Director: Rogelio López Blanco      Editora: Dolores Sanahuja      Responsable TI: Vidal Vidal Garcia     
  • Novedades

    Wise Up Ghost, CD de Elvis Costello and The Roots (por Marion Cassabalian)
  • Cine

    El Havre (Le Havre</i >), película de Aki Kaurismäki (por Eva Pereiro López)
  • Sugerencias

  • Música

    Blood Like Limonade, CD de Morcheeba (por Marion Cassabalian)
  • Viajes

  • MundoDigital

    Por qué los contenidos propios de un web son el mayor activo de las empresas en la Red
  • Temas

    Los huérfanos de exilio (por Miguel Veyrat)
  • Blog

  • Creación

    El lucero, relato de José María Lasalle
  • Recomendar

    Su nombre Completo
    Direccción de correo del destinatario
Walter Isaacson: <i>Steve Jobs</i> (Debate, 2011)

Walter Isaacson: Steve Jobs (Debate, 2011)

    TÍTULO
Steve Jobs

    AUTOR
Walter Isaacson

    EDITORIAL
Debate

    TRADUCCCION
David González-Iglesias González

    OTROS DATOS
Barcelona, 2011. 737 páginas. 23,90 €



Steve Jobs en 2010 (fuente: wikipedia)

Steve Jobs en 2010 (fuente: wikipedia)

Bernabé Sarabia es Catedrático de Sociología de la Universidad Pública de Navarra)

Bernabé Sarabia es Catedrático de Sociología de la Universidad Pública de Navarra)


Reseñas de libros/No ficción
Walter Isaacson: Steve Jobs (Debate, 2011)
Por Bernabé Sarabia, jueves, 1 de diciembre de 2011
En abril de 1976 Steve Jobs tenía 21 años. Fundaba Apple con un auténtico hacker de 26 años, su viejo amigo Steve “Woz” Wozniak. El tercer fundador, Ronald Wayne dejó la compañía a los pocos días. Las fotos de la época muestran un Jobs encorbatado, trajeado, con una manzana entera en la mano y con un pelo negro brillante y denso sobre la frente. El Apple I era caro, 666.66 dólares, y su aspecto no decía nada. Un año mas tarde dan en el clavo con el Apple II. Bonito y bien hecho por dentro. El interior era obra de Wozniak, un autodidacta cargado de talento para la ingeniería computacional y una persona generosa. “Woz” construía ordenadores porque los amaba. Jobs porque quería venderlos.
En realidad nadie hubiera dado un dólar por Jobs en 1976. Era hijo natural de un estudiante sirio y de su novia, una norteamericana más bien neurótica. Enseguida le dieron en adopción a un matrimonio de clase media baja: Paul y Clara Jobs. Seguro que tuvieron mucha paciencia con un chico que no parecía destacar en nada. Consiguió que sus padres adoptivos le enviaran a un buen y caro colegio universitario –Red College en Portland, Oregon- pero el chico se hartó y lo dejo a los seis meses. Asistió en el año y medio que se quedó deambulando por los alrededores del Red College al famoso curso sobre caligrafía.

Por mucho que las alabanzas vertidas en los obituarios presenten a Jobs como un genio de los ordenadores, lo cierto es que apenas tenía experiencia en ordenadores. Había trabajado para sobrevivir y pagarse un viaje a la India, drogas psicodélicas incluidas. Valen sus temporadas de trabajo en un icono de Silicon Valley como HP o Atari pero sin exagerar. De dirección de empresas no sabía prácticamente nada.

El éxito de Jobs se debe en primer lugar a su capacidad de persuasión. Era un genio en el manejo de la publicidad y de los medios de comunicación de masas

El éxito de Jobs se debe en primer lugar a su capacidad de persuasión. Fue capaz de persuadir a mucha gente para hacer cosas que ningún otro hubiera logrado y para conseguir un dinero que a nadie más le hubieran dado. Era un genio en el manejo de la publicidad y de los medios de comunicación de masas. El segundo gran factor que aúpa a Jobs fue su capacidad fuera de lo común para escuchar a la gente. Sabía lo que unos y otros estaban esperando. Tenía el don de interpretar los deseos escondidos de la multitudes.

Si a estos dos acusados rasgos de su personalidad se le añade su carácter egoísta, despótico y pesetero se empieza a entender su éxito universal. Un éxito que como es bien sabido pega un petardazo hacia arriba cuando en 1984 se presenta el Macintosh y fascina a millones de consumidores. A partir de ahí el éxito universal.

El pasado octubre fallecía a los cincuenta y seis años el que ya era uno de los grandes genios de nuestra época. Steve Jobs arrastraba un cáncer de páncreas detectado en octubre de 2003 cuando la uróloga le trataba sus problemas renales. Los médicos le indicaron cirugía para extirpar la tumoración, pero Jobs se negó y buscó otras alternativas a base de una estricta dieta vegetariana con mucha zanahoria y frutas variadas. Tuvieron que pasar nueve meses para que Jobs se diera cuenta de que no se iba a curar mediante hierbas, su vidente, limpiezas intestinales frecuentes, hidroterapia y su empeño en volcar hacia fuera las emociones negativas.

La operación tuvo lugar en julio de 2004. El cáncer se había extendido y los cirujanos se encontraron con tres metástasis en el hígado. Jobs comenzó con los tratamientos de quimioterapia pero no dejó de ser un vegano obsesionado con sus dietas ni abandonó su costumbre de purgarse y de ayunar, algo que hacía desde la adolescencia.

El contradictorio personaje que retrata Isaacson es el reflejo de una época espectacular y de un espacio privilegiado: Silicon Valley

Con la enfermedad como una losa, Jobs cumplió cincuenta años en 2005 y, para sorpresa de todos, aceptó la invitación de la Universidad de Stanford para pronunciar el discurso de la ceremonia de graduación de ese año. Enmarcó su vida en tres “historias”. En la primera narró su adolescencia y el abandono de sus estudios universitarios. En la segunda relató cómo el haber sido despedido de Apple había acabado por ser positivo para él. La tercera historia fascinó a los estudiantes al hablarles de su cáncer y de la muerte como algo próximo.

Las ventas del iPod estaban ya disparadas en el 2005, pero el Jobs visionario estaba ya en el siguiente escalón y comenzó a preparar los equipos necesarios para poner en marcha el iPad. Casi al mismo tiempo arranca el diseño del iPhone. Cuando salió a la venta a finales de junio de 2007, Jobs organizó una de sus brillantes presentaciones.

A principios de 2008 el círculo íntimo y familiar de Jobs sabía que el cáncer se iba extendiendo. Tuvieron que hacerle un trasplante de hígado, y sus múltiples manías fueron un obstáculo para su mejoría, pero a principios de 2010 Jobs trabajaba con entusiasmo en un aparato “mucho más íntimo que un ordenador portátil”. Tras el iPod y el iPhone llega el iPad. Contra pronóstico, Bill Gates había vaticinado que no iba funcionar, pero Apple vendió, en menos de un mes, un millón de iPads. En marzo de 2011, nueve meses después de su comercialización, estaban vendidas más de quince millones de unidades.

Con el iPod Jobs revolucionó el negocio de la música. Con el iPad y la puesta en marcha de la App Store comenzaron a transformarse los medios de comunicación, desde la edición y el periodismo hasta la televisión y las películas. Tampoco eso le bastaba a Jobs, y en el discurso inaugural de la Conferencia Mundial de Desarrolladores de Apple celebrada en junio de 2011, presentó un nuevo servicio denominado iCloud. Un nuevo terremoto en la era digital.

Isaacson es un buen profesional de la escritura y proporciona al lector mucha información. Nadie ha dado hasta ahora tantos datos sobre Jobs

Para la nueva y emblemática sede de Apple, Jobs contrató a Norman Foster, y en el entretanto se entrevistó con el presidente Obama. “Está encaminándose a una presidencia de un solo mandato”, le dijo Jobs nada más empezar. A continuación atacó el sistema educativo norteamericano por anticuado y se ofreció para buscar soluciones.

Jobs, su mujer, sus hijos, sus médicos, sus amigos y su fortuna lucharon denodadamente contra el cáncer. Descifraron la secuencia genética de su tumor y analizaron su ADN. Con ello –se trata de un procedimiento muy caro- los médicos atacaron directamente las vías moleculares defectuosas que hacían que sus células cancerígenas crecieran de un modo anormal. Pese a todo, en julio de 2011 el cáncer se había extendido a los huesos y a otras partes del cuerpo. En sus últimos meses, tras haber dejado sus responsabilidades en Apple, Jobs reencontró amigos y familiares. Repensó su budismo y se fue despidiendo.

Todo esto y más está contenido en esta biografía. Fue pedida por Jobs para dejar testimonio de su paso por la Tierra. Walter Isaacson (1952) ha tenido la fuerza de no caer en la hagiografía y ha construido un relato que arranca en la infancia de un Jobs dado en adopción e hijo de un padre, inmigrante sirio, al que nunca conoció. El contradictorio personaje que retrata Isaacson es el reflejo de una época espectacular y de un espacio privilegiado: Silicon Valley.

Culto y refinado, Isaacson ha publicado con éxito las biografías de Einstein, Franklin y Kissinger. Su magnífica prosa aprieta al lector contra las páginas desde principio a fin. Isaacson es un buen profesional de la escritura y proporciona al lector mucha información. Nadie ha dado hasta ahora tantos datos sobre Jobs como él. Sin embargo no dejemos que los árboles nos impidan ver el bosque. Esta es una biografía de encargo y es cierto que deja caer cierta crítica pero, ojo, sin pasarse. Del lado oscuro de Jobs queda mucho por decir.
  • Suscribirse





    He leido el texto legal


  • Reseñas

    Los Talibán, de Ahmed Rachid (reseña de Vicente palacio de Oteyza)
  • Publicidad

  • Autores