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Miguel Veyrat: <i>Conocimiento de la llama</i> (La Lucerna, 2010)

Miguel Veyrat: Conocimiento de la llama (La Lucerna, 2010)

    TÍTULO
Conocimiento de la llama

    AUTOR
Miguel Veyrat

    EDITORIAL
La Lucerna

    FICHA TÉCNICA
ISBN: 978-84-936076-8-5. Palma de Mallorca, 2010. 102 páginas. 10 €



Françoise Morcillo es catedrática de Poesía Española de la Universidad de Orleáns, Francia (foto de Jacques Malherbe)

Françoise Morcillo es catedrática de Poesía Española de la Universidad de Orleáns, Francia (foto de Jacques Malherbe)


Reseñas de libros/Ficción
Miguel Veyrat: Conocimiento de la llama (La Lucerna, reedición 2010)
Por Françoise Morcillo, miércoles, 1 de febrero de 2012
Mantengo en mí la llama; nada pudo extinguirla
Juan Ramón Jimenez, Libros de amor

La reedición de Conocimiento de la llama, de Miguel Veyrat, ubica al lector en una lectura del poema que en su factura flamea como la llama de un ardor entregado en la desnudez del encuentro con “una voz arcana” a raíz de un doble renacer verbal. El de la plenitud de los infinitivos “Conocer”, “Arrebatar” que se abren al saber de lo oscuro convirtiéndose en acto verbal conativo copulando y presenciando esa voz sibilina del “y fundarte”, “nombrarte”, poblarte”, liberando el secreto del nombre y librándolo del “pavoroso vacío” (1).
Si en el verso introductor de Juan Ramón Jiménez, la llama emblematiza la persistencia amorosa, en la obra de Miguel Veyrat aspira literalmente a ser “Hembra / misteriosa / raíz” (2) que alcanzan su destino: Hasta la herida / que ensancha / la sangre / de los verbos (3).

La canción del verbo de “aquel que habló” (4) no sigue el camino barroco del desvelar y revelar sino el aliento invisible o claroscuro de un “/y destierro del silencio/” (5) que entroniza su final en un “/entierre así su raíz/” (6). De modo que el infinitivo vuelca su raíz de infinito dibujando “la tercera vía”, no la unitiva sino la ajena, la que libera al Ser de su no ser perdido en el “camino de sed terrestre” del rimbaudiano “je est un autre”, de una alteridad devuelta al ser uno mismo el devenir del Soi-même comme un Autre (7) que nos brinda el filósofo francés Paul Ricoeur y que retoma aquí Miguel Veyrat escribiendo “la experiencia del sufrir, del gozar, del percibir, del moverse en la práctica y en la prueba del cuerpo como cuerpo vivo (8).”

Asistimos entonces al albor de la luz de la llama, al que nos aleja de la lectura del Ser o no Ser “poderes” o “no poderes” y que toma el rumbo de avivarnos hacia la comprensión de nosotros mismos ya que “ Nos entendemos como sujeto hablante y como sujeto que actúa contándonos” (9).

Recordemos que Miguel Veyrat ha sido un gran reportero especialista de geopolítica nacional e internacional, desenvolviendo la maestría del relato crítico periodístico para adentrarse en el entendimiento de las fracturas del mundo. En su obra poética, y peculiarmente en Conocimiento de la llama emprende su pluma un nuevo vuelo, el de alcanzar la vida íntima de cada uno mediante Una Voz arcana que constituye a su vez “la forma declarativa de la memoria”, aunando “la vida común” bajo sus múltiples formas.

La dicha forma declarativa de la memoria selecciona su lugar de entendimiento, el del dominio de la poesía que pone su origen en un reconocimiento de un “nuevo eros”, al que ya iniciaban los versos de la Antología Palatina – un nuevo Eros combatte contro un altro / Eros con la mía furia, – y que encuentran su justificación existencial en el pensamiento de Heidegger, lector de Hölderlin y la Esencia de la Poesía que le conlleva a declarar dicha formula: Poesía es la fundación del Ser por la palabra (10).

El camino tomado por el advenimiento del periodista en ser poeta cobra el paso de la pasión iniciadora, que le predestina a la promesa del encuentro con el misterio, guiándole por el camino no de la resurrección sino el de la rectificación del error que somos en la incomprensión de uno mismo y de los demás: Rectificando / encontrarás / la piedra / oculta (11).

Nos plasma la llama del conocimiento no sólo en el volver a escuchar las voces del pasado literario que fundamentan nuestra cultura como las de Virgilio, sino en una llamada anhelante “Donde habita la sombra” (12) del “Suspendido tiempo,/ verbo contenido” (13), que inicia a la lectura del “/para devolverle a la vida su sentido/” (14) haciendo que el hombre obre con lo inconcluso de su ser. De modo que la palabra “herida” altere su cuerpo sonoro y ofrezca un nuevo cántico el de la “hiedra”, como trepar poético en la interioridad de un encabalgamiento que afirma la caída de la “Medida” en el “inútil amor”de la paréntesis de una vida hasta lograr ser Pasión de la tierra (15).

LA HIEDRA (16)

Aunque quizás un cuerpo,
Un hecho nuevo, una piel
Desborde las compuertas
Y en tropel, por la hiedra
Estallen rosas de sus dedos.

La muerte sería entonces
Igual a sí misma,
Y nuestro réquiem postrero
Una curva desde el cuerpo
Hasta el abismo,
Acantilado luminoso, diálogo
De la mente en su arco que termina
En blancas puertas que abre
La memoria : De nuevo
Podrías ser tú el ser del ser,
En ruptura
Impetuosa de los gritos.

(la vida mientras tanto,
seguirá trepando
asida al muro: Medida
inútil del amor.)

Esta última estrofa en forma de pensamiento intimista, dibuja el horizonte del Sueño sin fin (17), que prepara el salto colectivo del “/regresamos/” a la vida, en “Un intenso fulgor” (18) que enciende la última línea rerum, la que se nos da en el tiempo, “/al parto de la aurora/” vislumbrándose “/en la frontera del alba/”, como Introito a AGNIS-IGNIS:

AGNIS-IGNIS (19)

Introito
Aquel que combatía
Al fuego con el fuego,
Al parto de la Aurora,
Blanco toisón lo opone.

Mi lobo libre y rojo
Furiosamente luchaba
Contra la espada inflamada:
Ángel del tiempo
Y portavoz de la muerte,
En la frontera del alba.

Conocimiento de la llama inicia al lector de Miguel Veyrat al introito de unas Vísperas (20) del conocimiento humano, al roce con ese “ áspero viento / de amor” capacitado para “(…) alimentar llamaradas / en los campos de la niebla” (21) del entendimiento, dejando la voz poética el rastro de La huella del nómada (22):

Así es el viajar del hombre,
Temeroso de sombras y evidencias:
Para cruzar los desiertos,
Loco de amor transtorna
La razón de las palabras.

Progresivamente, Conocimiento de la llama enciende los albores de nuevas incursiones poéticas que inspiran el paso al regreso desde un más allá volcado o invertido hacia el más acá, en el vuelo invocado de la Razón del mirlo.

NOTAS

(1) Miguel VEYRAT, “Una voz arcana”, Conocimiento de la llama. Palma de Mallorca: La Lucerna, 2010. (Las formas verbales referidas se encuentran en “Una voz arcana”.)
(2) Miguel VEYRAT, “La herida”, Ibid.
(3) Ibid.
(4) Miguel VEYRAT, “Canción del verbo”, Ibid.
(5) Ibid.
(6) Ibid.
(7) Paul RICOEUR, Soi-même comme un autre, Paris: Editions du Seuil, 1990
Cf. El filósofo francés advierte que alteridad e ipsidad van íntimamente vinculados: Soimême comme un autre suggère d’entrée de jeu que l’ipséité du soi-même implique l’altérité à un degree si intime que l’une ne se laisse pas penser sans l’autre, que l’une passé plutôt dans l’autre, comme on dirait en langage hégélien. (p. 14).
(8) Paul RICOEUR, “La liberté et ses institutions”, Qui est libre?, Éditions Orphéus / L’Harmattan, 2002, p. 10.
(9) Ibid., p. 14. T. del texto francés: Nous nous comprenons comme sujet parlant et comme sujet agissant en nous racontant”.
(10) Cf. Conocimiento de llama empieza por éstas dos citas: la traducción de S. Quasimodo de la Antología Palatina IX 449, y la de Martín Heidegger.
(11) Miguel VEYRAT, “Iniciación”, Ibid.
(12 Miguel VEYRAT, “Donde habita la sombra”, Ibid.
(13) Miguel VEYRAT, “ Ouros”, Ibid.
(14) Miguel VEYRAT, “Su nombre en la memoria” (Rapsodia para contrarlo), Ibid.
(15) Miguel VEYRAT, “Pasión de la tierra”, Ibid.
(16) Miguel VEYRAT, “La hiedra”, Ibid.
(17 )Miguel VEYRAT, “Sueño sin fin”, Ibid.
(18 )Miguel VEYRAT, “En un intenso fulgor”, Ibid.
(19 Miguel) VEYRAT, “ Agnis-Ignis”, Ibid.
(20) Miguel VEYRAT, “Vísperas”, Ibid.
(21) Ibid.
22 Miguel VEYRAT, “La huella del nómada”, Ibid.




Nota de la Redacción: Esta reseña se ha publicado originalmente en la Revista de Investigación y Crítica Estética, Cartaphilus, 9 (2011), pp. 199-122, a cuyo director, Vicente Cervera, igualmente que a la catedrática de Poesía Española de la Universidad de Orléans, Françoise Morcillo, queremos expresar públicamente nuestro agradecimiento por permitir su publicación en Ojos de Papel.
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