Juan Antonio González Fuentes
El título de este libro puede llevar a engaño a aquellos lectores que reducen el género autobiográfico a un relato, más o menos detallado, de los “acontecimientos externos” que jalonan la vida de un autor. Creo que esta advertencia preliminar es necesaria para evitar malos entendidos y posibles decepciones entre los menos informados lectores españoles de memorias y biografías. Y digo esto porque la
Autobiografía (Taurus, 1998) del profesor
Norberto Bobbio (Turín, 1909-Turín, 2004) es una detallada crónica de su tránsito intelectual, y si bien los hitos más ineludibles de su trayectoria vital sí aparecen consignados en estos párrafos, no obstante lo hacen en forma de meras señales cartográficas que ayudan a situar lo que al autor de verdad le importa: dejar constancia de la evolución de su pensamiento filosófico y político a lo largo de la práctica totalidad del siglo XX, y todo ello con Italia como imprescindible escenario.
No puedo sin embargo continuar estas líneas sin hacer un alto para recomendar a los interesados en lo que podríamos denominar una “verdadera autobiografía” de Norberto Bobbio, la lectura de su libro
De senectude (Taurus, 1997), un ramillete de muy hermosas páginas dedicadas a reflexionar sobre el cada vez más frecuentado tema de la vejez.
Una vez hecho este pequeño inciso, volvamos a concentrarnos en ofrecer algunas noticias más sobre la que su autor denominó
Autobiografía. Por ejemplo, que vio la luz en su idioma original en el año 1997, y que cuenta con la presencia de
Alberto Papuzzi como editor literario. La labor desarrollada por Papuzzi es la de intentar precisar a Bobbio. Me explico. Papuzzi enriquece determinadas zonas del relato del filósofo a través de ajustados comentarios aclaratorios o, sencillamente, ofreciendo a las palabras de Bobbio un marco más preciso facilitando así al lector una mejor comprensión de la narración.
Noberto Bobbio
Quizá la más rotunda de las impresiones que yo he sacado de la lectura de este libro es que el tipo de figura intelectual que presenta Norberto Bobbio está en nuestros días en evidente peligro de extinción. Una tipología en la que podemos encuadrar a intelectuales como
George Steiner, Isaiah Berlin, E. H. Gombrich o
Mario Praz, y que se define por el saber enciclopédico, el amor por la cultura en su sentido más amplio y globalizador, el interés por el pasado, y el conocimiento de lo que podríamos llamar el canon clásico del saber y la estética. Es decir, nos hallamos ante un tipo de hombres cuya vida en buena medida se explica por su directísima y estrecha relación con los estudios, y por su personal lectura del presente desde la visión y experiencia que proporcionan la decidida entrega a los mismos.
Y de las consecuencias o derivaciones de su dedicación al estudio es de lo que –insisto–, nos acaba hablando Norberto Bobbio en las casi trescientas páginas de su
Autobiografía. Así, en ésta queda recogida la evolución intelectual y personal del pensador italiano desde sus imberbes contactos con el fascismo, hasta su definitiva acomodación al socialismo democrático, incluyendo claro está sus diversas relaciones con distinguidos intelectuales comunistas y, por supuesto, con la omnipresente Democracia Cristiana. También realiza el profesor un somero repaso a sus publicaciones; trabajos que podemos dividir en tres grandes grupos: los dedicados a la teoría general del Derecho; los que tienen por columna vertebral asuntos tan diversos como la guerra y su ocasional necesidad –Bobbio, por ejemplo, defendió la intervención aliada en Irak–, o la reflexión sobre los distintos elementos que integran la democracia...; y, por último, los textos periodísticos –muchos de ellos aparecidos a lo largo de los últimos años en
La Stampa turinesa–, escritos con un carácter claramente divulgativo y, en no pocas ocasiones, polémico y combativo.
Evolución política y conciso repaso a sus obras, este es el superficial resumen que puede hacerse de este trabajo de Norberto Bobbio. Pero recalco lo del calificativo superficial de ese hipotético resumen o comentario, puesto que el libro también ofrece –si bien en un aparente segundo plano del discurso–, dos aspectos más que lo dotan de un mayor interés general, al margen del que en un principio pudiera despertar entre los numerosos seguidores que, al parecer, tiene el filósofo italiano en nuestro país, y entre los que en primera línea se sitúa a sí mismo el que fuera Rector de la madrileña Universidad Carlos III,
Gregorio Peces Barba, autor de un muy discretito prólogo al libro.
Los dos focos de interés añadido que tiene la
Autobiografía son, por un lado, la historia de Italia a lo largo de prácticamente todo este siglo, y por otro, la plasmación de una especie de manual para el perfecto demócrata europeo. En cuanto al primer aspecto hay que decir que a Bobbio le ha nacido de la pluma un sugestivo y didáctico compendio de historia política italiana del siglo XX y, por añadidura, un acercamiento a las grandes corrientes políticas europeas cuyo trato puede serle muy provechoso a cualquier lector.
Por lo que respecta al segundo aspecto, Bobbio aporta unas pinceladas de lo que para él son los elementos fundamentales que configuran la esencia del buen demócrata occidental: tolerancia, respeto a las leyes, defensa del sistema de libertades, confianza plena en las reglas democráticas..., y sobre todo, el convencimiento de habitar en un “espacio” sociopolítico-económico-cultural que, a pesar de sus múltiples deficiencias, se ha mostrado hasta ahora como aquel que ha permitido alcanzar las más altas cotas de bienestar, dignidad y desarrollo humano.
Terminaré casi como empecé, subrayando que esta
Autobiografía sin duda decepcionará a los asiduos al género más tradicionales, y que por contra, sorprenderá gratamente a quienes a ella se acerquen con la mente muy abierta.
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NOTA: En el blog titulado
El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.