La importancia de la expedición Dakar-Djibouti es doble. Por un lado, nos
permite ver y entender el proceso de construcción de una disciplina como es la
etnología francesa. Por otro lado, en la organización y puesta en marcha de la
Misión vemos cómo confluyen intereses políticos, culturales y artísticos que
reflejan el espíritu de una época tan contradictoria como interesante. Pero la
Dakar-Djibouti tuvo también una dimensión museográfica. Un proyecto de
reorganización del Museo de etnografía del Trocadero sirvió de argumento central
para legitimar y defender la realización de la Misión ante la Asamblea Nacional.
Los objetos recogidos permitirían rellenar las lagunas, importantes en la época,
de las colecciones africanas del Museo y posibilitarían la creación de una
institución museística a la altura de la que poseían otras metrópolis como
Bélgica o Inglaterra. En este sentido, la Dakar-Djibouti fue un claro ejemplo de
la aparición de una disciplina que en su origen estuvo estrechamente vinculada a
la tarea colonial, a la vez que a los conflictos de prestigio y hegemonía entre
las potencias coloniales europeas.
Pero, además, en la gestación y
seguimiento público de la Misión se ponen de manifiesto lineamientos
fundamentales de la cultura y de las bellas artes de la época: la atracción
generalizada por el exotismo y por el arte africano, por “lo negro”. Este fue el
punto de convergencia entre la etnografía y las corrientes artístico-literarias
de la época. No es azaroso que algunos de los organizadores y miembros de la
Dakar-Djibouti como George-Henri Rivière, Michel Leiris o el propio Marcel
Griaule, mantuvieran relaciones unos años antes con el movimiento surrealista
francés. Leiris conoció a Griaule en la redacción de la revista
Documents
-cuyo subtítulo rezaba
Doctrines, Archéologie, Beaux Arts, Ethnographie-
revista de la cual era secretario de redacción.
Documents se fundó en
1929, el mismo año que Leiris se separó -junto con Bataille (co-fundador de
Documents), Desnos, Artaud y Queneau- del grupo surrealista liderado por
André Breton.
Pues bien,
algunas de las actividades que se organizaron en torno a la expedición
Dakar-Djibouti mostraban la proximidad a esta corriente (y también al
surrealismo), que veía en el arte africano, como arte primitivo, una instacia
crítica desde donde avistar críticamente la cultura y civilización occidental.
El boxeador
Panamá Al-Brown participó en una gala benéfica realizada en
el
Circo de Invierno de París para recaudar fondos para la Misión y ese
día, en los rincones del cuadrilátero, cuatro figurantes vestidos de
exploradores custodian al campeón de boxeo. Con motivo de la inauguración en el
Museo de Etnografía del Trocadero de una muestra del material que se iba a
utilizar en la expedición, se contó con la presencia de la bailarina
Josephine Baker apoyando el acontecimiento. Y es de destacar que hasta el
momento antes de la partida de la Dakar-Djibouti,
Griaule mantuvo abierta
su oferta de participación al director de cine
Luis Buñuel, que en caso
de aceptar se encargaría de rodar un documental sobre la Misión. Por otra parte,
la revista
Minotaure informó del desarrollo de la expedición y le dedicó
un número monográfico.
Una exposición en torno a la
Misión Dakar-Djibouti
Es notable, y hasta cierto punto
sorprendente, que a la Misión Dakar no se le haya dedicado ninguna gran
exposición, tan sólo algún esbozo carente de todos los recursos que hubieran
sido deseables. Ahora bien, la Misión Dakar-Djibouti, por su complejidad y
variedad de dimensiones, permite ser narrada de muchas maneras a través de una
exposición. Nuestra propuesta no es hacer una exposición meramente etnológica,
sino al hilo de las fotografías que produjo (se tomaron más de 6000), de los
objetos que fueron recogidos y clasificados y de los documentos públicos y
mundanos que generó, ver cómo todo ello contribuyó poderosamente a la variada
recepción de “lo negro” en el ámbito de la cultura y la conciencia pública
francesa y europea de la época. Es especialmente importante que los documentos
expuestos no sean tan sólo los fotográficos y gráficos en general. Por tanto,
debe utilizarse una variada selección por tipos, etnias y lugares de los objetos
etnográficos recogidos por la Misión (que fueron más de 3000), así como los
carnés fotográficos y de inventario de objetos, las agendas, cuadernos de notas
de campo, informes, etc. Con todo, además de estos documentos, alrededor de la
Dakar-Djibouti se produjeron muchos otros no menos interesantes y que permiten
observar la dimensión pública que alcanzó: publicaciones anteriores y
posteriores a la realización de la Misión (revista
Documents o revista
Minotaure que le dedica un número especial en 1933), actas de aprobación
y de acuerdo de concesión de subvenciones, carteles publicitarios de la Misión,
material documental de los actos públicos que se organizaron previamente a su
partida (gala de boxeo del Circo de Invierno, inauguración de la exposición
antes de la partida en el Trocadero,...), repercusión en la prensa diaria, etc.
En función de lo expuesto anteriormente, el visitante de la exposición
encontrará dos amplios espacios temáticos:
1. La múltiple recepción
de lo negro en la Francia colonial de los años inmediatamente anteriores a la
partida de la Misión . 2. La misión etnográfica Dakar-Djibouti
y el fantasma de Africa en ese contexto.
1. La múltiple recepción de lo negro en la Francia
colonial
El objetivo fundamental de este espacio es
mostrar al visitante los diferentes flancos de recepción de “lo negro” en la
Francia colonial de finales de los años 20 y principios de los 30. De ese modo,
se reconstruirá el contexto en que se gestó y realizó la Misión Dakar-Djibouti.
La sección comenzará evocando la atracción por lo exótico y por el arte negro
manifestada por los movimientos artísticos de vanguardia, movimientos a los que
pertenecieron algunos de los miembros de la Misión Dakar-Djibouti.
En
segundo lugar, un apartado se dedicará a la presentación de algunas de las
principales travesías automovilísticas que se realizaron en África al principio
del siglo XX: la Cruzada Negra Citroen (1924-1925), la travesía Renault cruzando
el Sahara hasta Gao (1927), y la travesía de Jean Vallée (1929) desde Argelia,
según el periplo
Dakar-Bamako-Tombouctou-Argel-Gao-Niamey-Ouagadougou-Bamako-Dakar en vehículos
Peugeot. También periplos de tanta resonancia posterior como el viaje al Congo y
al Tchad de André Gide y Marc Allegret (1924-1925). De ellas, se prestará
especial atención a la Cruzada Negra Citröen (1924-1925). La razón principal
radica en la riqueza de documentos que se generaron en torno al proyecto ideado
por André Citroen y llevado a cabo por Georges-Marie Haard. En seis vehículos
Citroen especialmente diseñados para la ocasión y movidos por cadenas, los
miembros de la
Croisière atravesaron el continente africano de norte a
sur desde Colomb-Béchard hasta Ciudad del Cabo, para alcanzar finalmente
Tannanarive, la capital de Madagascar. Esos documentos gráficos, principalmente
las fotografías realizadas por Georges Specht, las pinturas de Alexandre
Iacovleff y las filmaciones de Léon Poirier, condicionaron en gran medida la
recepción de lo negro en la Francia de principios del siglo XX. Imágenes
exóticas de un África en proceso de desaparición a causa del avance de la
civilización; civilización encarnada en las representaciones de los vehículos de
la
Croisière avanzando por, y abriendo, los tortuosos caminos de la
sabana y la selva africana.
El
profesor Bergonier con "femmes à plateaux". Esposición Colonial Internacional de
París de 1931
Seguidamente, se dedicará un ambiente de la sección
a las fotografías producidas por la Administración Colonial representándose a sí
misma en su tarea civilizatoria y patriótica. El discurso colonial latente en
los documentos gráficos de la Cruzada Negra Citroen, pasa a un primer plano.
Fotografías del trabajo fabril (metalurgia, industria eléctrica, etc.), de las
grandes explotaciones agrícolas, (tabaco, algodón, cacao, maíz, etc.), de
infraestructuras (hospitales, puestos comerciales y militares, juzgados,
ayuntamientos, escuelas, estaciones de tren, puentes, etc.) de recepciones de
los administradores coloniales en las regiones sometidas, de escenas de caza, de
las misiones católicas y la acción misionera, etc..
Finalmente, se
prestará atención a dos de los espacios más importantes de divulgación de la
ideología colonial en Francia: las exhibiciones humanas de las etnias
colonizadas o “villages noirs”, y las Exposiciones Coloniales, principalmente la
de 1931.
En las imágenes y documentos de los “villages noirs”, se podrá
ver cómo la alteridad cultural se muestra en toda su extrañeza, fabricada e
impostada, reducida en definitiva al estado de salvajismo defendido por el
evolucionismo cultural. Imágenes impresionistas que juegan con las poses de los
sujetos representados y que escenifican una cotidianeidad impostada y ficticia.
De ellas, se prestará una atención especial a las imágenes de las famosas
“femmes à plateau”, cuyas expansiones labiales y desnudez llamarán la atención
del gran público y de las visitas escolares.
En el caso de las
Exposiciones Coloniales realizadas en Francia en los años 20 y principios del
30, se producirá un cambio importante. A las imágenes exóticas, se sumarán otro
tipo de representaciones más positivas de los colonizados a raíz de su
participación en la Primera Guerra Mundial.
De ellas, la más importante
fue la de París en 1931. Su finalidad no fue otra que dar a conocer las riquezas
materiales y humanas de las colonias a la metrópoli. A su inauguración
asistieron algunos de los integrantes de la Misión Dakar-Djibouti, que partiría
sólo unas semanas después hacia el continente africano desde el puerto de
Burdeos. En el contexto de la crisis económica de los años 30, el gobierno
francés puso todo su empeño para que la Exposición fuese un éxito, entendiendo
que era necesario hacer ver y entender al público la importancia de las colonias
en un momento en que muchos cuestionaban su necesidad. En la muestra, también
habrá un espacio dedicado a algunos ejemplos de crítica y resistencia
anticolonial con motivo de aquella Exposición Colonial.
Reparación de objetos para ser enviados a Francia en la estación de
Tambacounda. Misión Dakar-Djibouti, 1931. Senegal. Copia sobre papel baritado,
18x13. Fondos Marcel Griaule, ParísLa sección se cerrará con la
proyección en pantalla líquida de una selección de fragmentos de la película de
Marc Allegret, compañero de viaje de Andre Gide,
Voyage au Congo (1929).
1.2. Los distintos ambientes temáticos de la sección son:
1.1- Espectáculos y arte de vanguardia.
1.2- Viajes, exotismo y
travesías automovilísticas: la Cruzada Negra Citroen (1924-1925),
Retour au
Chad et Voyage au Congo de Andre Gide y Marc Allegret, etc.
1.3- La
administración colonial representada por sí misma: fotografías de la
arquitectura administrativa colonial, del trabajo fabril, agrícola, vías de
comunicación, acción misionera, obras públicas, etc.
1.4- Exposición
Colonial de Paris de 1931.
2. La misión etnográfica Dakar-Djibouti y
el fantasma de Africa en este contexto Esta sección se dividirá en
tres partes:
En la primera parte de la sección, se recopilarán una serie
de documentos producidos con motivo de la preparación de la Misión. El recorrido
a través de ellos permitirá al espectador ver la magnitud del acontecimiento así
como las múltiples dimensiones de su carácter. Los documentos oficiales del
Museo de etnografía del Trocadero, principalmente los diversos “rapports” del
proyecto de la Misión, rehechos en varias ocasiones según se iba definiendo
(instituciones participantes en la subvención, número de participantes, material
para transportar, recorrido, duración, etc.), el “rapport” de aprobación ante la
Cámara de Diputados de la subvención que posibilitaría la realización de la
Misión, etc., permitirán ver la dimensión política, colonial y etnográfica del
acontecimiento. Cabe recordar dos de las ideas principales que llevaron a la
aprobación político gubernamental de la Misión; una de ellas afirmaba que
mediante el conocimiento de las costumbres indígenas sería posible una actuación
colonial más efectiva a la par que más humana. La otra, valoraba la importancia
de recolectar objetos etnográficos con la finalidad de crear en Francia un museo
de etnografía a la altura de los que ya poseían los grandes imperios coloniales
como Inglaterra o Bélgica. Los documentos sobre la gala de boxeo
Panamá
Al-Brown a la que asistieron personalidades importantes de la sociedad
parisina como los condes de Noailles, Pablo Picasso o Josephine Baker, y los de
la exposición del material de intendencia de la Misión en el Museo de etnografía
del Trocadero, mostrarán la dimensión popular del acontecimiento.
Seguidamente, en la segunda y tercera parte de la sección, se
reconstruirá a partir de los objetos recogidos y del material documental
producido durante la Misión (fotografías, fichas de información etnográfica,
planos, cuadernos fotográficos, agendas, etc.), el relato de su recorrido a
través del continente africano. En el caso de las fotografías, se prestará
atención al modo en que la Misión se representó a sí misma tanto realizando el
trabajo etnográfico, como realizando tareas cotidianas. En este sentido, se
recopilaran tanto fotografías de carácter etnográfico de las etnias visitadas
durante el recorrido, como imágenes de los miembros de la Misión durante sus
desplazamientos, realizando entrevistas etnográficas, desempeñando la función o
el rol que se les había adscrito antes de la partida: Michel Leiris escribiendo
a máquina, Marcel Griaule revelando fotografías, Eric Lutten filmando con la
cámara, André Shaeffner realizando grabaciones magnetofónicas, etc., embalando
los objetos recogidos, mostrando a modo de propaganda el material donado por los
patrocinadores de la Misión, reparando tramos de calzada impracticables, etc. En
el caso de los objetos etnográficos recolectados, varios son los criterios
utilizados para su selección. En primer lugar, mostrar un elenco variado que
desligue esta función recolectora de la Mision del tópico tan extendido que
relaciona casi de manera exclusiva misión Dakar-Djibouti con los fetiches,
estatuillas y máscaras dogón. En este sentido, se pretende dar una muestra de lo
recogido a lo largo de todo el recorrido. En segundo lugar, la insistencia en el
mismo tipo de objetos (por ejemplo, es obvia la abundancia de muñecas o de
gorros de circuncisos, o estatuillas), tiene el sentido de poder hacer un
montaje comparativo donde se aprecien las diferencias formales, sustrayendo así
estos artefactos de las categorías uniformizadoras donde toda diferencia
desaparece bajo los rótulos tan al uso en el momento de “arte tribal”, “arte
negro”, etc. Por último, se ha primado no tanto el objeto monumental, cuanto el
pequeño objeto surgido de la interacción social cotidiana que, una vez
convertido en objeto museístico, también ha contribuido a la construcción del
imaginario africano en la conciencia europea.
En resumen, con el
material recopilado se intentará poner de manifiesto dos cosas. La primera, el
carácter reflexivo de todo trabajo etnográfico, que hace que sea imposible hacer
etnografía sin dejar huella sobre las condiciones en que se ha realizado el
trabajo de campo. La segunda, mostrar cómo los documentos públicos y mundanos
que generó la Misión, contribuyeron poderosamente a la variada recepción de “lo
negro” en el ámbito de la cultura y la conciencia pública francesa y europea.
La última parte de la sección, prestará atención a los acontecimientos
celebrados en el momento de la llegada a París de la Misión, a su cobertura
mediática, así como a las publicaciones y filmes resultantes del material
documental recogido. Respecto a los acontecimientos celebrados, se recopilarán
los documentos periodísticos y fotográficos de la recepción de los miembros de
la Misión, así como la exposición del “botin” en el Museo de etnografía del
Trocadero en 1933. La exposición se cerrará con la proyección de una selección
de fragmentos en pantalla líquida de los dos documentales que se montaron a
partir del material filmado durante la travesía:
Sous les masques noires
y
Au pays des dogons. Se trata de dos documentos fílmicos de gran
importancia, en que se pone de manifiesto el carácter poliédrico de la Misión;
etnografía, exotismo y colonialismo se dan la mano sentando las bases del cine
etnográfico en Francia cuyo máximo representante será un discípulo de Marcel
Griaule, Jean Rouch.
ENTIDADES QUE HAN
COLABORADO EN LA EXPOSICIÓN: Musée du Quai Branly (París),
Bibliothèque Forney (París), Bibliothèque l’heure joyeuse (París), Fonds Marcel
Griaule (Bibliothèque Eric-de-Dampierre, Universidad de Nanterre), Bibliothèque
littéraire Jacques Doucet (París), Bibliothèque centrale du Muséum National
d’Histoire Naturelle (París), Musée Picasso (París), Museo Nacional Reina Sofía
(Madrid), Centre Georges Pompidou (París), Bibliothèque de l’université Charles
de Gaulle (Lille), Universidad de Valencia, Gérard Lévy y Pierre Moos
(coleccionistas privados).
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