacer. Y es en este
claroscuro en el que surgen los monstruos”.
En la Plaça de Catalunya,
entre el 15 de mayo y el 30 de junio del 2011, Lord Vader (representado por los
banqueros) no hizo acto de presencia, atareado en amasar capital de manera
acelerada. El Lado Oscuro de la Fuerza recayó en los Mossos d’Esquadra (y por
ende, en el
conseller de Interior de la Generalitat,
Felip Puig),
tras la triste carga policial del 27 de mayo. Ni siquiera pisó la plaza, en
cualquiera de sus zonas rebautizadas (Palestina, Islandia…) la Princesa Leia. En
la República Galáctica no existe la monarquía.