Él la llamó gorda reiteradamente en público, y ella, al llegar al domicilio compartido, se lo cargó. Llevado el caso ante los tribunales de justicia, un juez de la Audiencia de Barcelona ha condenado a la asesina a 2 años de cárcel, rebajando la pena por apreciar en la condenada “un disturbio emocional motivado por los comentarios despectivos del novio”
Juan Antonio González Fuentes
Mató porque la llamaron gorda. Sí, como lo oyen, o mejor dicho, como lo leen. Ocurrió en la localidad barcelonesa de Abrera, en el domicilio familiar de la pareja. Desde luego el tipo no era un dechado de buena educación, ni sus modales deberían tomarse como ejemplo en las escuelas de urbanidad y comportamiento refinado. Durante una cena familiar en un local público él la llamó a ella varias veces “gorda”. Desconocemos si ella es o está gorda (¡¡qué riqueza de matices la del verbo español!!). Quizá sí lo esté, quizá no, incluso el asunto puede depender de gustos y de apreciaciones.
La cuestión es que él la llamó gorda reiteradamente en público, y ella, al llegar al domicilio compartido, se lo cargó. Llevado el caso ante los tribunales de justicia (ja, ja, ja, ja…), un juez de la Audiencia de Barcelona ha condenado a la asesina a 2 años de cárcel, rebajando considerablemente la pena por apreciar en la condenada “un disturbio emocional motivado por los comentarios despectivos del novio”. Mató porque la llamaron “gorda”, y le caen dos años de condena. Este es el resumen de la historia.
La historia quizá no deje de ser una simple anécdota, pero una anécdota a la que se le pueden dar algunas vueltas hasta hacerla significativa. Aquí dejo planteadas algunas preguntas de difícil respuesta. ¿De haberse dado el caso al revés, en cuanto al género de víctima y verdugo, hubiera sido la condena igual o parecida? ¿Es un agravante el llamar a alguien gordo o gorda en local público en vez de hacerlo en la intimidad? ¿El insultar a alguien justifica de alguna manera que la respuesta sea el asesinato? ¿Es “gorda” un insulto, o un diagnóstico? ¿Dos años de cárcel es castigo suficiente para un asesinato?…
Podría seguir así durante un buen rato. Podría añadir preguntas y más preguntas en torno al asunto aquí planteado. Podría seguir adentrándome en el laberinto de cómo se imparte justicia en España o en cualquier otro país del mundo. Podría poner en solfa todo el sistema judicial español por sentencias tan anómalas y fuera del sentido común como la aquí comentada. Podría sumar y sumar un cúmulo casi infinito de sentencias tan flagrantemente absurdas como la que nos ocupa. Pero sería un ejercicio inútil, una pérdida de tiempo. Al final tan sólo hay un muerto y una gorda. Alguien debería comenzar un régimen.
Últimas colaboraciones de Juan Antonio González Fuentes en Ojos de Papel:
-LIBRO (novedad septiembre): P. D. James: Muerte en la clínica privada (Ediciones B, 2009)
-LIBRO: Stieg Larsson: Millennium 3. La reina en el palacio de las corrientes de aire (Destino, 2009).
-PELÍCULA: Niels Arden Oplev: Millennium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres (2009).
Más de Stieg Larsson:
-Millenium 1. Los hombres que no amaban a las mujeres (Destino, 2008)
-Millennium 2. La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (Destino, 2008)
NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.