Death Proof es un pastiche con persecuciones de coches. Lejos quedó la magnífica Pulp Fiction. Un especialista de doblaje de escenas peligrosas con coches, totalmente ido y pre-jubilado, se dedica a matar en la carretera a tías buenas en bellos bólidos. Su debilidad: las largas persecuciones o los choques frontales; y la elección de sus víctimas, escrupulosa: todas 90-60-90.
La película se divide en dos tiempos y dos grupos de bellezas. Stuntman” Mike (un Kurt Russell perfecto para el papel) se dedica a rastrear las carreteras secundarias de Texas al volante de un bólido preparado para preservar, cuanto sea posible, la integridad de su conductor incluso en choques frontales. Por su parte, las chicas, hablan de sexo, de hierba etc. en una dialéctica propia de adolescentes de hoy en día.
Menos mal que la banda sonora vale la pena
El conductor diabólico asesina al primer grupo de cuatro chicas con un choque frontal que se nos retransmite ralentizado y desde diversos ángulos, ofreciendo todo lujo de detalles. ¡No vayamos a perdernos una gota de sangre!
Catorce meses después, recuperado de sus pocas costillas rotas y contusiones, da con otro grupo para quitar el hipo (sobre todo la magnífica Rosario Dawson), al que perseguirá largamente por carreteras polvorientas entre campos interminables. Pero esta vez, ellas son mejores que él y se lo acaban cargando.
Todo esto – que no es mucho -, aderezado con un montaje sucio, con cortes de imagen, secuencias en las que va y viene el color, brusquedad de la cámara, etcétera, recordando primerizos con poco presupuesto, pero en general con buenas ideas, aunque este no es el caso. Menos mal que la banda sonora vale la pena y mitiga la indignación de tiempo y dinero perdidos.