Reseñas de libros/No ficción
Álex Sàlmon: El enigma Ciutadans (La Esfera de los Libros, 2007)
Por Rogelio López Blanco, martes, 3 de julio de 2007
En las elecciones al Parlamento Catalán de noviembre de 2006, 89.840 votantes lo hicieron por Ciutadans de Catalunya/Partido de la Ciudadanía, lo que supuso que tres miembros de esta nueva organización, encabezados por su joven presidente Albert Rivera, accedieran a tres escaños. Esta es la culminación de una historia cuyos entresijos relata en una magnífica crónica el director de El Mundo en Cataluña, Álex Sàlmon.
Todo parecía haber comenzado con el hartazgo de unos intelectuales decepcionados por la continuidad de la hegemonía nacionalista tras comprobar cómo el gobierno del tripartito, nacido en 2003 y con la esperanza Maragall al frente, seguía la senda marcada por el pujolismo, cuando no incrementaba las exigencias debido a la presencia de los ultranacionalistas de ERC. Pero no fue así, como se encarga de precisar el autor al abordar los antecedentes, sobre todo aquellos relacionados con las asociaciones relacionadas con la defensa del castellano de los años 80 y 90 y otros foros e iniciativas de distinto carácter que durante años se habían movilizado contra la imposición del nacionalismo obligatorio, en particular en la enseñanza a través de la ingeniería de la lengua.
De esta forma, remontándose en el tiempo, Álex Sàlmon destaca cuatro elementos que confluyen hacia la creación de Ciudadanos, la mencionada tradición de la lucha por el castellano y la educación bilingüe, la coyuntura política particular de la escalada nacionalista plasmada en la artificiosa necesidad de un nuevo Estatut de máximos, el hartazgo que se detectaba en la sociedad (que quedó empíricamente demostrado cuando la abstención superó a la participación en el referéndum de ese Estatut, en parte desbastado por las Cortes) y la postura crítica de los intelectuales. Fueron éstos quienes detectaron que podía haber un vacío de representación política, que una parte de la sociedad estaba alejándose de una clase política y mediática mayoritariamente ensimismada en la cultura política catalanista, tan volcada en sus obsesiones por la construcción de la identidad nacional que se había despreocupado de los verdaderos problemas que asolaban a la sociedad.
El autor pone de relieve las contradicciones y tensiones dentro del movimiento, sus puntos débiles y el largo camino del decantación política e ideológica que les queda por recorrer. También alude al potencial de tensión entre el grupo fundador y la deriva que pueda adoptar la dirección del nuevo partido y la rivalidad entre el ala liberal y la progresista o izquierdista del mismo
El grupo promotor de Ciudadanos no sólo supo diagnosticar los métodos excluyentes de ese nacionalismo trasversal y las consecuencias asfixiantes de su dominio del espacio público y esterilizadoras en el plano socioeconómico, sino que además construyó un atractivo discurso alternativo basado en la defensa de los derechos individuales frente a los colectivos, recogiendo ahí lo mejor de la herencia ilustrada y de las revoluciones liberales y democráticas.
A esta altura del comentario, hay que subrayar el fino olfato del autor y su capacidad crítica, de la que da sobradas muestras a lo largo de un texto nada complaciente. Pone de relieve las contradicciones y tensiones dentro del movimiento, sus puntos débiles y el largo camino del decantación política e ideológica que les queda por recorrer. También alude al potencial de tensión entre el grupo fundador y la deriva que pueda adoptar la dirección del nuevo partido y la rivalidad entre el ala liberal y la progresista o izquierdista del mismo. Pero más interesante aún es señalar que, a diferencia de una mayoría de compañeros de profesión de Barcelona, Sàlmon fue sumamente perceptivo para detectar las ansias de cambio de una parte de la sociedad y el efecto de la interacción entre ella y los intelectuales fundadores.
Para llegar a culminar el proceso que dio lugar al éxito electoral hubo, pues, una intrahistoria de dudas, rupturas, debates y críticas, entre las que sobresalen las de los partidos rivales y analistas, las más tan destempladas y agresivas que revelaban un creciente nerviosismo, y el comportamiento hostil de la mayor parte de los medios públicos y privados, que primero emplearon el cordón sanitario del silencio y luego el recurso a los golpes bajos, como fue el caso de la manipulación de la información sobre la supuesta militancia de Albert Rivera en Nuevas Generaciones.
En definitiva, se trata de un libro ágilmente escrito, entretenido y, sobre todo, muy profesional. Es importante precisar que el autor pone al alcance de los lectores de toda España un relato de los acontecimientos que, pese al rigor y profundidad con que trata los distintos aspectos, no necesita de conocimientos previos sobre la política catalana ni cuenta con sobreentendidos que dificulten la comprensión cabal de lo que expone. Breve, bueno y accesible, no se lo pierdan.