Reseñas de libros/No ficción
Recuerdos del socialismo español
Por Rogelio López Blanco, sábado, 31 de diciembre de 2005
El origen de este libro se encuentra en el documental, Más de cien años, coproducido por la Fundación Pablo Iglesias, dirigida por Alfonso Guerra, y la televisión pública española. El interés del material recogido inspiró en los autores la idea de ampliar el trabajo en un libro que diera oportunidad a aquellos interesados en conocer más en profundidad la historia del socialismo español.
Estamos, pues, ante un relato autorizado o avalado por el partido, sin que eso vaya en menoscabo de que en él se recojan opiniones encontradas sobre la evolución del proyecto socialista, en particular en los últimos años, hasta que la designación de Rodríguez Zapatero como secretario general despejó las divisiones e inseguridades. Los autores, que enfocan la obra a partir de las aportaciones de historiadores especializados y de los testimonios de los protagonistas, se limitan a poner orden y amenidad, que no es poco, salpicando con algunas pifias históricas que no empañan el logro del conjunto. Lógicamente, la obra tiene dos partes bien diferenciadas. La primera, la más sólida, la proporcionan las contribuciones de gran validez de estudiosos como Santos Juliá, Pérez Ledesma, Mercedes Cabrera, Julio Aróstegui, Rosa Capel y otros. En algunos temas las interpretaciones son divergentes, enriqueciendo el contenido con su visión crítica. A partir de la etapa de la renovación, desde los años sesenta, los protagonistas casi absolutos son los propios actores de los acontecimientos, sobre todo los pertenencientes a la generación de Felipe González, que dan testimonio de sus recuerdos y valoraciones.
Hay varios hitos fundamentales de la historia de los socialistas que deben tenerse muy en cuenta. La primera etapa del PSOE estuvo muy marcada por la personalidad y el control de fundador, Pablo Iglesias, quien se centró en el desarrollo organizativo tanto del partido como del sindicato y el rechazo a toda colaboración con las organizaciones "burguesas". La consecuencia es el lento crecimiento de las organizaciones y el estancamiento de su influencia política. Finalmente, la tozudez del patriarca es vencida y tras los trágicos episodios de 1909 se llega a la conjunción con los republicanos. La colaboración con estos significó la asunción del republicanismo como una seña más de identidad del socialismo español. Antes de la Segunda República se produce el espinoso asunto de la colaboración con el dictador Primo de Rivera. Tras la salida de España de Alfonso XIII, el partido socialista, con los resultados electorales que le dan la mayoría relativa y por la influencia de sus organizaciones (sindical y partidaria), se convierte en el pilar fundamental del nuevo régimen republicano.
Surge la oportunidad de la revolución brusca de octubre de 1934, que constituye un auténtico fiasco. Es el momento de crisis de la otra seña de identidad del partido, la democrática. Se trata de justificar como una reacción preventiva ante la naturaleza fascista de la CEDA, pero no hay explicación a que, después del gran fiasco asturiano, la derecha, con el campo despejado de toda oposición, no impusiera su pretendido autoritarismo. Octubre de 1934 es la gran macha histórica del socialismo español
Aquí destaca la entronización de la generación de líderes que suceden a Iglesias, Julián Besteiro, Largo Largo e Indalecio Prieto, que protagonizaron la vida política de la Segunda República y las divisiones en el seno del partido entre la tendencia democrática y la revolucionaria. La apuesta por el socialismo evolutivo de Largo, es decir, la reforma desde el gobierno hasta llegar a la meta final socialista, se viene abajo al tener que abandonar el poder. Surge la oportunidad de la revolución brusca de octubre de 1934, que constituye un auténtico fiasco. Es el momento de crisis de la otra seña de identidad del partido, la democrática. Se trata de justificar como una reacción preventiva ante la naturaleza fascista de la CEDA, pero no hay explicación a que, después del gran fiasco asturiano, la derecha, con el campo despejado de toda oposición, no impusiera su pretendido autoritarismo. Octubre de 1934 es la gran macha histórica del socialismo español
A continuación, viene la Guerra Civil y las divisiones entre Negrín y los viejos enemigos, Largo y Prieto. Tras la derrota y la represión, se optará por la posición más conservadora de no implicarse en una lucha considerada inútil, una vez consolidado en franquismo con la Guerra Fría. Se apostó por no sacrificar a los cuadros y a los militantes y por preservar la organización. El exilio supondrá la revitalización de la apuesta republicana, un feroz anticomunismo y el alineamiento con Occidente. Sin embargo, en los años sesenta, la creciente ebullición del antifranquismo exigió la presencia de viejo partido en el interior. Se inició un largo proceso que acabó en Suresnes, en 1974, cuando la generación de Felipe González tomó las riendas del partido con tal empuje que lo llevó a la mayoría absoluta en 1982 y en los comicios sucesivos.
Es un libro bien hecho, esclarecedor en algunos aspectos, pero con escaso contenido crítico. Las creencias de fondo, la superioridad moral de las posturas de izquierda, que niega de hecho el valor del pluralismo, y el antiliberalismo, permanecen
La gestión del socialismo de 1982 a 1992 fue la mejor etapa, consolidación de la democracia, eficaz gestión de la crisis económica, senda posterior crecimiento, establecimiento de los pilares del actual Estado de bienestar español y proceso de modernización acelerado que culminó con la inserción definitiva en Europa a través de la Comunidad Europea y la OTAN. Posteriormente, hasta 1993, la decadencia, la corrupción y el crimen de Estado, asuntos sobre los que los protagonistas planean desde los alto, cuando no echan balones fuera atribuyendo sus desgracias a las conjuras. A los socialistas todavía les cuesta reconocer la magnitud de sus responsabilidades. Luego, desde 1993 a 2004, las divisiones hasta que la llegada de Zapatero, que les devuelve la ilusión y el poder en unas circunstancias imprevistas.
Es un libro bien hecho, esclarecedor en algunos aspectos, pero con escaso contenido crítico. Las creencias de fondo, la superioridad moral de las posturas de izquierda, que niega de hecho el valor del pluralismo, y el antiliberalismo, permanecen. Las respuestas al fenómeno de la globalización todavía no pasan del tópico solidario y bienpensante, pero se advierte una auténtica conexión entre lo que piensan las nuevas generaciones y el actual liderazgo del partido.