Director: Rogelio López Blanco      Editora: Dolores Sanahuja      Responsable TI: Vidal Vidal Garcia     
  • Novedades

    Wise Up Ghost, CD de Elvis Costello and The Roots (por Marion Cassabalian)
  • Cine

    La apología de la desesperación: notas sobre Anticristo de Lars Von Trier (por Pavel Lukianov)
  • Sugerencias

  • Música

    Dust Lane, CD de Yann Tiersen (por Marion Cassabalian)
  • Viajes

  • MundoDigital

    La creación de contenidos web en la era de la economía de la atención
  • Temas

    La naturaleza en peligro
  • Blog

  • Creación

    La huida de mamá Uro, por JMDavies
  • Recomendar

    Su nombre Completo
    Direccción de correo del destinatario
Dolores de la Cámara: Obra poética completa (Vol I): Diálogo con la soledad (Ediciones Carena, 2008)

Dolores de la Cámara: Obra poética completa (Vol I): Diálogo con la soledad (Ediciones Carena, 2008)

    AUTOR
Dolores de la Cámara

    LUGAR DE NACIMIENTO
Frailes (Jaén)

    CURRICULUM
Realizó estudios de Filología Española y ha trabajado como Oficial de carrera de la Administración de Justicia. Siendo joven estableció su residencia en Barcelona en donde reside. Es directora y fundadora del la revista literaria Lofornis (1975) y ha sido incluida en el 2ª tomo del Diccionario de Escritores del Santo Reino, editado por el Instituto de Estudios Jiennenses.

    PREMIOS
Internacionales de poesía 1966 , 1967, 1969, 1973. Premio Internacional de Poesía de la revista italiana Silarus en 1974. Premio Otoño de Teatro 1968 del Sindicato Nacional de Escritores Españoles por la obra La Farsa . Diploma de Doctor en Literatura por la World Academy of Arts and Culture (EE.UU.). Diploma de Mérito por su dirección de la revista Lofornis y su dedicación a la cultura y artes del mundo por la University of Toledo, Ohio (EE.UU.).



Dolores de la Cámara

Dolores de la Cámara


Creación/Creación
Obra poética completa (Vol I): Diálogo con la soledad
Por Dolores de la Cámara, martes, 1 de julio de 2008
Dolores de la Cámara, poetisa jiennense, reúne en este volumen veintiséis poemas sobrios, de extraordinario contenido emocional, con mucho fondo, y casi todos en verso libre, curso más adecuado que el de las formas tradicionales para la expresión vivaz de los pensamientos y las ideas. Poesía la suya, equilibrada. Brillante y acertada, exposición de una mente clara y un corazón conmovido. Hay en estos poemas de Dolores de la Cámara acento incisivo al tratar de los problemas humanos: en algunos de ellos hurga en la conciencia del hombre, al que en cierto modo culpa como propulsor de sus soledades. Este es un libro que invita a la meditación. No se trata de una ágil expresión de metáforas o imágenes puramente poéticas, sino de algo denso, vigoroso, donde el verso es articulado con buen estilo para proporcionarle adecuada armonía, rehuyendo, no obstante, la musicalidad de lo fácil. Crudeza y amargura hay en este Diálogo con la soledad, mas también hay como un hálito de dulcedumbre en el trasfondo de cada uno de los poemas ya que su autora, Dolores de la Cámara, es mujer sensible, delicada y de espíritu abierto, que si dialoga con la soledad, lo hace instigada por el deseo de limar las asperezas que se dan hoy en la vida del ser humano (Prólogo de José Jurado Morales).

I

Igual que tú, hermano,
todos lo mismo en esta interminable
calle de suspiros.
Perseguidos por el ojo avizor
del tiempo que no olvida
y camina, cobrando una por una
su hora o su minuto, su segundo.
Igual que tú:
con el grito desgajándome la sangre
en mi hora infinita de tinieblas.
Inamovible y trágica fuerza
que nos impulsa, ¿hacia dónde?
Abrojos o tierra movediza, falsa
tierra de pantanos que atrapa mis pies.
¡Oh, soles; oh, cielos; oh, brisas; oh, tardes!
¿Todos fantasías de mi ansiedad?
Igual que tú, hermano;
sola en este pozo con mi noche a cuestas
y el corazón golpeándome las sienes.
Triste destino, acosándonos.
Prisioneros en nuestra piel adentro;
siempre peregrinos y sedientos de verdad.
Extraños en la gigantesca babel.
Nos miramos sin vernos
y el lamento se nos quiebra en las entrañas
y así continuamos
mientras el viento silba a nuestra espalda
o dibuja un arco iris de sonrisas.
Oscuridad que nos absorbe
de ancestrales pasos,
de aullido de lobo desperado.
Igual que tú, hermano:
con mi soledad de siempre, de todos,
hasta que la muerte
nos selle con su rosa del destino.

II

La voz se me escapa
en los punzantes ojos del tiempo
y corre por valles sombríos
y laderas puntiagudas y desfiladeros asesinos;
por fiordos de blanco virgen,
por lagos traicioneros y pestilentes cloacas,
por retozones afluentes
y grandes ríos contaminados.
Mi voz se me escapa
y me huye por la copa de un pino
o de una encina loca
y se enrola en el canto del cuco desmemoriado.
Mi voz me abandona
y se va a jugar con las noches oscuras
y feas de la mar
mientras bebe la inmundicia de las olas.

III

Y llegaré a cientos de planetas
y beberé en las ansias de sus colores
y bucearé en sus eternidades radiactivas,
saturaré mis tímpanos del inmenso
silencio de un tiempo sin relojes ni horas.
Palparé en las galaxias
y en las rocas milenarias y muertas
o en ese polvo aún joven
que un día será feroz volcán.
Sublime panorama ante mis ojos,
ante mis pies, mejor, contemplaré.
Y con orgullo seré el rey de todo, ¡de todo!
El “no más allá” pasará a ser mito.
Con sorna y desprecio tal vez lo recuerde.
Sólo echaré de menos una cosa:
a ti, hermano, que seguirás en tu galaxia,
desconociéndome, ajeno a mi llamada,
igual que aquí en la tierra;
continuarás ocupado en tus mundos, en tus atmósferas
porque, en el fondo, no quieres molestarte por mí.
Pero seremos dos reyes coronados
con la aureola de sueños y vaciedad.

 IV

Andas sin rumbo delineado
aunque te engañe el espejismo
que rodea, vana promesa, tu cerebro
angustiado, ausente de toda realidad,
arrastrando el dolor psíquico
de siglos.
La mirada escudriñando el infinito.
La sonrisa aceptada.
El vacío del pecho como signo.
Así, vamos por los caminos;
contando, ¿para qué?, el largo recorrido.
Ya ves, amigo
la vida es así; inevitable,
sin remedio.
Que no podemos cambiar ni tú ni yo.
Que seguirá invariable con su lucha
y un día nos vencerá.
Ya ves, ¿de qué, tu evasión y mi estoicismo?
Quieres negarte a la inquietud
que te devora.
Luchas e intentas algo grande
y al fin caes.
Después no deseas interrogarte;
te consuelas
con el vaso de whisky
o con las drogas.
Así te supones liberado
de algo que no te abandonó
porque va contigo en tu destino.
Ya ves; yo acepté esta misión
desde siempre.
Por eso camino
con mis pies sobre la tierra
y la pupila perdida en un recuerdo.



Nota de la Redacción: Estos poemas pertenecen al primer volumen de la Obra poética completa: Diálogo con la soledad (Ediciones Carena, 2008), libro de la escritora Dolores de la Cámara. Queremos hacer constar nuestro agradecimiento al director de Ediciones Carena, José Membrive, por su gentileza al facilitar su publicación en Ojos de Papel.


  • Suscribirse





    He leido el texto legal


  • Reseñas

    The Walking Dead. Apocalipsis zombi ya (por Ana Matellanes García)
  • Publicidad

  • Autores